jueves, 14 de junio de 2012

La fiesta grande de Toledo



El espectáculo era tan hermoso ante mis ojos de niño, que hacía más soportable el calor de aquella mañana de julio; la primavera se había instalado entre nosotros mostrando todo su esplendor. El gentío apretujado se agolpaba a ambos lados de la calle, mientras el cortejo avanzaba solemnemente sobre la alfombra confeccionada con romero, lavanda y espliego, desparramando todo su perfume. 


Era la procesión del Corpus Christi en Toledo, ese día todo el boato y la fastuosidad de la iglesia discurrían por el recorrido tortuoso de la ciudad engalanada. Los estandartes bordados en oro, las autoridades tanto civiles como eclesiásticas vestidas para la ocasión, el arzobispo ataviado ricamente bajo palio, los niños vestidos de comunión y la Custodia, hermoso ejemplar de orfebrería del renacimiento, obra maestra en su género de un tiempo en el que las cosas se hacían para perdurar, era llevada por porteadores vestidos a la usanza del siglo XVI. La banda de música ponía el contrapunto sonoro a tanto color acompañado de las campanas de la catedral. Todo discurría bajo los toldos colocados sobre lo alto y a lo largo del recorrido para suavizar aquel sol de justicia que dejaba entrever un cielo añil intenso.


Mis ojos se llenaban del calor, del color añil, de tanto lujo desplegado ante mí, la piel se me volvía de gallina y los ojos se volvían rojos de emoción y el sudor me chorreaba por la cara. Ha pasado muchísimo tiempo desde aquella mañana y sin embargo siempre que vuelvo a Toledo y lo hago con frecuencia,  me sigo emocionando por las mismas cosas, siempre descubro algún detalle nuevo, algún rincón que se me escapa, alguna cosa por la cual esta ciudad me sigue fascinando.



GREGORIO GIGORRO

GREGORIO GIGORRO
"Desde San Ildefonso"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2.005
Medidas:60 x 60 cm



Aranjuez, 14 de Junio de 2.012