Al llevarse la taza a los labios, se quemó un poco, dejándola sobre el plato bruscamente, manchándose sus piernas desnudas.
Abrió los ojos, más de lo que los tenía y eran hermosos, balbuceó...Ar...Armando Menéndez Caracciolo, ¡Dios mío!, había sido su primer novio cuando cursaron estudios en el Instituto Italiano de Madrid, lejos quedaban aquellos días dulces, cuando descubrieron el amor, el primero. Mas tarde su partida a Estados Unidos para estudiar arquitectura, dura para los dos, más difícil aún para ella.
El tiempo pasó inexorablemente; se enteraba de vez en cuando de sus éxitos, él se había convertido en el arquitecto de moda, presente frecuentemente en fiestas de alto copete; a ella no le había ido mal como publicista, amante de su trabajo y sobre todo de sus tres hijas. En cambio él parecía haberse casado únicamente con su trabajo.
Ahora yacía solo, sin focos, felicitaciones, ningún agasajo social.
El brusco sonido del despertador, le hizo saltar de la cama como siempre a la misma hora y como siempre encendió la cafetera pues la preparaba la noche anterior. A continuación enchufó la radio en la misma emisora para escuchar las noticias; una voz grave pero no seca, decía: "Esta mañana han encontrado en la piscina municipal a un ahogado de mediana edad; por el momento se desconoce su identidad".
Ella se quedó fría y se sentó abatida, confusa, mientras tomaba su desayuno, no por mucho tiempo sino quería perder el autobús para ir al trabajo.
GREGORIO GIGORRO "Sosiego" Tinta y acrílico sobre cartón Firmado y fechado en 2015 Medidas: 33 x 24 cm En Aranjuez a 1 de mayo de 2015 |
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