domingo, 17 de noviembre de 2019

Venecia


Las cúpulas y las torres se recortaban sobre un cielo pastel en una mañana clara, poco a poco te ibas acercando a una ciudad única, irrepetible, abrazada por las aguas plácidas.

Era el año 1979, yo estaba fascinado por el espectáculo que disfrutaban mis ojos jóvenes, ávidos por conocer; he regresado posteriormente más veces, pero la primera siempre es la más apasionante, hagas lo que hagas.

El tiempo ha transcurrido, hoy los turistas llenan la ciudad después de descender de los transatlánticos opulentos a dos pasos del centro histórico, todo se ha masificado por todas partes, viajar se ha convertido en una moda que va a más.

Venecia es una vieja dama de salud precaria, cualquier contratiempo puede ser fatal a estas alturas para su salud. La especie humana es depredadora por naturaleza, está dándole la espalda y ella está enfadándose; el cambio climático está empezando a dar la cara.

El agua sube e inunda la ciudad, anegando lo que encuentra a su paso, no es la primera vez recuérdese la inundación de 1966 ni será la última. Ahora se reunirán los políticos, confeccionarán un presupuesto importante, elaborarán un plan de trabajo y después ya veremos.

Palmira fue saqueada y bombardeada hace nada como quien dice, Nôtre Dame se quemó hace poco, sigue sin ser reconstruida aunque los trabajos avanzan lentamente.

Las piedras son los despojos y los testigos de la historia humana, la memoria, no dejemos que se pierdan, que el mar se trague este lugar tan hermoso, sugestivo y ensoñador.

Nunca se me olvidará la escena en la que Malher y su colaborador hablan sobre que es la belleza en "Muerte en Venecia" de Luchino Visconti.

Esperemos no lamentar una pérdida que sería muy, muy lamentable por lo que representa y no tengamos que decir "entre todos la mataron y ella solita se murió".

Gregorio Gigorro
Al sol en San Marcos
Venecia- Italia



En Aranjuez a 17 de noviembre de 2019