domingo, 16 de junio de 2024

Su Majestad

 ¡Pobre doña Juana!, la lluvia chorrea por los cristales mientras el Duero discurre lentamente a sus pies, es el mes de abril, su mirada está perdida, la salud maltrecha, ha echado a perder su vida después de estar encarcelada cuarenta y seis años en Tordesillas, sin embargo sigue esperando, ¿a qué, a quién, porqué?

Ella, que todo lo pudo poseer, fue desposeída de todo, hasta de su libertad. Juana I, reina de Castilla, Aragón, Valencia, Mallorca, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, condesa de Barcelona, Archiduquesa de Austria, Señora de Vizcaya, amén de los reinos de ultramar; fue un peón más en la política matrimonial promovida por sus padres los Reyes Católicos con el objetivo de aislar a Francia.

Nada queda de aquel retrato que ví en Madrigal de las Altas Torres, en el palacio de Juan II, su abuelo materno, quizá algo de cordura a pesar de todo. Todos se aprovecharon de ella, su mismo padre quien después de incapacitarla para gobernar la encerró en 1509 en el castillo palacio de Tordesillas, su marido a quien no le hacía gracia su papel de rey consorte, los comuneros más tarde vieron una esperanza en la reina, también su mismo hijo el  emperador estuvo interesado en que su madre no cambiara ni de residencia ni de situación.

Su mejor consuelo en este calvario fue Catalina, la menor de los 6 hijos que tuvo con Felipe de Borgoña, no obstante también la abandonó para casarse con el rey de Portugal; pero continúa esperando, precisamente alguien hoy la viene a visitar.

Casi medio siglo encerrada hace mella en el más pintado, en unas condiciones nada propicias ni para la salud física ni mental, en este sentido se la conoce popularmente como Juana la Loca, recuerdo el óleo de Francisco Pradilla (Museo del Prado) representada con aire ausente junto al féretro de su amado rodeada por el cortejo, una obra que destila romanticismo y buena mano, esa visión de su majestad continuó todo el siglo XX aunque de un tiempo a esta parte investigadoras como Bethany Aram, Segura Graiño entre otros están revisando esa imagen de una mujer dominada por hombres; es llamativo saber que la abundante correspondencia de la reina exponiendo sus quejas en lo que se refiere a sus carceleros gran parte ha desaparecido en Simancas y hasta en la época de Felipe II siguió destruyéndose, ¿porqué?

No digo que no tuviera desarreglos en su conducta, se ha hablado de esquizofrenia, con su misma madre tuvo frecuentes desencuentros, no por ello la dejó de nombrar heredera ya que sus hermanos Juan e Isabel habían fallecido aunque de la última nació el Príncipe Miguel murió muy pronto. Isabel I de Castilla dejó escrito que si por ausencia o por incapacidad para gobernar de Juana, la Regencia la ejercería Fernando su marido hasta la venida del Principe Carlos.

Los comentarios sobre Juana, del Arzobispo de Córdoba y del Embajador en Flandes la dejan en buen lugar asi como la entrevista que los comuneros mantuvieron con ella en Tordesillas, encontraron a una mujer dueña de sí misma que por nada del mundo perjudicaría a su hijo.

En su mirada se vislumbra esa chispa cuando recuerda aquel viaje azaroso hacía Flandes, los jóvenes esposos no se conocían aún, ella tenía 17 años, sus hermanos habían fallecido, se despedía de su familía cuya corte era austera y muy religiosa muy distinta a su nuevo hogar, se casaron en 1496, fue un amor a primera vista, duró poco ya que su marido era muy mujeriego y a ella le perdieron los celos, la súbita muerte de éste en 1506 la destrozó.

Los recuerdos van y vienen mientras espera, de pronto se ve jovencita acompañando a sus padres para recibir a Colón en Barcelona de regreso del nuevo mundo o aquel día en la Catedral de Toledo junto a su esposo donde se les recibió como los nuevos reyes...

Por fín anuncian la esprada visita, se trata de Francisco de Borja que a  instancias de Carlos V preocupado por la salud de su madre accede para que éste le cuente el estado de la Reina, la noche anterior a su muerte; había nacido en Toledo el 6 de noviembre de 1479, murió el 12 de abril, viernes santo de 1555 a los 76 años de edad, había permanecido confinada casi medio siglo, afuera continuaba lloviendo en aquel mes de abril.

Fotografía Gregorio Gigorro

En Aranjuez el 16 de junio de 2024





domingo, 2 de junio de 2024

El Santo Ángel Custodio

        

El arco enorme del puente que cruza el río manso no quiere dejar de reflejarse en el agua como si de un ojo gigante y vanidoso se tratara, dando la espalda a esa parte de la ciudad que mira a la Vega baja.

Cerca de allí una presa flanqueada por dos molinos hace que el agua resuene atravesando la verdura de sus orillas.

Cuenta una leyenda que en el siglo XI un rey árabe con motivo de sus esponsales, obsequió a sus invitados con la riqueza que un barco había extraído del fondo del río, la celebración tuvo lugar en su palacio estival construido sobre una palestra romana. Ese es el origen del cigarral más antiguo de Toledo, donde paseo por sus extensos jardines en este mes de mayo florido y hermoso, un lugar exuberante lleno de gente que acude a la romería del Santo Ángel Custodio, cuya cofradía se fundó a principios del XVII, abierto únicamente para dicha ocasión.

Pasando por la carretera que va a la Puebla de Montalbán, no puedes imaginar lo que hay detrás de la formidable portada del renacimiento toledano trasladada hasta aquí desde el Palacio Munarriz en el casco histórico; detrás de la cual se extiende un paseo frondoso, solado con ladrillos en espina de pez, de raigambre romana alternados con guijarros en los laterales, rodeado por todo tipo de flores tanto en macetas como en la tierra, abriéndose en plazoletas con rotundas fuentes de piedra y miradores con otra perspectiva de Toledo, quizá menos conocida.

Se llega hasta la ermita, donde las campanas no cesan de repicar mientras el susurro de la fuente da el frescor y la gracia al lugar abarrotado de personas paseando, bebiendo, comprando roscos del Santo...; dicho templo es una sobria construcción en cuyo interior destaca un lienzo de Vicente Carducho situado en el testero, amén de otros de gran valor, justo debajo se extiende una gran terraza sobre el río jalonada por infinidad de fruteros de terracota rojiza, con el contrapunto de la música de Jazz.

El protagonismo del agua y el jardín hacen que la arquitectura casi desaparezca invadida por la espesura de la vegetación; los tímidos surtidores de las fuentes, la umbría de cada rincón dispuesto para el descanso, todo ello invita al sosiego, a la calma.

Pero como les decía este cigarral tiene una dilatada historia, después de la reconquista y con el transcurrir del tiempo se fueron construyendo en los montes estas casas de recreo para huir del mundanal ruido de la ciudad,  los cigarrales desde los siglos XV, XVI, XVII hasta nuestros días se encuentran sobre todo al sur, con estupendas vistas de la urbe; pues se sabe que perteneció al Marqués de Villena durante el renacimiento y más tarde en época barroca a don Bernardo de Rojas y Sandoval, Arzobispo de Toledo quien cedió parte de la finca a los Capuchinos descalzos, hasta que éstos se trasladaron cerca del Alcázar, a partir de ahí se convirtió en vivienda privada, fue él quien encargó el templo a Juan Bautista Monegro en 1631, también logró convertir el lugar en un centro de artistas como Lope de Vega o Tirso de Molina, éste último dedicó una obra a los cigarrales toledanos, hay que esperar al siglo XX cuando la poetisa Fina Calderón lo compró volviendo a ser un foco cultural a nivel internacional, más tarde cayó en un estado de abandono y en los años 90 Seguros Solís restauró el esplendor perdido, dedicándolo a celebraciones, cosas de la vida.

La tarde continúa su camino, nosotros solos bajo el sol caminamos por un paseo de esbeltos cipreses alternados con fustes de columnas de granito, abrazados por rosales, al fondo el monte salpicado de cigarrales entre las encinas y los pinos.

Lo más hermoso siempre se encuentra en el interior, por ello descubrirlo es una grata sorpresa.

GREGORIO GIGORRO
Fragmento de un boceto de San José y el niño Jesús
Año 2024





En Aranjuez a 2 de junio de 2024