domingo, 16 de febrero de 2014

Pequeñas perlas


La verdad es que cuando abres los ojos y admiras la aurora de rutilantes destellos junto a los briosos caballos de Faetón, recorriendo el firmamento, te sientes privilegiado por lo que ves, lo mismo que al oír el llanto de tu hijo pidiendo comida, o cuando juguetea con sus manos dándose cuenta de su existencia, mientras ella se sorprende del sabor de una fresa al probarla por primera vez o del olor del romero o de los colores de las margaritas.
Cuando aspiras el aire después de llover  y todo se muestra reluciente a tu alrededor y cerca de ti ves a unos niños con trajes de baño multicolores que se zambullen en el agua, dando sus primeros pasos para nadar.
Cuando tus ojos se reflejan en los suyos, limpios como un lago de transparente calma, o escuchas el maullido del gatito buscando a la madre.
Cuando corres chorreando de sudor  y los trinos de los pájaros van formando una especie de bóveda verde llena de sonidos envolventes.
Mientras sentado bajo la nave de la basílica escuchas el órgano cogiendo su mano y la música sin pretenderlo te da alas, verdaderas alas que te sobrecogen  y emocionan, lo mismo que esos truenos que desgarran el cielo antes de descargar la tormenta, para después hacer aguas, aguas torrenciales que colmaran los paseos, llenaran los campos de charcos, desbordarán ríos...
Cuando llega la noche te desnudas de todos tus disfraces, la abrazas sin condiciones, porque sí, y el viento afuera como un monstruo deforme, ulula sin descanso, el chapoteo de la lluvia golpea los cristales de la buhardilla y tú te encuentras calentito bajo el manto de la noche.
A decir verdad, todo esto y muchas otras pequeñas perlas engarzadas unas con otras forman una cadena desde el amanecer hasta la noche que por breves momentos te hacen olvidar el resto que a ciencia cierta es mentira, la gran mentira de un mundo que no sabe adonde va, como un gigantesco buque sin timón, a la deriva.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Pepi and the sailboat"
Acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 60 x 40 cm



En Aranjuez a 15 de febrero de 2014

jueves, 6 de febrero de 2014

¿Porqué no?


¿Porqué se dice de algunas personas que tienen lágrimas de cocodrilo? 
Ó, ¿porqué los periquitos o los loros hablan y los otros pájaros no?
¿Porqué las hormigas se afanan en guardar comida en el verano?
¿Porqué los elefantes no llevan reloj o las ranas zapatos de tacón?
O se dice de los perros que son los animales más fieles,
¿porqué en el antiguo Egipto se consideraba a los gatos animales divinos?
Ó, ¿porqué se dice el que  no llora no mama?;
no llores, no estés triste, es un lujo que no te puedes permitir, sobre todo porque cuando ríes, te conviertes en una cascada por la que sale a raudales tu alegría, mientras tus ojos chispean como lejanos luceros.
Probablemente los gatos estén más atentos a otros mundos además del nuestro  y que sin duda existen sin percatarnos de ello. Tal vez nos protejan de peligros acechantes, quizá por todo lo anterior en el país del Nilo, se les tomara en la más alta consideración.
Los perros son fieles a su amo sin duda, porqué si éste les encierra todo el día por tener que trabajar fuera de casa, cuando regresa, el  animal se vuelve loco prodigándose en caricias y es que no le queda otra salida al pobrecillo.
Los elefantes ya tienen bastante con repartir  trompazos a todas las pequeñas bestias que intentan encaramarse hasta su lomo, que por otra parte deben de perderse en esa inmensa altura, además se mueven pacientemente sin importarles el tiempo que invierten, ¡Ah y  las ranas no llevan zapatos de tacón porque no se han planteado bailar flamenco y por eso brincan de un lado a otro de cualquier charca tan ricamente!
Las hormigas guardan la comida durante el estío porque cuando llega el invierno, no quieren estar hechas un asco como les sucede a las cigarras.
Yo no he visto llorar a ningún cocodrilo, claro que sólo les conozco, cuando alguna vez he ido al zoo, les miré a los ojos y desde luego estaban muy aburridos, pues el lugar destinado para ellos es tan exiguo como el de los leones, jirafas y  otras tantas especies animales, así que no me extraña que lloren de rabia más que nada.
También se llama guarros a ese tipo de  personas que suelen hacer cosas sucias a otros seres humanos  y como al cerdo le gusta la basura, pues por eso se les asocia a este animal del que por cierto se aprovecha todo y del que me gustan hasta sus andares de lerdo. Después de todo, no hay mejor abono para las plantas que el estiércol y cuanto más se les eche más lustrosas crecen, aunque las rosas no dejan de serlo, aún teniendo espinas.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Pepi and the fish"
Acrilic on board
Signed and dated in 2013
Dimensions: 40 x 60cm


Aranjuez  a 6 de febrero de 2014