El sol caía plano sobre sus cabezas, mientras avanzaban lentamente sobre las losas del patio de los reyes, apropiado nombre para el lugar.
Recorrían con sus ojos el magnífico conjunto, en el centro, la enorme cúpula escoltada por las torres a cada lado de ésta, ningún despliegue decorativo, solamente en la parte superior de la fachada, lucían las esculturas de los reyes de Israel; la sobria y pura linea del renacimiento español reinaba a lo largo y ancho del espacio.
Entraron en la basílica, gozando en silencio de la majestuosidad del templo. De pronto sonaron solemnes, los acordes del órgano, cruzaron sus miradas vidriosas, rememorando aquel día, también caluroso; cuando ante aquella música, él se movió por primera vez en el vientre de su madre.
Fue maravilloso, emotivo, emocionante; la vida respondía a la llamada del arte. Sin duda recordar aquella situación fue doloroso para ambos, no obstante continuaron paseando por los jardines a la sombra de la mole del monasterio, mientras el sol ajeno a todo, brillaba desde lo alto.
En la casita de arriba San Lorenzo del Escorial Domingo, 26 de julio de 2015 En Aranjuez a 27 de julio de 2015 |
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