sábado, 17 de mayo de 2025

Siete de mayo

 Aquella mañana amaneció resplandeciente, era sábado y tenía una cita en la Gran Vía con Telemadrid. Mientras me encontraba en la buhardilla me propusieron hacerme una entrevista pintando en mi calle preferida, a la cual había dedicado una exposición entera "Más que un monumento", se empeñaron en ello porque me lo habían prometido aunque ya hacía tiempo que se había celebrado a primeros de ese mismo año pero por diversas causas que no vienen a cuento no se llevó a cabo.

Ataviado con mi mono azul cobalto como un albañil va a la obra pongo por caso me dirigí con los bártulos hasta la esquina de dicha vía con la calle del Clavel; me sabía de memoría el escenario, solo tenía que sacarlo de la cabeza y llevarlo al lienzo, mientras yo pintaba el entrevistador me preguntaba de tanto en tanto lógicamente, yo hacía lo propio sin descuidar el trabajo, ni que decir tiene que me lo pasé pipa; al terminar la sesión me preguntaron que música prefería para ambientar dicha entrevista a lo que yo respondí una pieza de Haendel, no recuerdo bien si fue Música para los reales fuegos de artificio o Zarabanda. Sé que no iba bien para algo tan castizo pero me dió igual.

Al día siguiente saldría en antena, después nos despedimos hasta la próxima y lo cierto es que hubo otras tantas entrevistas más tarde.

El domingo asesinaron a Fernando Lacalle cuando venía o iba a comprar el periódico, supongo que también haría un hermoso día excepto para él como para otras tantas personas que tuvieron el mismo final así que el informativo lo cerró dicha noticia con el fondo musical elegido. 

Por la mañana ese mismo día me tocó convertirme en monitor en el marco del día del Niño, ni que decir tiene que estaba muy disgustado, ello no me impidió cumplir mi cometido si cabe con más alegría y dedicación porque creo que hay que vivir el presente y todos los días de mi vida puesto que ésta continúa inexorablemente sin nosotros, aferrados a nuestros quehaceres cotidiano.

Ya han pasado 25 años, ha llovido mucho desde aquello, sobre todo este año, ¡el campo está precioso!, a pesar de todas las vicisitudes acaecidas que no han sido pocas ni menores sigo creyendo firmemente que lo bueno está aún por llegar que el tiempo casi todo lo cura, por supuesto no quiere decir que caigamos en el olvido porque si esto sucede corremos el riesgo de que se repita.

La vida es lo más sagrado que tenemos, vivir es la oportunidad que se nos brinda para aprovecharla según lo entienda cada cual y nadie bajo ningún pretexto nos puede ni debe privarnos de ella.

GREGORIO GIGORRO
"Boceto para las fiestas de La Paloma"
Acrílico sobre cartón
Medidas 70 x 50 cm
Firmado y fechado en el año 2003




domingo, 4 de mayo de 2025

El último premio

 Hace unos días en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), Álvaro Pombo recibió dicho galardón, es decir el premio Cervantes, el más importante en lengua española nada menos. Qué llamativo es darse cuenta que el insigne escritor al que recordamos cada 23 de abril al igual que Shakespeare o Garcilaso de la Vega fallecidos en la misma fecha, no recibió en toda su vida ninguno, estando tan vigente todavía en nuestro tiempo, ¡con lo que ha llovido desde entonces! y por una sola obra habiendo escrito muchas más.

Su existencia transcurrió guerreando, comprando trigo para el avituallamiento de las tropas de su majestad, padeció el cautiverio, la cárcel..., todo el rato pringao en asuntos que le importaban una jiga; creo que cuando sus huesos reposaron en la cárcel real de Sevilla dió un buen empellón a su obra o eso quiero pensar.

Él no siendo reconocido, al que se plagió la segunda parte del El Quijote vivió agobiado por las deudas, la salud aunque hasta el final mantuvo ese pálpito por la vida como se muestra en el prólogo de Persiles y Segismunda; no sé cómo se tomaría esto del Premio Cervantes.

Álvaro Pombo con una larga trayectoria jalonada por obras literarias reseñables, ha llegado a recibirlo en silla de ruedas con 90 años, escribió el discurso pero no pudo leerlo, en su lugar lo hizo un señor que nos deleito con su lectura.

A pesar de todo, él no ha perdido su sencillez, cercanía, sentido del humor, lo que más me gustó fue "Escribo como hablo", más naturalidad no cabe.

Ni comparto, ni entiendo por parte de España la falta de reconocimiento a las personas valiosas cuando están vivas, no al final de la vida, es demasiado frecuente esta aptitud en nuestro país.

¿Por qué se maltrata a los hombres ilustres y se bendice a los mediocres?, quizá porque la E de España también es el inicio de la palabra Envidia o como dijo Fiodor Dostoyevski: "La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles", tal vez por eso se marchan a otros lugares donde los aprecien más, hartos de vivir dos vidas: una para sobrevivir, la otra para volar y eso cansa mucho sin embargo y a pesar de todo, un momento, solo uno, de éxito compensa tantos años de fracaso.

Gregorio Gigorro
Cartel anunciador de las fiestas del Carmen 1999



En Aranjuez a 4 de mayo de 2025