domingo, 28 de enero de 2018

La segunda parte de Desi


 No le gustaba la rudeza de su amo, sólo preocupado por el producto copioso de nuestra gallina, quien se quejaba a la vaca Paca; ésta a su vez le respondía: "Desi, no te lamentes, lleva un porrón de tiempo tocándome las domingas y ni un besito me ha dado, ¿qué quieres?, los humanos son así, les interesamos cuando ganan con nosotros, nada más".

Eso depende -Le respondía Desi-

Porque Daniel es cariñoso conmigo, me cuenta cuentos, yo le correspondo cantando.

No me digas, qué calladito te lo tenías.

Así era, porque entre huevo y huevo, ella cantaba y veía sorprendida como el adolescente se sentía encandilado, tan embelesado estaba que un día durante la comida se lo contó a su padre, éste no dio crédito. Papá, parece una cantante de ópera.

Nuestra gallina en sus ratos libres no paraba de imitar los gorgoritos que las primas donnas entonaban, los lamentos de amor ante los desdenes de sus enamorados.

Día tras día el joven dueño se deleitaba con la rareza del animal; tanto insistió Daniel con  su tozudez que escondido tras el tractor esperó como le había indicado su hijo, a la actuación de Desi. Poco a poco comenzó a desgranar las notas de Madame Butterfly sin interrupción, al terminar se oyeron unos tímidos aplausos cerca de allí, posteriormente recibió como premio unos suculentos bichitos que degustó lentamente.

El amo se quedó boquiabierto y pensativo en su escondrijo, pasó la semana y después otra y otra más, la vida transcurría en la granja plácidamente. Los gorriones seguían con sus sones, las cabras como cabras, las vacas dando leche, las gallinas con lo propio y Desi con sus cánticos.

El amo no la miraba igual, incluso empezó a ser tierno con ella, ésta se encontraba más cómoda, más relajada cuando le veía, sin sospechar a qué se debía este cambio.

Mira tú por donde sin venir a cuento, apareció Ambrosio, el hermano pequeño del jefe, pasaba con su circo cerca de allí, pues estaba de gira por aquellas tierras y le entraron unas ganas locas de volver a estar donde pasó su infancia; la vida del espectáculo le obligaba a moverse de un lado a otro. Pensó que un descanso le vendría bien.

En el mercadito de la Iglesia de San George
2017



En Aranjuez  28 de enero de 2018




jueves, 4 de enero de 2018

Desi


Desi para sus allegados no era una gallina cualquiera, ni en la forma ni en el fondo, hasta para poner huevos se sentaba como si estuviera en un sillón barroco;
elegía los insectos más apetitosos, cuidaba su aspecto, evitando tomar el sol para no dañar su precioso plumaje, su relación con las otras gallinas era educada pero distante.

Se mostraba agradecida con su amo cuando le prodigaba los piropos por ser la campeona de los huevos de oro, a la vez que degustaba con júbilo el sabroso pienso que éste le proporcionaba diariamente.

Le horrorizaban los sonidos guturales de los sucios cerdos, los ladridos de los perros, por el contrario le encantaba el caballo blanco del hijo del dueño, a veces saltaba a su lomo,
él tranquilo se lo consentía sin inmutarse,
así la gallina campaba sobre él como Pedro por su casa;
a ella se le antojaba que tenía alas y que un día saldría volando, era su mayor anhelo.

Desoía los dimes y diretes de los otros animales de la granja, que la trataban de ligera de cascos,
pero Desideria hacia oídos sordos a éstos.

Ella tenía alas, otras aves surcaban los cielos, ¿porqué ella no?

Sabía que había otros lugares a donde ir, ¿porqué poner puertas al campo?

GREGORIO GIGORRO
"Desideria"
De cartón fallero pintado


En Aranjuez a 4 de enero de 2018