No es moco de pavo que se hayan dejado de ingresar más
de ocho millones de euros en concepto de entradas en el Museo del Prado durante
la pandemia que nos asola; no es el único ejemplo, pero sí el más señero.
Dicho Museo recibe del Estado una cantidad que no cubre ni el salario de su
plantilla, sin embargo, era casi autosuficiente debido a la taquilla, eventos,
audioguías y demás apartados, pero la situación ha cambiado para él y otros
muchos museos debido a la falta de turismo, por ello precisarán mayor ayuda
estatal o privada.
Pensaba todo esto mientras disfrutaba del retrato de la familia de Carlos
IV, gran admirador del artista, así como la Duquesa de Osuna, la de Alba entre
otros nobles.
Y continúo con la Adoración de los Reyes de Rubens que acabó en manos de
Felipe IV habiendo pertenecido antes a don Rodrigo Calderón; gracias a este rey
la colección de pintura del pintor flamenco es la más numerosa del mundo y se
custodia aquí, además de la nutrida muestra de la escuela italiana, véase la
cantidad de Tizianos que atesoró Carlos V y amplió Felipe II, por no hablar de
la obra de Velázquez, Murillo, Ribera y tantos pintores de una reseñable
genialidad; todo ello comprado y pagado por los monarcas de cada época, aunque
esta tradición se remonta a Isabel I de Castilla, buena muestra de ello se
puede admirar en la Capilla Real de Granada.
Con el tiempo todo ello se convirtió en las Colecciones Reales y a partir
de 1819 bajo Fernando VII se materializó en este templo de la belleza.
Después de pasear por la galería central, de cuyos muros cuelgan lo más
granado, salieron por la puerta de Goya, la tarde era soleada, la plaza estaba
vacía, sin guías turísticos, ni vendedores de recuerdos, tampoco taxis
esperando clientes, ni gente variopinta que va y viene con acentos de otros
lugares, cuatro gatos como quien dice.
También afuera hay muchas personas que han dejado de ingresar en sus arcas
pues este templo genera alrededor mucha riqueza, mucho bienestar.
Antaño la trascendencia de la vida era primordial, nada se hacía a corto
plazo, lo que se realizaba era para perdurar, por eso podemos ver esta
colección, disfrutarla, nosotros y los que vengan, sin olvidar que fue la
monarquía el principal artífice del mejor museo de pintura antigua del mundo.
Ahí queda eso.
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GREGORIO GIGORRO "Un lugar para soñar" Tinta y acrílico sobre papel 29,5 x 40,5 cm Firmado y fechado en 2011
En Aranjuez a 4 de octubre de 2020 |