Jugaba moviendo la mano de un lado a otro, a medida que subía el brazo,
cuando de pronto, observó su sombra sobre el asfalto, se paró reconociéndose,
jugando con esa réplica plana que repetía sin cesar sus movimientos.
Disfrutaba como un niño haciendo esas y otras tantas tonterías,
él no se asustó de su propia sombra,
pensaba en Bucéfalo, bueno pero era solo un caballo aunque eso sí, famoso,
pues perteneció a Alejando Magno.
La sombra del viento, La sombra de los días, La sombra de lo que fuimos,
títulos recientemente leídos que le habían encantado;
sol y sombra, ah, no es un libro, es una combinación de anís y coñac,
que le llevaba hasta su infancia, acordándose de cuando su padre estaba en el bar.
Las luces y las sombras nos acompañan desde pequeños hasta el final,
siempre que hay luz, hay sombra proyectada por la persona a lo largo del día
y de todos los días de nuestra existencia.
Es mejor estar a la sombra de un sombrilla donde cobijarse,
en vez de tener fantasmas pululando en la cabeza,
aunque puedes tener la suerte de que éstos se vayan mareados,
y te dejen tranquilo mirando al mar.
GREGORIO GIGORRO "Estamos preparados" Acrílico sobre lienzo Firmado y fechado en 1996 Medidas: 60 x 81 cm Banco Imágenes Arte Contemporáneo Español @Vegap En Aranjuez a 22 de octubre de 2017 |