Se puede vivir de diferentes maneras y morir de otras tantas, el caso que nos ocupa yo creo que su final fue debido al éxito.
Hugo Koblet de nacionalidad suiza, fue una estrella del ciclismo europeo en los años 50, disfrutó del triunfo y éste le embriagó. Él, con el tesón que conlleva este deporte sin excluir a otros, por el que siento particular admiración, destacó sobremanera en poco tiempo.
Fue un hombre que llamaba la atención por su belleza, educación y elegancia dentro del ciclismo, cosechó numerosas victorias, siendo malogrado por la aparición de un forúnculo en las nalgas, solventado por la intervención de un médico, el cual le recetó supositorios de cocaína; en aquella época no estaba mal visto que los deportistas tomaran estimulantes, de resultas de lo anterior siguió ganando, no obstante se embarcó en una vida de lujo y desenfreno donde abundaban las villas costosas, automóviles despampanantes, viajes..., en uno de ellos a México contrajo una enfermedad venérea que le cambió la vida aunque para mantener el alto nivel del que disfrutaba siguió trabajando y ganando; abrió negocios que tuvo que cerrar, se endeudó, las broncas con su mujer eran canela fina, por citar algunos problemillas.
Se retiró en 1958 y el 11 de noviembre de 1964 llegó a la meta a la que todos tarde o temprano estamos abocados, estrellándose con su flamante Alfa Romeo, pero no murió en el acto, antes de expirar contó a los presentes haber visto una sombra humana que trató de esquivar; misterioso e inquietante, verdad. Tan fatal accidente sigue sin esclarecerse ya que no había huellas de freno y la carretera estaba seca.
Morir joven, guapo y famoso abre las puertas de la inmortalidad, sino que se lo digan a James Dean que habiendo interpretado tan solo tres películas, muriendo en un accidente de coche también, subió al Olimpo; quizá porque en Estados Unidos andan faltos de personajes ilustres en su corta historia, vivir para ver, en España dichos personajes abundan a porrillo, desde Viriato y antes hasta Picasso pongo por caso, en todas las ramas de la existencia humana es evidente que multitud de hombres y mujeres en nuestro país han influido poderosamente en el devenir de esta tierra y del resto del mundo, no todos los países pueden decir lo mismo, porque todo el monte no es orégano.
GREGORIO GIGORRO
Ciclista
Bolígrafo sobre papel
Septiembre 2022
En Aranjuez a 17 de septiembre de 2022