En 1608 el Alcalde de Amberes encargó a Pedro Pablo Rubens esta obra que sobre la chimenea del salón presidiría la celebración del Tratado de paz entre España y las provincias unidas, actualmente conocidas como los Países Bajos, la llamada Tregua de los doce años, un periodo de descanso en las hostilidades traería consigo prosperidad y riqueza, de ahí el motivo elegido, los magos rinden pleitesía al Salvador entregándole regalos, los organizadores eran sabedores de la admiración que despertaba el artista sobre todo en el Rey de España.
El Consistorio agradecido por la labor llevada a cabo por don Rodrigo Calderón en favor de la ciudad le regaló dicha obra que llegó a España en 1613, más tarde el personaje al caer en desgracia y posteriormente ser ejecutado, el cuadro engrosó la colección de Felipe IV; a partir de 1623 lucía en una estancia del Alcázar de Madrid.
Entre 1628 y 1629 Rubens visita la Corte española donde pinta mucho y decide ampliar La adoración por la parte superior, cambiando algunas cosas en el lienzo, asi se representa como un caballero con caballo, espada y cadena de oro, reflejando la condición nobiliaria concedida en 1624 por el Rey, finalmente las medidas del cuadro resultaron; 3,55 metros de altura por 4,93 metros de anchura.
En el palacio del Buen Retiro de la mano del Conde Duque de Olivares se llevó a cabo la decoración del lugar donde conviven escenas lúdicas de la antigua Roma con la mitología y una buena colección de paisajes, además de la apoteosis de la monarquía hispana en el salón de los reinos. Se encargaron más de 800 cuadros traídos de Roma y Nápoles, el mismísimo Veláquez viajó en varias ocasiones a Italia para la compra de piezas por encargo del Rey.
Cuando fue decapitado Carlos I de Inglaterra, don Luis de Haro, Embajador en Londrés pujó en la almoneda celebrada con las posesiones del finado, esto se hizo para sufragar la revolución de Cromwell.
Al Rey planeta como también se le conoce a Felipe IV le encantaba la pintura, por ello no perdía las oportunidades que se le brindaron para ampliar la colección real.
Pues bien, el Museo del Prado es el resultado de la mencionada colección, de los fondos del desaparecido Museo de la Trinidad y de donaciones privadas. Bajo el reinado de Fernando VII se inauguró la pinacoteca en 1819, quizá el único acto reseñable de un monarca traidor con mayúsculas.
Hasta tal punto es materialmente imposible exponer tan inmenso tesoro por razones de espacio que como sabrán existe un Prado disperso, depositado en instituciones varias y desperdigado por toda España.
Se conservan a fecha de hoy los contratos de encargos a los artistas, todo lo que custodia el museo es fruto de un determinado gusto a través de los tiempos y por supuesto todo se ha pagado, nunca expoliado de otros lugares, está considerado el mejor Museo del mundo de pintura antigua por su calidad que no por su cantidad de obras.
La adoración es una pieza relevante salida de la mano de Rubens, pero podemos disfrutar de miles de obras maestras, de las más importantes escuelas de Europa incluida la Española como no podía ser de otra manera a un paso de casa como quién dice, sino es el caso de muchas personas, señores, bien merece la pena un paseo por el Prado, vivan donde vivan, al menos una vez en la vida.
GREGORIO GIGORRO "Hacía la luz" Acrílico sobre papel 29,5 X 50 cm Firmado y fechado en 2005 En Aranjuez a 28 de enero de 2024 |