sábado, 17 de marzo de 2018

La muñeca rota


Una mano ha disparado, perdón, ha hecho esta foto, 
ese acto, casi instintivo nos la ha regalado.

La niña asiste atónita, temerosa al espectáculo espeluznante, 
tapa los ojos a su muñeca que como ella está destrozada,
sus sueños truncados al igual que las gráciles mariposas de su vestido.

Es una lástima que sea por actitud una persona sola,
avejentada de pronto porque su mirada delata que esas ganas
de cualquier niño en su situación, le impidan crecer como los demás,
esos que tienen de todo, jugando despreocupados 
esperando a que vuelvan sus papás del trabajo.

Asiste a una guerra que ni le va ni le viene, sin escapatoria,
pero que como a multitud de personas está haciendo polvo 
a todo lo que encuentra a su paso, sembrando la muerte y la miseria
por doquier, mientras, hay seres apoltronados en sus butacas
engordando sus egos desmedidamente, 
siguen amando sobremanera a los que están en la situación de nuestra pobre niña,
eso sí cuanto más lejos mejor,
para acallar, la culpabilidad que nos es inherente como seres humanos.

Pero por el contrario hacemos oídos sordos a las necesidades de nuestros más allegados,
lamentando con frecuencia la ineficacia del poder con mayúscula,
nos quejamos pero no ayudamos al que tenemos más cerca.

Es cuestión de buena voluntad y sentido común,
pero ambos brillan por su ausencia,
así poco o nada vamos a solucionar.


Foto de Sesse Panetto



En Aranjuez a 17 de marzo de 2018