domingo, 27 de febrero de 2022

Siempre

Aunque cortáramos todas las flores del campo, no lograríamos matar a la primavera, porque llega cada año irremediablemente a sentar sus reales.

Los almendros son los primeros en vestir sus mejores galas al igual que las mimosas, ellos de blanco o rosado, ellas de amarillos verdosos y reventones anuncían con sus fragancias frescas, la nueva estación.

Las cigüeñas regresan en bandadas perfectamente alineadas, con sus gritos agudos en lo alto de los cielos que se van tiñendo de azul intenso.

Las campiñas verdean en sus sembrados, las cunetas de las carreteras rebosan de flores amarillas, los ríos aumentan su caudal debido al deshielo de las montañas.

Los pajarillos muy de mañana, de rama en rama sobre los brotes que hacen acto de presencia por doquier, no cesan de cantar.

Los días se alargan, la gente corre, pasea, toma el aire mientras el sol se hace más amable.

A pesar de la pertinaz sequía hasta el último rincón del mundo vuelve a florecer y así siempre cada año todo conspira en aras de la belleza hasta el final de los tiempos.

Nada cambia realmente, el tiempo no lo cambiamos nosotros, es él quien produce esa transformación a lo largo de nuestra existencia; no hasta el punto de no reconocernos aunque hayamos vivido una y mil peripecias por el camino.

Recuerdo aquella princesa de Granada que para que no echara en falta la sierra nevada, el califa mandó plantar todas las colinas que rodeaban el palacio de almendros para que cuando florecieran cada primavera ella se encontrara como en casa, estando en Córdoba.

No olvides nunca que la primavera no es solo una estación, es una forma de vivir, parafraseando a Oscar Wilde.


GREGORIO GIGORRO
Dibujo 2022

En Aranjuez a 27 de febrero de 2022



domingo, 20 de febrero de 2022

Gustavo en su laberinto

 

Harto de estudiar jugueteaba con una pelota de ping pong sobre la mesa de la cocina, mirando abstraido a los pajarillos que saltaban de rama en rama, sintiendo como pasaban lentamente las horas; de pronto golpeó la pelota con fuerza, ésta botó un montón de veces hasta desaparecer bajo el frigorífico, se agachó para recuperarla y no había manera, la tocaba con las yemas de los dedos pero se le escurría una y otra vez.

Cuando parecía retenerla, subitamente se abrió un hueco redondo desapareciendo la pelota y él detrás empujado por no sé qué fuerza, en un segundo una boca grande se había abierto en el pavimento agrandándose; sintió que bajaba sin parar y el resto del mundo había desaparecido en un santiamén a sus espaldas.

Se encontró en otro sitio desconocido, a primera vista oscuro, poco a poco empezó a aclararse como si todo se iluminara mientras él flotaba suavemente. El lugar estaba repleto de peces de colores, donde caballitos de mar parecían sonreírle, los unicornios departían con mariposas gigantes nunca vistas por él, las plantas eran enormes, relucientes..., la sensación no podía ser más placentera.

Gustavo estaba atónito, un silencio de otro mundo invadía aquel espacio pero sin embargo él se encontraba encantado, moviéndose como pez en el agua pero sin ella; sentía su cuerpo como si fuese de goma, era capaz de hacer mil contorsiones y piruetas sin ningún esfuerzo mientras sonreía como si les conociera a todas aquellas criaturas, en una escenografía vasta, sin techos ni paredes ni suelos, todo parecía dar vueltas y vueltas y él se dejaba mecer en ese fantástico vaivén.

Entró en un embudo gigante que desembocó en una sala en forma de campana, grandísima y de luz rebosante; para su sorpresa encontró allí aquella palmera de plástico desaparecida o aquel balón, también el peine de su madre, las zapatillas de fútbol, aquel jarrón de la abuela. Pertenencias que había perdido muchos años atrás cuando era un niño.

¿Cómo habían llegado hasta allí?

En cualquier caso no le importaba el tiempo, simplemente porque para él había desaparecido, lo que le quedaba era una sensación intrauterina, vivida dentro de su madre que por nada del mundo hubiera querido perder en aquellos nueve meses y que desde luego intentó evitar sin conseguirlo. Por lo que estar en su laberinto era en ese momento su única razón de ser, tan placentera le parecía que no buscó la salida, el camino de regreso de donde había venido.

¿Para qué, porqué?, más placer no puede existir, pensaba en su interior.

Según la información recabada entre veinte hasta treinta mil personas desaparecen cada año solamente en España, imaginense en el resto de este mundo.

Cientos de casos quedan sin esclarecer, aunque sé de buena tinta que un señor un día le dijo a su mujer que se marchaba a comprar tabaco y que pasado cierto tiempo al abandonarse su búsqueda se le dió por desaparecido, otro buen día casualmente su señora vió con estupor en un programa de televisión como él se paseaba del brazo de una rubia tan campante por una playa de Miami. ¡Sorpresas te da la vida!, desgraciadamente no han corrido la misma suerte muchísimas personas de aqui y de otros lugares, que no han aparecido aún.

GREGORIO GIGORRO
Dibujo 



En Aranjuez a 20 de febrero de 2022





domingo, 6 de febrero de 2022

La frescura

 

Con un solo sorbo del vaso, sentía que su cuerpo se inundaba de agua, agua pura y refrescante, reavivando de golpe aquella tarde tan agradable.

Las horas bajo el sol pasaban lentas, se estiraban, los árboles desnudos se reflejaban desvalidos en el agua quieta de la laguna mientras los pinos salpicaban con su verdor las lomas de alrededor; algún grito de un niño jugando, la polvareda de un coche por el camino, quedaba el silencio sin más.

Más tarde la carretera subía y bajaba retorciéndose, la luz de frente le cegaba, hasta aparecer el imponente monasterio y las murallas sobre el monte recortándose en el horizonte que con sus arreboles y violetas intensos poblaban el cielo, sembrando la llanura de sombras.

Los caños de cobre desembuchaban sin descanso aquel agua cristalina, con un sonido monótono y machacón sobre la pila de piedra centenaria.

Cualquier sentido, da igual el que sea: la vista, el olfato, el tacto; tiene tal poder evocador que nos lleva a rescatar de la memoria aquello que ha tenido verdadero sentido en nuestras vidas desde la más tierna infancia hasta este momento.

Monasterio de Uclés
Cuenca - España



En Aranjuez a 6 de febrero de 2022