"¡Va a llover!", cantaba un niño rubio dando vueltas mientras pedaleaba en su triciclo, una niña también cantaba: "¡va a llover!, una madre decía: "parece que va a llover, huele a tierra mojada". Ellos paseaban bajo el cielo azul oscuro y las voces de aquellos niños no dejaban de hacerles cosquillas en el oído, enseguida llegaron al jardín saludando a los árboles rosas y a los jarrones de caras blancas y risueñas, después casi de repente apareció ante sus ojos una plaza elíptica, regada por un montón de aspersores que mojaban a un niño montado en su bicicleta sobre la hierba; el cielo seguía oscureciéndose mientras el viento movía los árboles del jardín.
Y la noche siguió su camino y la lluvia el suyo, y llovió, ¡vaya qué si llovió!, el cielo se pobló de rayos y relámpagos, no paraba de diluviar; empezaron a correr los arroyos, las canales desaguaban el agua de los tejados y el viento barría las hojas de los desiertos paseos. Sentado en su hamaca, veía caer la continua cortina de agua, sin moverse pues sabía que habría tormenta aquella noche de verano, después de un día largo y pegajoso.
GREGORIO GIGORRO "El jardín" Acrílico sobre papel Firmado y fechado en 2.010 Medidas: 48 x 34 cm Aranjuez, 31 de julio de 2.012 |