La niebla se fue levantando,
dejando un cielo plomizo,
los contornos de los puentes,
las cúpulas y las torres
recuperaban su apariencia;
el ámbar de las farolas se apagó,
las luces de los coches iluminaron las calles,
a su paso temblaban las hojas secas del bulevar.
El Támesis no tenía prisa para llegar al mar,
por más que las gaviotas se lo recordaran,
mientras el sol pugnaba
tímidamente por abrirse un hueco.
Entonces él se sentó a descansar
delante de un humeante café
viendo la vida pasar.
GREGORIO GIGORRO Boceto 2010 Acrílico sobre papel canson En Aranjuez a 31 de julio de 2024 |
Un hermoso poema para una expresiva pintura un gran abrazo amigo
ResponderEliminarMuy british 🇬🇧
ResponderEliminarQuerido Gregorio, enhorabuena por el Poema y por tu Boceto que a mi se me antoja como una eclente oportunidad para ver pasar la vida. Un abrazo muy fuerte y recuerdos para mi Prima Pilar.
ResponderEliminarGracias por llevarme de viaje siempre. Un abrazote.
ResponderEliminarA mi juicio combinan muy bien el poema y la pintura. Muy aptos ambos para pasar un buen rato de cualquier tarde.
ResponderEliminarSiempre está bien hacer una pausa para tomar un café para tomar un café ☕️ con buena gente como tu, bonita pintura
ResponderEliminarEn la pausa de la siesta, con las gaviotas del Támesis al que me trasladas.
ResponderEliminar