domingo, 22 de febrero de 2015

Lena


Subió gateando sin darse un respiro, detrás de algo azul, se le antojaba un pájaro con muchas alas que el viento zarandeaba sin parar; así llegó hasta la copa del árbol más alto de la calle, cuando estaba a un tris de alcanzarlo, se lo arrebató el incansable aire,  con la boquita abierta y sus ojillos verdes de par en par, se quedó de una pieza, al mirar hacia abajo, le dio un vuelco el corazón, ¿qué hago? -se preguntaba-, al  rato, apareció un gorrión y  le contó sus cuitas, pero éste le dijo de la premura que tenía por conseguir comida para sus pajarillos y se marchó brincando de rama en rama.
 
La gatita no veía nadie a quien acudir, lejos de  su casa, además empezaba a sentir sed. Más tarde apareció un saltamontes, habiéndole contado lo que le ocurría el insecto le dijo que necesitaba encontrar un hueco en el tronco donde guarecerse del frio de la noche.
 
Al poco, apareció una mariquita que tampoco pudo ayudarle pues tenía una cita con su amiga Pepa, una mariposa muy presumida le decía, pero el único que logró distraerlo fue el mirlo que no paraba de cantar y al menos pudo deleitarse un rato con sus trinos.
 
El día iba transcurriendo, el sol empezaba a calentar y su estómago a sonar; sin atreverse a moverse, pues era tan miedosa como curiosa. Sin embargo sus sentidos maullidos fueron oídos por casualidad por Curra, la vieja perra de la señora Herminia que paseaba por allí con otros perros del barrio, ella conocía muy bien la  voz de nuestra gatita,  miró hacia arriba diciéndole: ¿Pero qué haces ahí?, ¡Baja inmediatamente, si no quieres preocupar a nuestra ama!
 
De una carrera, con mucho ruido,  pues el tropel de sus acompañantes no era para menos, fue a buscar a su dueña, quien tenía el mismo olfato que Curra, llegó a grandes zancadas hasta el enorme árbol. Llamó a Lena a voz en grito, agitando un pañuelo azul; el felino sorprendido por el objeto zarandeado, bajó en un periquete, comprobando con asombro que era semejante al que ella había perseguido.
 
Repuesta del susto, se dejaba dar lametones de la vieja perra en sus orejas, mientras tomaba el sol  repanchingada tan ricamente.
 
 
GREGORIO GIGORRO
Pepi and the cat
Acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 35  x 50 cm



Aranjuez a 22 de febrero de 2015
 

domingo, 15 de febrero de 2015

La colección Abelló


Seguían guardando en su interior ese nerviosismo de antaño, cuando esperaban a abrir algún regalo inesperado; por eso esperaron pacientemente la fila de acceso a la muestra, bajo la monumental fachada del palacio de Cibeles, en una risueña mañana, de un frio domingo de enero. Una vez dentro, empezaron a saborear con parsimonia cada pieza, como lo que es, algo único y exclusivo, atesorado poco a poco por dos personas guiadas por el buen gusto y el corazón a la par; y eso se nota, de ello, ellos dos sabían algo.
 
Pues no creo que sea de recibo acumular obras pictóricas o cualquier objeto artístico, únicamente siguiendo la moda imperante, teniendo en cuenta que el comprador lo que quiere es disfrutar de lo comprado, sin menospreciar la inversión que pueda reportar a posteriori.
 
En la colección Abelló, hay diferentes apartados de distintas temáticas (paisajes, retratos, bodegones), de muchas épocas y diversos estilos que dialogan sin problemas estéticos, en un feliz montaje, primando siempre la calidad de las obras expuestas. Aunque en lo mostrado, se aprecia mayor cantidad de trabajos españoles, también están representados talleres italianos o germánicos y no se limita a un momento histórico sino que comienza con el gótico internacional hasta llegar a Bacon, pasando por el renacimiento, el barroco, el neoclasicismo y el arte de nuestro días; no creo que mi papel sea facilitar la enumeración de las ciento sesenta piezas colgadas, como los autores en este caso no se van a enfadar, puedo deciros que me encantó la maternidad del Divino Morales, el joven gallero de Murillo, el jardín de Rusiñol, la playa de Sorolla o el doble trabajo de Modigliani, sin olvidar el clásico óleo de Picasso, soberbio en mi opinión; mención aparte merecen los dibujos tanto del malagueño como de Schiele y otros.
 
Enhorabuena, por este regalo en el corazón de Madrid, ojalá que muchas personas disfruten con ello tanto como nosotros; pues gracias a la labor de coleccionistas como el Señor Abelló, los artistas hemos podido vivir desde tiempo inmemorial de nuestro trabajo. La figura del mecenas es primordial para el desarrollo del arte y su supervivencia, es el patrimonio que vamos a dejar a las futuras generaciones, por lo cual sería conveniente que la cultura fuera un asunto de Estado, pues es algo que prestigia a quien lo fomenta, ayudando a crear una imagen personal y duradera frente al resto del mundo.
 
GREGORIO GIGORRO
"A correr"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2011
Medidas: 19 x 59 cm




En Aranjuez a 15 de febrero de 2015
 

sábado, 14 de febrero de 2015

Pedro



A buen seguro, que le criaron entre algodones, fue el más pequeño, el tercero, el inesperado; vino a este mundo una primavera muy lluviosa, aquel mes de abril se calaron hasta las ideas. Creció robusto, risueño y muy juguetón, era el juguete de sus padres y hermanos, aunque un poco torpe de movimientos; empezaron a darle importancia cuando notaron que el niño no hablaba y su mirada vagaba absorta por su habitación, en el parque, en cualquier lugar..., y comenzó el rosario por las consultas de médicos de todas las especialidades, para diagnosticar su estado.
 
A pesar de todos los esfuerzos, no evolucionaba ni de lejos, como el resto de sus hermanos, deportistas, buenos estudiantes y ejemplares hijos. Pedro, seguía parado, sin parpadear, inmóvil sin dejar de mirar los trenes incansables que llegaban y partían desembuchando ríos de personas.
 
Él, continuaba en su mundo, de pie; su madre así parecía, se dio cuenta de la presencia de un hombre de mediana edad que le observaba también sin perder ripio, la mujer se le acercó y con voz cansada le dijo: "Lleva cuatro horas sin moverse, sin dejar de ver, el ir y venir de la vida, bajo la inmensa bóveda de la estación, sin esperar a nada, a nadie y tiene ya dieciséis primaveras". Debe ser muy doloroso para usted, no lo dudo y una lástima para él, podría ser mi hijo; le respondió el señor. Pero señora, continuó, este batiburrillo de gente deambulando de un lado para otro, frenética, sin respiro, sin mirarse, sin verse, ¿ Adónde creen que van, qué vacío pretenden llenar...?
 
¿Qué y a quién creen que esperan o hacia dónde van? A lo mejor, aguardan a un tal Godot y a lo peor ni siquiera lo saben.

PILAR CUNS
Gregorio Gigorro


En Aranjuez a 14 de febrero de 2015