Chari, Conchi, Braulio y el Chiti se enteraron de pura chiripa que un grupo muy chistoso iba a actuar en las fiestas de Chipiona donde ellos estaban pasando unos días; la explanada estaba abarrotada de gentes con chisteras, smokings, sombreros cordobeses, gorras de playa y demás, pues al parecer los primeros venían de una boda de alto copete que finalmente no se celebró porque el novio chiflado de remate dió plantón a la novia, lo que dió lugar a todo tipo de chismes, chascarrillos, chistes y muchos más comentarios que me callo. Entre el público además había mucho chusquero, chapero, chachas, en fín chusma venida de las cercanas aldeas.
Las chicharras ajenas al alborozo festivo hacían lo propio, la gente bailaba al són de la charanga, el aire húmedo olía a fritanga, a chocolate con churros, a choco también a tortilla de chopitos, bocadillos de chopped, changurro, chanquetes y un montón de comidas más, se bebía lo mismo chacolí, chatitos, champán, refrescos o agua clara como la de la fuente del avellano.
El cielo encapotado no lograba desterrar al sol ya cansado, por fin subieron al escenario estrellas de la talla de Chenoa, Chayanne y un familiar de Chiquetete cantante también del que no recuerdo su nombre; el espectáculo fue chachi por demás, tanto por los artistas mencionados como por el público entregado que rompió en miles y miles de aplausos.
El broche fue para las teloneras, las esperadísimas y rutilantes Chichis coloaros, grupo formado por cuatro chinas que eran lo más parecido a unas chivas locas y un enano que desgranaron temas de mucha chicha, aderezados con chanzas llenas de chorradas y de mucho cuidado, para alternar con unas coreografías vertiginosas bajo una iluminación y un vestuario chapó o sea para quitarse el sombrero.
El cielo inmenso era como la noche, oscuro, al rato empezó a llover, nada unas gotitas distraídas, continuó con un chirimiri, más tarde se convirtió en un chaparrón de tres pares; el agua caía a chorros, los charcos del ferial hicieron que los que llevaban chanclas se sintieran como en la playa cercana, igual que los que no llevaban dicho calzado.
La fiesta acabó por parte de muchos con un chapuzón, total ya estaban calados y sobre todo habían cumplido el deseo de ver en vivo y en directo a el grupo tan esperado que dicho sea de paso venía con un buen cartel desde Chinchón y Chinchilla donde habían cosechado un clamoroso éxito en las fiestas patronales.
Es díficil elegir entre el público de lo más chistoso que uno pueda imaginar y entre los artistas, los más chungones de aquel verano.
Chao.
GREGORIO GIGORRO
Plato de postre
Serie El circo
Elaborado en Centro Cerámico de Talavera
Serie firmada y numerada
En Aranjuez a 17 de septiembre de 2023