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jueves, 29 de marzo de 2018

Aranjuez en Semana Santa



La noche era inmensa, 
con  una luna redonda, protectora,
el aire rezumaba incienso,
el gentío atestaba todo el recorrido,
el recogimiento reinaba por doquier,
roto por las sonoras trompetas y tambores,
el paso seco y firme,
los morados nazarenos al unísono,
el arrastre de las cruces,
las velas encendidas.

Él,  en lo alto, reinaba vestido de oro y púrpura,
los cabellos al viento, solo camino del calvario,
Jesús de Medinaceli, nos congregó a todos,
nosotros absortos, callados,
casi en silencio, el mundo recorría las calles,
las miradas desde los balcones,
las ventanas apagadas,
la noche lucía, el viento comenzaba a soplar,
fue ayer miércoles Santo,
una fiesta íntima, sencillamente hermosa.

GREGORIO GIGORRO
Entrada del Cristo de Medinaceli en la Iglesia de Alpajes
Miércoles Santo
Aranjuez  (Madrid)


En Aranjuez a 29 de marzo de 2018
















jueves, 2 de abril de 2015

Silencio, se rueda



Ruido de tacones sobre el parqué del salón, se caen papeles por el suelo, que recoge apresuradamente, ropa revuelta sobre la cama, la maleta se colma con ella y los documentos y demás enseres personales.
 
Ruido de botas en la cocina, olor a café recién hecho bajo la luz amarilla de la bombilla, puertas que se cierran, armarios que se abren, sonido de tazas sobre la mesa.
 
Última ojeada al apartamento, a las plantas, a los cuadros, a los objetos múltiples que han jalonado su vida, dándole un sentido particular; golpe brusco en la puerta, ruido de llaves, el teléfono suena ronco e insistente, nadie contesta.
 
Abren con cuidado el ascensor, ya en la calle un taxi les espera  en aquella fría noche de abril; se pone en marcha, ruido del parabrisas monótono, enfilan la avenida sembrada de farolas somnolientas, camino del aeropuerto.
 
Al rato un coche negro frena en seco delante de la casa, descienden apresuradamente y suben deprisa los cuatro hombres vestidos con gabardinas y sombreros; enseguida se encienden todas las luces de la casa abandonada, se siente el estrépito de un caer de muebles, trastos que se hacen añicos; no dejan títere con cabeza.
 
Preparados para despegar, se miran los dos, llenos de nostalgia. Vuelan hacia la esperanza.
 
 
GREGORIO GIGORRO
"Calma"
Acrílico y tinta sobre papel
Firmado y fechado en 2015
Medidas: 30 x 21 cm



En Aranjuez a 2 de abril de 2015