Roque era un borrico muy rico,
se relamía cada vez que Anselmo su dueño le echaba las berzas y todas las suculentas hierbas que este le servía pero con lo que se relamía realmente era con los chuches que a escondidas le regalaban los niños después de bajarse de su lomo acabado el paseo, pues nuestro burrillo era como un taxi, en aquel pueblo risueño a la vera de un mar azul intenso como su cielo.
Un día esperando bajo los naranjos de la plaza, apareció una ...
Se dio cuenta al apartar la mirada del libro de que sus retoños dormían como lirones, cerró el cuento suavemente y les dio un beso de caramelo como tantas veces les repetía, lo mismo que ellos todas las noches le decían: "Léenos un cuento mamita".
Poco importaba lo cansada que estuviese, aún a riesgo de dormirse antes que los niños, por eso les complacía, mientras él preparaba cosillas para el próximo día.
Lo que se come desde pequeño tarde o temprano acaba por aflorar de mayor, para los dos era importante un trozo de pan pero al lado siempre tenía que haber un libro y es que hay muchas formas de nutrirse, eso depende de los gustos y necesidades de cada cual.
GREGORIO GIGORRO Bajoplato 31 cm diámetro Elaborado en Centro Cerámico de Talavera 2019 |