Dime quién soy, preguntaba una anciana, al periodista que había escrito la historia de sí misma porque ella la había olvidado o aquellos otros que refugiados en una isla relataban todos los libros del mundo a aquellos más jóvenes que le sucederían; el primer ejemplo es el título de la obra del mismo nombre cuya autora es Julia Navarro, el segundo es Farenheit de F. Truffaut, película basada en el libro del mismo nombre cuyo autor es Ray Bradbury.
Hechos tan relevantes como el descubrimiento de América en 1492, la autorización de la celebración de matrimonios entre españoles e indígenas bajo el reinado de Carlos V en la primera mitad del siglo XVI o saber que en 1789 se produjo la revolución francesa, más tarde la caída del muro de Berlín a finales del siglo XX y tantos otros que engrosarían una gigantesca lista, lógicamente nos permite tener conocimiento de dónde venimos, parafraseando al filósofo Kant, dándonos cuenta que de alguna manera somos el resultado de los avatares de otros tiempos.
No menos importante, incluso más a nivel individual es recordar la primera palabra que pronunciamos cuando ya somos adultos, el sabor del bocadillo que nos hacía nuestra abuela y el cuento que mi mujer contaba a nuestros hijos antes de dormir.
Saber es recordar, descubrir, pensar, sentir... supone adquirir unas verdaderas alas para emprender cualquier vuelo, en este sentido la memoria juega un papel primordial, porque no solamente supone aprender fechas sino que además es relacionar éstas con hechos concretos, permitiendo su análisis, síntesis para llegar a determinadas conclusiones, forjándose asi una opinión sobre cualquier materia que abordemos.
La educación es fundamental, es lo único que nos hace libres; por cierto en un pasaje del Quijote, éste revela a Sancho que el don más preciado que tiene el hombre es la libertad de elegir, de pensar, pero por supuesto para eso el ser humano debe estar bien formado.
Denostar la memoria en la educación es condenar a los jóvenes, hablamos entre 12 a 16 años a un alzheimer prematuro en aras de intereses espurios, para éstos que un día se convertirán en adultos, ¿pero de qué clase?
Me gustaría saber donde cursaran los estudios los hijos de aquellos que propugnan planes educativos disparatados, que nos colocan aun más en la fila de los ciudadanos menos preparados de Europa.
Como me queda algo de conocimiento no puedo dejar de rememorar la escena cuando Noa abre por última vez el libro, leyendo a su mujer un pasaje de su maravillosa historia de amor, respondiendo a ésta del temor de no recordar, él le tranquiliza porque siempre estará a su lado para evitar el olvido; en mi opinión es la antesala de la muerte, la película mencionada es El diario de Noa.
Si olvidamos nuestra historia que tiene que ser la memoria de un pueblo estamos condenados a repetirla, eso puede ser gravísimo tanto en el plano personal como en el social.
El filósofo José Ortega y Gasset decía: "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa, por eso nos pasa lo que nos pasa".
Parece un trabalenguas pero es mucho más profundo, creo que da para una buena reflexión.
GREGORIO GIGORRO
Boceto para cerámica 2016
En Aranjuez a 31 de marzo de 2022