jueves, 31 de octubre de 2013

Duerme




Duérmete contando estrellas, es mejor que hacerlo con ovejas, siempre se corre el riesgo de que sean muchas y se despierten balando, todas a la vez.
En el otro caso, aunque el firmamento esté preñado de ellas, son más discretas e iluminan la negra noche si no hay luna, además es mucho más sugestivo sentir sobre tu cabeza millones y millones de mundos lejanos y relucientes imposibles de alcanzar.
Duérmete contado estrellas, desde el silencio inmenso que da esas horas, puedes llenarlo con un montón de historias de seres ajenos a ti, o cercanos según se vea, a veces los humanos, no todos son agraciados al nacer con la caída de algún astro en su vida, de una buena estrella; no es lo mismo tener a la susodicha que estar estrellado, por ello con cierta frecuencia esos mundos fantásticos se encuentran más cerca de lo que pensamos; probablemente alguien con chispa, con estrella, se haya sentado en el autobús, te haya sonreído o te haya hecho algún favor..., mil cosas, pero quizá no te has dado cuenta. Claro, pensarás, ellas están allí en lo alto, suspendidas, ingrávidas, ausentes.
¿Cómo voy a disfrutar de una de ellas, aquí abajo?
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Nosotros en un interior"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1997
Medidas: 1,30 x 60 cm

Felices sueños.

Aranjuez a 29 de octubre de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

Pequeños placeres


 


Qué gusto sentir los rayos del sol, cuando se abren camino entre las hojas carnosas de la parra, sentado en la hamaca arropado por su sombra verdosa, a  esas horas del domingo cuando las chicharras aún duermen; mientras los gatos se empeñan en trepar por el granado.
Qué gusto da ver al saltamontes despistado sobre la santolina, al pensamiento amarillo resistiéndose a marchitarse después de  tanta sequía.
Qué espectáculo, es comprobar que los ramilletes de la glicinia siguen floreciendo aunque la primavera se haya marchado.
Qué alegría escuchar el saludo sonoro del canario y el periquito.
Qué bien ver sobre el alfeizar de la ventana al gato con su mirada verde pidiendo su comida mañanera.
Qué delicia ver las caricias sin fin que prodiga a sus pequeños.
Qué refrescante relajo nadar solo en una piscina azul como el mar, mientras los otros comen a esas horas decentes.
La verdad, es que no hay nada mejor que ir al revés del mundo.
¿Pero dónde te habías metido? -Pues estaba aquí, debajo de la sombrilla de paja, esperándote-
Y se marcharon a comer al borde del río tan fresquitos.
 
 
GREGORIO GIGORRO
"Los piragüistas"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1999
19 x 33 cm



Aranjuez a 24 de octubre de 2013