Recorre con detenimiento el sepulcro de este español eminente, reparando en el derroche de iconografía renacentista que tanto le recuerda al del Príncipe Juan en Ávila; el primero maltratado por la guerra civil pues estuvo ardiendo días transformando el frío mármol en cálido yeso. Ahora lo encontramos en la capilla, soberbia por cierto, de la Universidad de Alcalá, antaño en La Magistral de la misma ciudad.
No deja de pensar en lo mucho que hubiese cambiado la política española si el primogénito de los Reyes Católicos no hubiese fallecido tan joven, la Casa de Austria no se habría entronizado en nuestro país o si el Príncipe Carlos le hubiese llegado a conocer, ya que éste desembarcó en Villaviciosa el 19 de septiembre de 1517 y la muerte de Cisneros se produjo el 8 de noviembre del mismo año. El séquito que acompañaba al Príncipe no tenía ningún interés en que se tuviera lugar el encuentro entre ambos.
Parece probable la fecha de su nacimiento hacia 1436 en Torrelaguna, vive practicamente en la sombra hasta 1492 en que es nombrado Confesor de la Reina Isabel, sustituyendo en el cargo a Fray Hernando de Talavera que pasó a desempeñar el de Obispo de la recién estrenada Diócesis de Granada.
Cuentan que gracias a un tío suyo, Clérigo en Roa le inició en el aprendizaje y en el interés por el saber, más tarde estudió Leyes y posteriormente Humanidades en Alcalá. Es hacia 1484 cuando se produce un cambio radical en la vida de este hombre, pues ingresa en los franciscanos en la rama de los observantes, opuesta a los claustrales, cumpliendo a rajatabla de por vida los votos de pobreza, obediencia y castidad. El ascenso se produce en 1495 al ser nombrado Arzobispo de Toledo, a la muerte del Cardenal Mendoza, su mentor. A partir de ese momento los acontecimientos le son favorables colocándole en un lugar importantísimo en la historia.
Es difícil sintetizar una existencia tan compleja ya que cultivó multitud de facetas en un momento fundamental para la construcción del primer Estado Moderno.
Yo destacaría como fundamental en su ideario la importancia dada al bien público sobre el particular, por ello se vio envuelto en un montón de disputas, de negociaciones, siempre poniendo sus miras en fortalecer el poder real, debilitando a la nobleza levantisca, en favor de la gente menuda; así acometió todas las reformas posibles debido a su cargo, utilizando la diplomacia cuando la ocasión lo requería del mismo modo que la fuerza.
No le debió de resultar nada fácil compaginar la austeridad franciscana con el boato que conllevaba desempeñar el Arzobispado de Toledo, como tampoco velar por el bien común a la vez que se le acusaba de nepotismo, al favorecer a su familia.
De las mútiples obras que llevó a cabo, una de ellas fue la creación de pósitos, para impedir la hambruna del pueblo, levantados en principio en Toledo, Alcalá, Torrelaguna y Cisneros, a la vez que defendía la agricultura, en este sentido encargó un libro a Gabriel Alonso de Herrera, amén de llevar a cabo una serie de actuaciones en Alcalá; también fue defensor de un proteccionismo económico, limitando las exportaciones de lana al exterior y fomentando las manufacturas de tejidos en nuestro país, procurando no depender tanto de las importaciones de éstos, provenientes de los Países Bajos.
Otra labor primordial fue la reforma del Arzobispado en Toledo, así como la del Clero, intentando elevar su nivel cultural, por esa razón creó la Universidad de Alcalá con un cariz netamente religioso, fomentando las lenguas orientales para mejor comprensión de la Sagrada Escritura, dando como fruto la Biblia Políglota y teniendo entre sus colaboradores a Antonio de Nebrija, utilizando para sufragar dichas empresas las cuantiosas rentas de la rica Diócesis que ostentaba.
Ejerció en dos ocasiones la Regencia del Reino en 1506 a la muerte de Felipe I, esposo de doña Juana de Castilla, anulando todas las mercedes que éste había concedido a sus partidarios; Cisneros se hace cargo del gobierno debido a las condiciones de la salud de Juana y a la ausencia de Fernando, su padre, preocupado por sus posesiones en Italia, del que por supuesto obtuvo el beneplácito para ocupar el puesto mencionado.
Al regresar el Rey Católico, premió la lealtad de Cisneros, recordemos que a la muerte de Isabel al Rey se le había expulsado del Reino que había gobernado con ella, con su vuelta el castigo cae sobre sus enemigos en tanto que al Regente le nombra Cardenal de Santa Balbina en 1507. La pocas simpatía que Fernando mostraba por Francisco no le impidió al primero reconocerle como el gran estadista que era.
La nueva dignidad recién estrenada complicaba aún más la vida de este Franciscano de corazón.
Segunda Regencia: Don Fernando murió en Madrigalejo en 1516, en su testamento se recoge que debido a la incapacidad de Juana, nombra a su hijo Alonso que era Arzobispo de Zaragoza, Gobernador de Aragón y a Cisneros de Castilla; mientras su nieto el Príncipe Carlos no viniera a España, a la sazón vivía en Flandes. Aún más se confirma el aprecio que tenía el Rey por el Cardenal. De esta manera estuvo gobernando hasta que la Parca vino a buscarle como diría Joan Manuel Serrat en su inolvidable "Mediterráneo".
Continuará.....
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En Aranjuez a 12 de noviembre de 2017