Se arrastraron como sabandijas a comer los despojos de la opípara cena, sobre la mesa grande del comedor.
Tanto barullo armaron, que la vajilla y la cubertería salieron por los aires,
rodaron los candelabros sobre las alfombras,
se rasgaron los cortinajes,
mancharon los cuadros,
mutilaron las esculturas.
Al final un incendio pavoroso, acabó con ellos.
Jardín San Lorenzo del Escorial (Madrid) En verano de 2015 |