En el fondo del mar yacen infinidad de pecios de todas las épocas como un inmenso cajón de sastre, esperando que algún día salgan a la luz.
En el año 1838 Howard-Vyse fletó dos embarcaciones en las que se cargó el botín de sus exploraciones llevadas a cabo en Egipto, compuesta por cantidad de piezas arqueológicas entre las que se encontraba el sarcófago de basalto de Micerino, faraón perteneciente al imperio antiguo, dentro de éste había uno de madera además de los restos humanos.
El 13 de octubre del mismo año sobrevino una tormenta que obligó a la embarcación a arribar al puerto más cercano, Cartagena en este caso pero no llegó porque se escoró chocando contra unas rocas antes de enfilar su entrada; toda la tripulación se salvó pero el contenido se hundió en aguas de la antigua Cartago Nova, la compañía aseguradora Lloyd's se hizo cargo del desastre.
Sin embargo un submarinista local andando el tiempo se sumergió en las aguas al encontrar una campana con el nombre de Beatrice que así se llamaba la goleta, supo que el cargamento hundido estaba bajo sus pies; el problema es que en el fondo del mar hay multitud de restos de naufragios acaecidos a través de la historia, estamos ante una ciudad muy antigua con un boyante comercio debido a su puerto desde época cartaginesa.
Dicho cargamento tenía como finalidad acrecentar las colecciones del museo Británico situado en Londres, hay que saber que desde la campaña de Napoleón en el país africano a principios del XIX se llevó a cabo un expolio del patrimonio egipcio que no ha cesado con el paso del tiempo, no hay más que visitar además del mencionado museo otros como el Louvre o el de Turín repletos de tesoros faraónicos; en el caso español no podemos decir lo mismo en este sentido ya que sus fondos se reducen a la fundación Clos de Barcelona, los que albergan en el museo nacional de arqueología de Madrid y el templo de Debod en la misma ciudad regalo de Egipto a España por colaborar en la construcción de la presa de Asuán.
El estado español ya hace tiempo que se hizo eco de la importancia del hipotético hallazgo, hasta el momento actual parece haber trabas burocráticas entre el gobierno regional y el central, sin olvidar los problemas técnicos para su ejecución.
Mientras tanto nuestro submarinista espera sin revelar su identidad porque tiene la certeza de que va a llegar a buen puerto.
El sarcófago de Micerino tendría que haber descansado en la pirámide construida para este fín, la más pequeña, 64 metros de altura respecto a las otras dos, pertenecientes a Kefrén y Keops, padre y abuelo de éste, pero el murió antes de haberse acabado el mausoleo por lo tanto no pudo reposar en él, lo que quiere decir que los restos encontrados por Howard corresponden a otros seres además desde el imperio saita continuando por el periodo paleocristiano y continuando hasta el siglo XIX la profanación de tumbas con el consiguiente robo de su interior se dilató a lo largo del tiempo sin escatimar los modos de arrancar los ingentes tesoros que albergaban utilizando las formas más agresivas.
GREGORIO GIGORRO
"En el fondo del mar"
Técnica mixta sobre cartón
37,50 cm
Firmado y fechado en 2010
En Aranjuez a 6 de mayo de 2023
¿Dónde está el cuerpo de Micerino?...