sirviendo en una casa tras otra;
me casé, en qué hora, al principio todo iba bien hasta que se torció,
mi marido digo era más bruto que un arao,
un cabrón de tomo y lomo,
encima el hijo ha salido al padre,
viviendo de la sopa boba, no hay quien se quite a ese pelmazo.
No sé yo si sale a cuenta lo de tener hijos,
el sacrificio, los sinsabores para esto, la verdad,
bueno pero a mi madre los cinco le salieron bien,
y mi padre se desvivía por ella,
igualito que yo,
yo que no se me ponía na por delante,
más alegre que unas castañuelas...
la vida me ha cambiado tanto... que me he quedado sola, sin fuerzas,
si como yo digo nunca he hecho mal a nadie,
al contrario me las han hecho doblas,
pero en fin da un respingo al ver la hora,
¡Me tengo que ir al médico!, bueno apostilla, ha sido un gusto hablar con usted,
hasta otro día,
él le responde: -Lo mismo digo, vuelva cuando quiera, añade-
Continua el ruido de los camiones detrás de las ventanas abiertas de par en par,
los cantos de los pájaros,
suenan las campanas de la torre cercana;
él sigue con sus quehaceres, en silencio.