El teatro es la representación engrandecida de la vida, condensada en un corto lapso del tiempo, lo que nos lleva a una situación vivida con verdadera intensidad tanto por quien lo representa como por quien lo disfruta.
En él se siente la vida en directo, percibes el pálpito, el sudor, el olor, la emoción en todas sus variantes; por propia definición cada función es distinta, única como cada jornada de la existencia.
El espectáculo donde se dan la mano desde el acomodador hasta el propio autor, el director continuando por los actores, los músicos, el vestuario, la escenografía... y el público, si falta este elemento primordial, todo lo anterior, ese enorme trabajo en equipo, carece de sentido alguno.
En la vida dos por dos son cuatro, aquí no, ¿porqué? pues porque es mágico, cualquiera tiene la oportunidad de vivir mundos distintos, de personajes variopintos y sin embargo aunque éstos nos hablen de tiempos muy lejanos a nuestra época, conectan con el sentir más genuino, más hondo de lo que pervive en el alma humana.
No obstante el teatro se renueva sin remedio ni falta que hace, la vida sigue siendo la misma aunque necesita reinventarse a través de la sabia joven, en este sentido las generaciones que vienen empujando para proseguir esta tarea requieren de la ayuda necesaria; se puede tener una gran voluntad, una enorme tenacidad unida a una explosiva creatividad pero si se carece de medios, no llegaremos a ningún puerto.
Por todo ello y a pesar de las dificultades siempre existirá el teatro como el resto de los diferentes ámbitos artísticos; aunque haya crisis y miles de contratiempos, el ser humano necesita reirse, entretenerse, pensar, llorar, qué se yo, en definitiva verse en un espejo de multitud de caras representadas en un escenario.
¡Viva el teatro, por siempre y para siempre!, mi más sentido aplauso.
GREGORIO GIGORRO "Máscara" 2000 Cartón fallero y pintada con acrílico En Aranjuez a 27 de marzo de 2022 |