martes, 2 de julio de 2019

El atasco


Qué pintaba él en una furgoneta bajo un sol ardiente,
tanto que podían cocerse huevos por las cunetas,
el embotellamiento había empezado,
la carretera estaba atestada de coches;
los ocupantes del vehículo pronto empezaron a preocuparse,
querían llegar a casa después del trabajo diario,
aquello era un horno, atrás un señor de mediana edad con tez cetrina, orejudo,
desdentado y retrechero hacia chistes jocosos quitando hierro al asunto,
mientras la joven sordomuda para más señas daba instrucciones al chófer ocasional,
en una lengua más parecida al chino que al castellano,
la guinda la ponía el copiloto que les advertía con mucha paciencia y acento del otro lado del charco,
no pusieran nervioso al conductor pues él sin duda estaba en el mismo barco,
y también quería llegar a su casa,
creció el nerviosismo y el calor a la vez,
la caravana de vehículos, los pitos de los coches, los tubos de escape,
el mal carácter del personal,
todo ello no ayudaba nada a solucionar su situación,
pero dándose cuenta de que muchos vehículos se desviaban hacia la derecha ellos siguieron el mismo camino, atravesando un desangelado polígono hasta llegar a la autopista,
era un rodeo pero seguro que llegarían antes a su destino, 
para más inri sufrieron otro embotellamiento pero más ligero que el anterior,
cuando la noche caía por fin pudo dejar a sus viajeros a buen recaudo.

A la vuelta el coche iba como la seda por la misma carretera del principio,
ahora vacía de coches por su carril,
por el contrario el atasco seguía como lo dejó,
sonrió pensando, bueno cosas que pasan,
mañana será otro día,
y al día siguiente se enteró que a la entrada de la ciudad había volcado un camión enorme cargado de cerdos que llevaban al matadero.



GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para bajoplato
2019



En Aranjuez a 2 de julio de 2019






domingo, 9 de junio de 2019

Soliloquio

Yo no he tenido nada en la vida, siempre trabajando de la ceca a la meca, 
sirviendo en una casa tras otra;
me casé, en qué hora, al principio todo iba bien hasta que se torció,
mi marido digo era más bruto que un arao, 
un cabrón  de tomo y lomo,
encima el hijo ha salido al padre,
viviendo de la sopa boba, no hay quien se quite a  ese pelmazo.

No sé yo si sale a cuenta lo de tener hijos,
el sacrificio, los sinsabores para esto, la verdad,
bueno pero a mi madre los cinco le salieron bien,
y mi padre se desvivía por ella,
igualito que yo,
yo que no se me ponía na por delante,
más alegre que unas castañuelas...
la vida me ha cambiado tanto... que me he quedado sola, sin fuerzas,
si como yo digo nunca he hecho mal a nadie,
al contrario me las han hecho doblas,
pero en fin da un respingo al ver la hora,
¡Me tengo que ir al médico!, bueno apostilla, ha sido  un gusto hablar con usted, 
hasta otro día,
él le responde: -Lo mismo digo, vuelva cuando quiera, añade-

Continua el ruido de los camiones detrás de las  ventanas abiertas de par en par,
los cantos de los pájaros,
suenan las campanas de la torre cercana;
él sigue con sus quehaceres, en silencio.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para bajo plato
Medidas: 31 cm diámetro
2019


En Aranjuez a 9 de junio de 2019












jueves, 23 de mayo de 2019

Más que sombras


Avanzaba a oscuras por aquel túnel angosto, largo, larguísimo como una noche sin luna,
poblado de sombras, muchas sombras, enormes, rollizas, negras  como el tizón,
se arrastraba lentamente, sintiendo los goterones de agua que le mojaban lentamente,
la respiración se aceleraba más y más, sin poder alcanzar el final de aquel infierno,
saco fuerzas de flaqueza y de repente empezó a correr,
intentando desembarazarse de aquellos monstruos gigantes, sin cara definida,
siguió corriendo dejando atrás aquella pesadilla  y apareció en una plaza grande,
flanqueada por altísimos rascacielos que se recortaban sobre el firmamento estrellado.

Entonó un aria vibrante ante aquel público mudo, al terminar escuchó un estruendo de aplausos,
sin saber de donde venían pues allí no había un alma.

Ella le dijo: "Tenemos que esconder las cabezas de terracota que compramos en el chamarilero de la Puerta Bermeja, he notado esta mañana que de todas sus bocas brotan helechos muy verdes".
Dicho y hecho, empezaron a toda prisa a buscar un escondite seguro, al poco rato vislumbraron una luz a lo lejos.

Sonó el despertador, se despertó bañado en sudor,
la lámpara del baño se había quedado encendida toda la noche.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Fantasía"
Pañuelo seda  natural  100 x 100
Fabricado en España


En Aranjuez a 23 de mayo de 2019



sábado, 18 de mayo de 2019

El último paraiso


El sol retrasa su partida, tiene tanto en que entretenerse, 
que mientras tanto recorre todos los rincones del jardín,
del caserón, del bosque que le rodea.

Las  plantas se agarran a las paredes de los bancales,
trepan por los árboles;
las esculturas mudas no perciben la presencia de ellos,
paseando sin prisa, aspirando la fragancia de tanta rosa,
dalia, jazmín, madreselva...,
les envuelve la paz que se respira, sienten sus pies sobre el albero,
se dejan acariciar por el aire tibio, igual que las altas palmeras despeinadas,
descubren butacas de mimbre que invitan a descansar en umbrosos miradores,
salones espaciosos decorados profusamente con encanto y elegancia,
cerámicas que tachonan las paredes, sombreros colgados después de un paseo,
el surtidor del patio suena sin cesar entre las calas, ocultando la taza de la fuente,
bajando terrazas ven saltar las ranas al borde de la piscina que surge del paisaje,
para ser espejo de naranjos, cipreses y olivos,
la arquitectura allí es un mero pretexto para que la naturaleza vista sus mejores galas,
todo en Alcuzcuz es un derroche de hermosura para solaz del alma,
es más es un alma tumbada al sol, un lugar para el sosiego en perfecta armonía.

Está resguardado como un íntimo tesoro pero cerca de todo el barullo mundano,
un remanso en este mundo simplón, con mucha trampa y más cartón.

Paraísos como éste existen  pero  hay que descubrirlos,
para ello hay que darse cuenta de lo que cuenta aunque el que cuenta es el que lleva uno dentro.


GREGORIO GIGORRO
Alcuzcuz (La Heredia- Málaga)



En Aranjuez a 18 de mayo de 2019




martes, 7 de mayo de 2019

Cuéntame un cuento




Roque era un borrico muy rico, 
se  relamía cada vez que Anselmo su dueño le echaba las berzas y todas las suculentas hierbas que este le servía pero con lo que se relamía realmente era con los chuches que a escondidas le regalaban los niños después de bajarse de su lomo acabado el paseo,   pues nuestro burrillo era como un taxi, en aquel pueblo risueño a la vera de un mar azul intenso como su cielo.

Un día esperando bajo los naranjos de la plaza, apareció una ...

Se dio cuenta al apartar la mirada del libro de que sus retoños dormían como lirones, cerró el cuento suavemente  y les dio un beso de caramelo como tantas veces les repetía,  lo mismo que ellos todas las noches le decían: "Léenos un cuento mamita".
Poco importaba lo cansada que estuviese, aún a riesgo de dormirse antes que los niños, por eso les complacía, mientras él preparaba cosillas para el próximo día.

Lo que se come desde pequeño tarde o temprano acaba por aflorar de mayor, para los dos era importante un trozo de pan pero al lado siempre tenía que haber un libro y es que hay muchas formas de nutrirse, eso depende de los gustos y necesidades de cada cual.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajoplato
31 cm diámetro
Elaborado en Centro Cerámico de Talavera
2019

domingo, 21 de abril de 2019

Nôtre Dame


Aquella tarde primaveral el fuego oscureció el cielo de París, en aquel lejano verano los ojos de un chaval de dieciocho años descubrían cada mañana al despertarse el Pont de la Tournelle, la mole de la catedral, las pêniches sobre el Sena...; en fin un cuento, un sueño hecho realidad, así conocí la capital de Francia, con un saco de dormir, unas cuantas camisetas y muchísima curiosidad.

Ahora ese símbolo ha quedado maltrecho debido a un accidente cuando se hacían trabajos de restauración. La belleza es tan perecedera que se debe guardar a buen recaudo mucho más que los sueños pues estos son más firmes y duraderos.

Desaparecido el imperio romano, llegó la edad media pero a final del XII y sobre todo del siglo XIII se produjo el resurgimiento de las ciudades debido al comercio renaciente en Europa.

La catedral era el santo y seña de identidad, mostraba la pujanza que adquirieron dichas urbes, recordemos que es época de peregrinaciones a Santiago, es también cuando se llevaron a cabo las cruzadas y el cristianismo se hacia más fuerte, dichos edificios se levantaron en honor de Dios bajo una misma religión, el cristianismo, común en todo el continente, por tanto son lugares sagrados y no meros monumentos. El gótico, estilo al que pertenece nuestra catedral nació en la isla de Francia y se extendió por toda Europa.

Hace más de 850 años que este edificio se alzó habiendo visto desfilar multitud de personajes, de celebraciones de todo tipo, ahora esperamos que resurja de las cenizas ese símbolo, sería deseable mientras se administra a tan importante enfermo los medicamentos necesarios no olvidarse de incluir la fe, pues se corre el riesgo de convertir éste y tantísimos monumentos en meros parques temáticos, donde hordas de turistas campean a sus anchas sin tener ni idea donde se encuentran, porque fueron creados, para que sirvieron y sirven todavía; las actuaciones humanas siempre han tenido y deben de tener un sentido, un significado y una representación estética en cada época.

Preservemos la memoria del sueño que tuvo Carlo Magno hace más de mil años, es decir la unión de Europa bajo la religión como punto de partida.

Mientras tanto espero que los trabajos de restauración avancen con celeridad, pues me sigue gustando mucho París  y desde aquella tarde me falta algo, no se si es el perfil de cuento  que vio aquel muchacho al contemplar el paisaje de la ciudad o la vivacidad de la memoria que tuvo una vez.

Pero en cualquier caso yo suscribo también lo que dijo Enrique IV cuando siendo protestante se convirtió al catolicismo: "París bien vale una misa".


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajo plato cerámica
31 cm de diámetro
2019

viernes, 19 de abril de 2019

Rosa


Al rato de despegar el avión sube inclinado,
cargado de sueños,
ella baja despacio las escaleras debido a su estado de buena esperanza,
el niño sube los brazos, saltando hasta agarrar la pelota,
el joven corre jadeante entre trigales y viñedos,
el coche sube y baja las cuestas de la carretera a través de los altos pinos,
el hombre alza el cierre de su tienda mientras el operario descarga la mercancía del camión,
desde el balcón ella mira las rosas mientras las riega,
al subir la cabeza descubre una cigüeña con un palito en el pico,
recortándose sobre el cielo azul cobalto,
Rosa suspira aspirando el  frescor de  la mañana.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para pañuelo
Año 2019
100 x 100 cm
Acrílico sobre papel


En Aranjuez a 19 de abril de 2019