martes, 24 de diciembre de 2013

Felicitaciones


Como siempre,  él se ha levantado temprano, cuando las calles desoladas rezuman humedad y soledad, se ha dirigido al jardín, despoblado de ruidos humanos; sus pisadas sonoras sobre la hojarasca son el único sonido, salvo una bandada de pájaros, nadie le acompaña. Los árboles en esta época despojados de su frondosa vestimenta se recortan majestuosos, y en el horizonte, repleto de nubes de arrebatados amarillos entre los azules, el sol anuncia su inminente llegada, así nace un nuevo día.
Como siempre, él se dice que hay que continuar, que hay que seguir paseando por sus sueños, no importa lo que cuesten; a veces el peor enemigo y el gran desconocido es uno mismo, no quiere poner más tapias y más altas para impedir su salto.
Pero hoy no es un día cualquiera, no, pues es 24 de diciembre y rememoramos la llegada del niño Dios, es el día de la familia, de los amigos, de las cenas... No importa el estado en que se encuentren, que en demasiados casos está hecha jirones, porque hay millones de hogares en un estado digamos poco deseable o envidiable, de todas maneras también existen miles y miles de seres humanos esparcidos por la tierra, ávidos de compartir y de ayudar al que lo necesite.
Como siempre, de todo corazón, deseo que haya paz y felicidad a todos los hombres de buena voluntad, todos y cada uno de los días del año.
Recuerda que hoy es el día que tienes para vivir, mañana está aún lejano.
Gregorio Gigorro

Aranjuez a 24 de diciembre de 2013

domingo, 8 de diciembre de 2013

Según se mire


Mientras el sol amable de aquel otoño cálido le daba en la cara, seguía sentado en la tierra frente a la gran ciudad desparramada ante sus ojos. Los perfiles de los altos edificios sobresalían por encima de las cúpulas, las torres de las iglesias, el enorme y clásico palacio real, resultando un conjunto variopinto, moderno y viejo, una superposición del tiempo petrificado, salpicado de vez en cuando por el verdor de los jardines aprisionados por las construcciones, todo ello bajo un cielo azul intenso ausente de nubes.
Él observaba el ir y venir de un montón de criaturas que ajenas se afanaban en sus quehaceres; una miga de su bocadillo se desprendió y un hormiga no tardó ni un segundo en darse cuenta, arrastrándola con esfuerzo hasta desaparecer por la pendiente.

Ellos no nos ven, puede que por desgracia perciban un fatal golpe seco sobre sus vidas, por nosotros mismamente, porque no nos molestamos en mirar hacia abajo; por ejemplo cuando un bosque se quema, no sólo desaparecen árboles y plantas, también miles y miles de seres vivos son pasto de las llamas.
Desde esta distancia no se escuchaba afortunadamente el ruido de los coches, desde este jardín tienes que pensar en el metro atestado de gentes a esas horas llenas de prisa, sin mirarse, yendo como autómatas de un lado para otro.
Pero si subes a un edificio muy alto y miras hacia abajo les ves como hormiguitas diminutas e indefensas sorteando los cochecitos; si te asomas a la azotea de dicha construcción, ves el inmenso cielo sobre ti, y piensas desde allí quien nos ve, nos observa o nos dirige a su antojo; como si este mundo fuese una bola de cristal que se puede colocar boca arriba o hacia abajo.
Cuando un niño llora en su cuna, el padre corre a socorrerle, no deja de llorar quizá al ver de repente esa cara grande que parece amenazarle con su presencia, sin embargo su voz cariñosa, sus caricias, con toda probabilidad le harán dormirse plácidamente, pues le harán sentirse protegido y seguro.
Pero, ¿qué recordamos de todo esto, que tanto influyó en nuestra vida posterior?
¿Qué vemos, del que está sentado frente a nosotros si no paramos de mirarnos nuestro ombligo solamente?, ella o él tiene lo mismo que nosotros a grandes rasgos, somos más iguales que diferentes. Todo resulta ser según el punto de vista con que se mira, todo es según nos parece, como venía a decir Pirandello.
GREGORIO GIGORRO
"Happiness of living"
Oil on canvas
Signed and dated in 2013
Dimensions: 89 x 130 cm



En Aranjuez a 8 de diciembre de 2013

martes, 26 de noviembre de 2013

Unas letras para ti


¿Recuerdas la primera vez que fuimos a Miami?, con que cuidado preparamos el equipaje, qué nervios, metimos de todo, de todo; pero no, habiendo transcurrido tanto tiempo y con lo que ha llovido desde entonces y ha sido mucho, se nos olvidó incluir en nuestra maleta, la experiencia; claro, no pudimos, pues éramos mucho más jóvenes y carecíamos de ella. Después de seguir cada día, codo con codo, de aguantar vendavales, de cruzar desiertos  soportando idioteces banales; no hemos cejado en lo nuestro. Es imprescindible saber lo que quieres para luchar por ello, entrenándose y empeñándose hasta la obsesión. Ahora el equipaje lo haremos pronto, con lo puesto y lo que falte lo compraremos allí.
A lo largo de este tiempo, nos hemos equivocado muchas veces, otras hemos acertado, pero siempre nos hemos ilusionado con cualquier nuevo proyecto, pues era una aventura. Aunque haya habido momentos difíciles, en los que hemos decaído creyendo que todo se cerraba a nuestro alrededor;  pero si te paras y tienes calma a buen seguro que encuentras una solución, una puerta abierta ante ti, y es que para las personas con coraje sólo hay puertas abiertas, cuando una se cierra, otra se abre; hay que seguir firme, no distraerse del camino que uno se ha marcado, siendo siempre fiel a si mismo.
Parece que ya me encuentro nuevamente en la ciudad mimada por el sol, donde las palmeras se despeinan bajo la brisa marina, donde la humedad intensa del ambiente dota a todas las plantas de un brillo y un verdor exultantes; la luz clara la ilumina permanentemente y la mezcla entre lo anglosajón y lo latino concretamente lo cubano la impregnan de una aire amable y cosmopolita a la vez.
Vayas donde vayas y estés donde estés siempre hay un sitio para ti, sólo tienes que conquistarlo, las cosas suceden cuando tienen que ser, sólo tienes que poseer la entereza para saber esperar  independientemente del sesgo que tomen las circunstancias personales.
Y ahora toca ir a una fiesta, donde podremos conocer otras tendencias, otros compañeros y un montón de sensibilidades, de colores, de mundos distintos... ¡Y hay tantos por descubrir!, en fin tengo que acabar porque he de hacer la maleta, hasta pronto.
GREGORIO GIGORRO

miércoles, 20 de noviembre de 2013

El encuentro diario



Como todos los días, él celebraba la vida como el más hermoso regalo, se levantaba muy temprano, el sol seguía acostado; prefería esperarle sentado en un banco, viendo pasar a los demás, observando sus movimientos, sus caras, sus andares... Cualquier esquina, plaza o edificio, hasta el más escondido rincón de un jardín, no importaba lo que fuese, se convertía en objetivo de sus ojos, que examinaban, analizaban y diseccionaban todo lo que le ofrecía la ciudad para ser disfrutado, sin olvidarse nunca de llevar sus bártulos; en cualquier lugar podía saltar la liebre y no quería que se le escapara.
Como cada día, anhelaba que llegara cada tarde, como todas las tardes en las que se encontraba con ella, sí solo y solamente con ella y con sus ojos.
Como siempre, salía con el tiempo pegado a sus talones, para llegar a la hora señalada, le encantaba ir corriendo aunque el estudio no quedaba precisamente a tiro de piedra del trabajo de ella, en el barrio financiero de la ciudad; pero él no se paraba en mientes y corría sin parar en pantalón corto sin tener en cuenta la estación del año; para él siempre era primavera. Sorteaba con agilidad el ruido ensordecedor de los endiablados coches, los semáforos que le obligaban a pararse en rojo y los numerosos viandantes que a veces abarrotaban las calles, éstas con sus edificios decimonónicos acompañados de otros con menos solera, las iglesias, las acacias alineadas sobre las aceras; el paisaje urbano iba mudándose por otros inmuebles mucho más altos, más modernos y más sosos, a medida que se acercaba a su meta, lo único que continuaba igual era el tráfico.
-Corre, corre, tú puedes- se decía; pensaba que la pintura y un corredor de fondo se parecían en eso: entrenarse sin prisa pero sin pausa para conseguir sus deseos sin importar el tiempo invertido.
Hasta que por fin, la vió enfrente, al otro lado de la avenida; el  semáforo seguía en verde, pero justo cuando estaba a punto de cruzar, ella le gritó alzando las manos, de pronto un cochazo con prisa se saltó el semáforo; sin duda tenía la misma premura que él por llegar a su destino. Él se quedó lívido, pálido, chorreando de sudor y al poco felizmente quedó entre sus brazos apretándole sin parar, alejando poco a poco el susto y dejándose acariciar por sus ojos y todo su ser.
Como siempre, en demasiadas ocasiones en la ciudad, aquel encuentro podía haberse malogrado y todo porque un conductor no quiso o no supo pararse a tiempo.
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Una pareja particular"
Tinta y acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 49 x 35 cm



Aranjuez a 20 de noviembre de 2013

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Pobre infante don Pedro


Detrás quedaba el luminoso claustro, a un costado de éste se encontraba la capilla de Santa Catalina, de soberbia factura gótica, bajo la rotunda bóveda de crucería se exponían un rosario de piezas religiosas de buena orfebrería; su mirada fue tranquilamente recorriendo la sala, hasta que se acercó a  un sepulcro pequeño, situado en el centro de la misma, era un niño ataviado como un caballero, con su trajecito, sosteniendo la espada con ambas manos, aislado del resto del mundo por una recia reja que daba fe del nombre  y estirpe del yacente durmiendo el sueño eterno.
 
Pobre Infante don Pedro, pensaba él, viendo la sepultura de frío mármol aunque policromado; no dejaba de inspirarle una sincera ternura, una inmensa soledad. El personaje en cuestión, fue hijo natural del rey Enrique II de Trastámara, reconocido por éste como su retoño al igual que sus demás vástagos. Murió accidentalmente a muy temprana edad, dejando repentinamente una vida llena de privilegios por un fatal destino.
 
Un día soleado en la sala de los reyes del Alcázar de Segovia junto a otras personas de la corte, su  aya lo sostenía en los brazos; quizá al asomarse ésta desde  uno de los balcones, para disfrutar de algún desfile militar probablemente, ella se distrajera, mirando el espectáculo; absorta ante la gallardía de algún soldado conocido por la sirvienta, el caso es que de golpe y porrazo el niño se le fue de los brazos cayendo al enorme precipicio sobre el que se asienta el edificio,  muriendo inevitablemente, fue una tremenda sacudida para todos los presentes.
 
El aya que tanto mimo había prodigado al niño, que no había escatimado ni  tiempo ni cariño para ello, vió que su vida se iba al traste, ¿qué se le pasaría en un segundo por su cabeza?, sin duda el castigo sería ejemplar; no le quedó otra salida que la del infante.
 
Se marchó, pero sus lamentos a buen seguro que llenaron todos los rincones del Alcázar en busca de consuelo; de igual manera que rebosaron de júbilo cuando se celebraron fiestas o tuvieron lugar intrigas cortesanas o pavorosos incendios.
 
Las piedras siguen en pie, las puedes tocar, pero el alma que albergan estos lugares tan añejos, tan vividos solo se pueden llegar a acariciar con la imaginación.
 
A veces la vida sin avisar, te estrecha el camino, hasta el punto de nuestra nodriza: huyó para no volver, igual que los personajes de la película Thelma y Louise, en la cual la historia se enreda de tal manera que lo único que les queda a las protagonistas es lanzarse al  precipicio.
 
Después de todo, la vida es esa obra que interpreta cada cual  y que hagas lo que hagas siempre termina mal, por lo que no merece la pena, tomársela en serio.
 
 

GREGORIO GIGORRO
"Boceto para un sueño"
Óleo sobre lienzo
Firmado  y  fechado en 2013
Medidas: 54 x 81 cm



En Aranjuez a 6 de noviembre de 2013



jueves, 31 de octubre de 2013

Duerme




Duérmete contando estrellas, es mejor que hacerlo con ovejas, siempre se corre el riesgo de que sean muchas y se despierten balando, todas a la vez.
En el otro caso, aunque el firmamento esté preñado de ellas, son más discretas e iluminan la negra noche si no hay luna, además es mucho más sugestivo sentir sobre tu cabeza millones y millones de mundos lejanos y relucientes imposibles de alcanzar.
Duérmete contado estrellas, desde el silencio inmenso que da esas horas, puedes llenarlo con un montón de historias de seres ajenos a ti, o cercanos según se vea, a veces los humanos, no todos son agraciados al nacer con la caída de algún astro en su vida, de una buena estrella; no es lo mismo tener a la susodicha que estar estrellado, por ello con cierta frecuencia esos mundos fantásticos se encuentran más cerca de lo que pensamos; probablemente alguien con chispa, con estrella, se haya sentado en el autobús, te haya sonreído o te haya hecho algún favor..., mil cosas, pero quizá no te has dado cuenta. Claro, pensarás, ellas están allí en lo alto, suspendidas, ingrávidas, ausentes.
¿Cómo voy a disfrutar de una de ellas, aquí abajo?
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Nosotros en un interior"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1997
Medidas: 1,30 x 60 cm

Felices sueños.

Aranjuez a 29 de octubre de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

Pequeños placeres


 


Qué gusto sentir los rayos del sol, cuando se abren camino entre las hojas carnosas de la parra, sentado en la hamaca arropado por su sombra verdosa, a  esas horas del domingo cuando las chicharras aún duermen; mientras los gatos se empeñan en trepar por el granado.
Qué gusto da ver al saltamontes despistado sobre la santolina, al pensamiento amarillo resistiéndose a marchitarse después de  tanta sequía.
Qué espectáculo, es comprobar que los ramilletes de la glicinia siguen floreciendo aunque la primavera se haya marchado.
Qué alegría escuchar el saludo sonoro del canario y el periquito.
Qué bien ver sobre el alfeizar de la ventana al gato con su mirada verde pidiendo su comida mañanera.
Qué delicia ver las caricias sin fin que prodiga a sus pequeños.
Qué refrescante relajo nadar solo en una piscina azul como el mar, mientras los otros comen a esas horas decentes.
La verdad, es que no hay nada mejor que ir al revés del mundo.
¿Pero dónde te habías metido? -Pues estaba aquí, debajo de la sombrilla de paja, esperándote-
Y se marcharon a comer al borde del río tan fresquitos.
 
 
GREGORIO GIGORRO
"Los piragüistas"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 1999
19 x 33 cm



Aranjuez a 24 de octubre de 2013























sábado, 28 de septiembre de 2013

La bola de cristal



       El ruido del despertador, le alertó de la llegada del nuevo día, seguido de un estruendo sobre el suelo de mármol y entonces, sí que abrió los ojos como platos, ¡no lo podía creer!, al intentar silenciar esa máquina inmunda, medidora implacable del tiempo y de sus obligaciones desde muy temprano, descubrió que se había hecho trizas la bola de cristal que él le había regalado durante aquel viaje a la playa, al poco tiempo de conocerse; por el suelo, desparramados yacían los cachitos de aquel paisaje urbano  y diminuto, plagado de rascacielos sobre el que nevaba y nevaba.
De repente a Violeta se le agolpó todo lo vivido con él en veinte años; le resonaba en su cabeza, "Me voy", seguido de un portazo; y vaya que si se fue, poniendo un mar de por medio. Era como si los despojos de su existencia en pareja se hubieran desmenuzado en cientos de instantes de vida en forma de pedacitos tirados por el suelo.
Empezó a llorar sin parar de forma nerviosa, muy nerviosa, entre gritos y lágrimas se decidió a recoger los instantes de su vida hechos añicos, cada  trozo era mágico, soñado e irrepetible, y había muchos. Cuando hicieron aquel viaje al sur, ella quedó cautivada por el embrujo de aquella ciudad, por sus atardeceres; su primera noche de amor, aunque hubo sexo por supuesto, las cañas que tomaban al fresco, las noches estrelladas, el color de los mercados, su pasión por las antigüedades, las siestas, sus despertares...Después de que se vive una experiencia en no importa en qué lugar  y en qué circunstancias,  si ha sido placentera se establece una relación entrañable entre las cosas, que cobran otro valor para sus protagonistas. El sonido del órgano en aquella catedral, el olor a café caliente en cierto bar donde había actuaciones de jazz o la fuerza de su mano junto  la suya paseando descalzos por la arena; eran muchos, pero muchos cachitos imposibles de pegar. Aunque ella seguía recordando a la vez que recogía su pasado o lo que quedaba de él, poco a poco los lloros fueron bajando de tono para dar paso a los suspiros y a los hipos,  así las aguas volvieron a su cauce.
Y esta vez sonó el  teléfono impertinente, sin embargo lo agarró de un salto. "Dígame", una voz cálida en perfecto castellano le dijo: "Violeta i Olé", por favor; "Sí, soy yo, por fuerza más que nada"; la voz masculina continuó: "Señorita, hemos examinado detenidamente su dossier, su trayectoria y hemos valorado afirmativamente incluirla como colaboradora diaria en nuestra revista. Se quedó boquiabierta, pero enseguida dijo: "Perdone, yo he enviado muchas propuestas a diferentes medios de comunicación, y claro, podría decirme para cual sería", él le respondió: "Para locas por el vicio", a lo que ella contestó: "Qué bien, me parece muy propio". La única condición le dijo su interlocutor sería venir aquí, a New York dentro de una semana, para conocerla personalmente y despachar los detalles laborales pertinentes, "¿Qué le parece?", "Estupendo", dijo Violeta i Olé.
Corrió a mirarse al cuarto de baño, milagrosamente se le había iluminado la cara, habían desaparecido tantas lágrimas y su piel lucía más brillante que antes; lo que no sabía era con quien se iba a encontrar como director de aquella publicación, to be continued....
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Ella"
Acrílico y tinta sobre lienzo
Fimado bajo al lado izquierdo y fechado en 2013
Medidas: 40 x 40 cm


Aranjuez a 28 de septiembre de 2013

jueves, 12 de septiembre de 2013

Toledo de noche


Todavía guardaba en su memoria, el recuerdo fresco de aquella noche de agosto en Toledo. La cita fue a las diez y  llegaron por los pelos, quedaron en Zocodover,  donde él tantas veces desde mocito había estado con su padre, mientras éste hacía sus tratos con otros ganaderos, se daba un garbeo por la ciudad que desde siempre le  había fascinado.

El grupo escuchaba ensimismado las explicaciones del guía, muy ameno y versado en las historias de la ciudad que había sido el centro neurálgico en el siglo XVI, en aquella plaza modesta en dimensiones a la sombra del  palacio real, actual alcázar, se cocía de todo, se rumoreaba, se esperaba a ser recibido por el emperador, se ajusticiaba a los reos y  un sinfín de manifestaciones sociales de aquel tiempo.

Con el alumbrado tenue de los faroles, bajo un cielo negro sin luna se adentraron por la calle de la Sillería, empezando a descubrir portadas sobrias de marchitos palacios, historias de un hotel que hospedó a lo más granado que venía a conocer el lugar desde Ava Gadner, Rilke, Welles, tantos y tantos atraídos por esta urbe tan pequeña en dimensiones como majestuosa por su historia; el establecimiento hotelero ocupaba el solar de un convento ya desaparecido. Se pararon en la primera iglesia de todo el orbe católico dedicada a San José y adosada a un palacio aún habitado por sus nobles propietarios, donde vivió Santa Teresa y se refugió San Juan de la Cruz antes de ser encarcelado. Dicho palacio miraba a otro que albergó la Ceca, fabrica de moneda, de ahí viene el dicho de la Ceca a la Meca y llegaron a Santo Domingo el Real, de soberbio pórtico renacentista donde nos contaba nuestro Cicerone, jugaba al fútbol de pequeño;  es un lugar recoleto, donde afloran los recuerdos de Bécquer y Valeriano su hermano que vivieron cerca de aquí.

Examinaron las portadas con señales de muertes violentas sobre los muros, en forma de cruces tubulares; se asomaron al tercer recinto amurallado que mira al norte, sobre la Antequeruela y la ciudad nueva, sembrada de titilantes colores ámbar y la noche seguía quieta.

Después de atravesar la plaza de San Vicente donde estuvo la prisión de la Inquisición, lugar que actualmente ocupa la Universidad Lorenzana, en cuyo interior se encuentra un patio que nos habla de la magnificencia romana, dejaron a la izquierda Santa Clara, sobre el pedregoso pavimento que requiere calzado cómodo, se internaron de lleno en la parte conventual.

De pronto se pararon a instancias del guía, guardaron silencio y éste le respondió:"Nada", ni un grillo  ni una voz ni un coche, un escenario de otro tiempo sin prisa. Cobijados bajo los cobertizos comenzó la enumeración de conventos, los edificios que antaño fueron palacios árabes  en el siglo XI posteriormente pasaron a serlo cristianos después de la conquista de Toledo en 1.085 y más tarde  se convirtieron en lugares sagrados donde reina la clausura, ahora corren el peligro de ser clausurados pues las vocaciones están de capa caída. Vieron el laurel de la casa que habitaron los hermanos Bécquer y supieron donde supuestamente reposan los restos de El Greco en Santo Domingo el Real el Antiguo; descubrieron la casa que habitó Garcilaso, poeta que ejerció  una gran atracción entre escritores como Alberti; aquí Luis Buñuel fundó una asociación con sus amigos Lorca, Dalí y otros que  ya de jovencitos apuntaban maneras y volvieron a descubrirse ante la delicadísima portada plateresca de San Clemente, convento de fundación real, cuna del mazapán y poseedor de una riqueza artística imponente, de frente al de San  Pedro Mártir de patios interiores que no le van a la zaga. Inolvidable la imagen de Catherine Deneuve en la película de Buñuel rodada en dicho convento.
Como es difícil de olvidar que de aquí salió el mito de don Juan, que vivieron Lope de Vega, Tirso de Molina, Zorrilla, tantos y tantos que  nos han hecho tan grandes. La noche seguía cubriéndonos con su manto  y Garcilaso desde su pedestal daba la espalda al palacio de Mesa, miraba de frente a la cúpula de San Ildefonso, la iglesia jesuítica, a la derecha a San Pedro Mártir cuyo altar estuvo decorado por pinturas de Maino, actualmente expuestas en el Prado, y donde reposan entre otros los restos de un clérigo que voló antes que los hermanos Montgolfier y que sin embargo se le tuvo por loco.
El patrimonio verdaderamente inmenso se mantuvo intacto hasta la guerra de la Independencia donde  gracias a los franceses se perdieron doce grandes  edificios, a pesar de todo sigue sobrecogiendo, pues siempre descubres cosas nuevas porque alguien te las sabe contar y tú disfrutas escuchándolas; hasta la próxima visita se dijeron con los ojos al despedirse en Zocodover, no sin antes sentarse al fresco, tomando  un café en el mirador de San Miguel el Alto frente a San Servando y la Academia militar con el Tajo a sus pies.
GREGORIO GIGORRO
"El gato y el pajarillo"
Acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 25 x 75 cm

En Aranjuez a 12 de septiembre de 2013

jueves, 5 de septiembre de 2013

Ensueño


Cualquier noche de éstas, me meteré en tus sueños, cuando estés abandonada al cansancio, poseída por Morfeo.
 
Cualquier noche, sin que te des cuenta, recorreré las habitaciones y los bosques enmarañados de malezas, las estancias entregadas a la inconsciencia y me sentaré  un rato a ver como miras a las estrellas desde ahí adentro.
 
Cualquier noche, cuando menos te lo esperes, susurraré en tu oído como si fuera una caracola y te hablaré del mar sin palabras; haré que me siga un ejército de caballitos de mar y seguro que sentirás los cantos de las sirenas.
 
Cualquier mañana, antes de lo que te imaginas, verás el mar, sí, el mar turquesa intenso, con su olor a yodo, y estarás en la playa desierta, y llorarás, pero está vez de alegría.
 
Cualquier día...
 
Gregorio Gigorro
GREGORIO GIGORRO
"Descansando"
Acrílico y tinta sobre cartón
Fechado y firmado en 2013
Medidas: 25 x 75 cm


Aranjuez a 5  de septiembre de 2013
 

viernes, 30 de agosto de 2013

Ave María



Desde el  preciso instante que colgó el teléfono, empezó a viajar; había transcurrido tanto tiempo, más de cuarenta años largos, que no podía imaginar cómo sería, si llegaría a reconocerla; sólo su voz clara y cantarina le hacía percibir que se trataba de alguien realmente joven; casi, casi era una cita a ciegas.
Muy de mañana comenzaron un viaje al pasado, a un mundo de recuerdos que formaba parte de su memoria, la cual había tejido una telaraña tan enmarañada que las vivencias lejanas,  se agolpaban en su cabeza en forma de madeja desordenada.
Dejando la montaña a sus espaldas, recorrieron carreteras desiertas, campos llanos y desolados, por fin vieron la desviación hacia Fontiveros; desde siempre los dos desearon conocer el pueblo natal de San Juan de la Cruz, la ocasión era que ni pintada. Apareció a lo lejos, solitario en medio de campos de cereales; el modesto caserío parecía abrumado por  la mole de la iglesia, además de unas cuantas torres había salpicando el conjunto alguna nota  verde y varias lagunas, contrastando  con los amarillos y ocres del resto. Pronto dieron con el sitio, llamaron a la puerta y enseguida una  voz dulce, les  respondió: "Ave María  Purísima".
Efectivamente, Pilar, Pili era igual de joven al natural que por el teléfono, se reconocieron, comenzaron a charlar, al poco  rato desapareció a hacer sus quehaceres y pronto volvió a aparecer para continuar repasando. Se quedaron solos, poco a poco abandonaron sus ansias, sus prisas y reinó el silencio; comenzaron a traer los platos mientras ponían la mesa; degustaron auténticos manjares, pues el cariño depositado en ellos sobrepasaba en mucho al sabor  de la comida, que  transcurrió con calma, quizá la que buscaban, afuera quedaba el resto del mundo donde abunda, vayas donde  vayas el ruido, mucho ruido  y pocas  nueces. 
Después de  tomar  café y  mantecados, al  otro  lado aparecieron las ocho hermanas contentas y sonrientes agradeciendo la visita, destilaban paz a raudales, ellos se sentían contagiados; se marcharon  todas excepto  Pilar,  la priora, siguieron desgranando  recuerdos sin  parar hasta que ella continuó  con sus  tareas; salieron y volvieron  a verlas en la iglesia contigua al  convento,  cantando esta vez.
Les separaba  físicamente una reja, pero la realidad,  es que era y es un abismo; dos mundos antagónicos completamente: el de ellas presidido por la oración, la contemplación,  la pobreza, la obediencia y  la castidad; descalzas de toda riqueza mundana. El nuestro totalmente  contrario  al suyo, lo cierto es que llegaron a las doce y media pasadas del medio día y se marcharon a las siete  largas de  la  tarde; sin embargo les pareció un suspiro,  no  había   palabras para descubrir lo que sintieron,  pues  resultaban  huecas,  pero lo sintieron de verdad;  fue como un vacío,  un  bienestar, como si hubieran recibido un baño extraño, que les  conmovió y les  revolvió su interior.
Ni que decir tiene que prometieron volver lo más pronto posible, para mojarse aún más.
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"El jardín en primavera"
Técnica mixta sobre tela
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 100 x 70cm



Aranjuez a 31 de agosto de 2013

sábado, 3 de agosto de 2013

La celebración


La luz ámbar se filtraba a través  de los ventanales de la inmensa nave, elegante y rotunda de la iglesia; un ejemplo sobrio del arte del renacimiento de los  tantos diseminados por la llanura manchega.
Ellos, se encontraban sentados en un banco observándolo todo con una extrema calma, la novia engalanada junto al novio en el altar, repetía en alto, su compromiso de por vida con éste, en presencia de un nutrido grupo de invitados que abarrotaba el templo, ataviados para la ocasión.
Mientras la pieza de Mozart ejecutada por los músicos ascendía hasta las bóvedas desnudas, el perfume de los liliums blancos impregnaba todo el recinto, llenándolo de una exquisita fragancia.
Entretanto ellos miraban de reojo un cuadro grande y soberbio  que representaba la adoración de los magos, nada menos de Lucca Giordano, al lado una escultura de la virgen del Carmen completaba el bello conjunto.
En este país tan antiguo en el rincón menos insospechado, descubres una joya; sólo tienes que pararte y disfrutar. Agarrados de las manos se hablaban con sus ojos, recordando aquel día de septiembre cuando se dieron el sí para toda la vida, también la iglesia se encontraba a rebosar de flores y la música sonó durante toda la ceremonia.
Sin decirlo, sentían que casi todo en su existencia empezaba a tener veinte años; eran muchos, pocos; no sabían a ciencia cierta, sólo les constaba que continuaban andando de la mano, codo con codo.
La luz cegadora y el calor sofocante les esperaba afuera pero ellos no se arredraban, cargados con sus recuerdos e ilusiones llegaron hasta otro pueblo donde ya se intuía la cercanía del mar; también allí presenciaron una boda, con el cortejo acicalado a  tal efecto, arropado por los fuegos de artificio de Haendel, en un escenario que no desmerecía al enlace nupcial.
La interpretación de la música antigua les conmovía,  se sentían arrullados y elevados, gracias a la magnífica acústica de los lugares donde la escuchaban. A buen seguro que Dios en estas ocasiones, sonreía ante tal agasajo humano; aunque se dice que dicha disciplina amansa a las fieras, siempre hay que tener en cuenta que éstas pueden ser  sordas, pero no todas, afortunadamente. Él le dijo: "Vámonos, pues cuando lleguemos va a estar cerrado el mar"; a lo que una invitada al oírle, respondió: "El mar nunca se cierra".
Sonrieron y se quedaron un rato más gozando del ambiente festivo, no era para menos, nadie les esperaba y las prisas nunca fueron buenas para vivir.
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Con otro aire"
Tinta y acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 35 x 50 cm


En Aranjuez a 3 de agosto de 2013
,

miércoles, 17 de julio de 2013

Una probabilidad entre muchas


Me encantan las sombrillas multicolores que siembran las calles, las plazas y las playas, como si se tratara de un inmenso tapiz de flores de tela, se despliegan al sol para guarecernos de éste y sus rigores.
 
Me encandila el ruido de los vasos y los platos sobre las mesas, los chascarrillos de las personas a la sombra de las sombrillas, cuando cae la tarde con sus últimos arreboles; mientras todas, todas las cosas se iluminan con esos tonos anaranjados matizando los contornos, convirtiendo cualquier escenario en algo irreal.
 
Me priva el olor a hierba recién regada al borde de la acera mientras te tomas una caña y tu boca de fresa no cesa de llamar mi atención.
 
Por fin el manto negro de la noche ha caído sobre el mundo y nosotros mirando a la luna gorda, nos decimos: "Allá arriba probablemente habrá otros lugares con sombrillas para resguardarse del calor".
 
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"El jardín"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2012
Medidas: 34 x 74,3 cm




Aranjuez a 18 de julio de 2013
 


lunes, 1 de julio de 2013

La cita


Se  fue desperezando sin prisa, el  sol lucía en lo alto, el largo invierno tocaba a su fin; después de tanto frio había llegado el momento y decidió que la primavera volviera a su vida.
Aquel accidente de  tráfico cambió el rumbo de sus días, de golpe y porrazo se quedó sin familia; la niebla se tragó a su mujer y a sus hijos dejando un inmenso rastro de ausencia. Al quedarse solo, huérfano por todos los lados, con su vida hecha jirones, en carne viva; se  refugió en su trabajo, pasando un desierto durante años y años, llorando por dentro sin derramar una sola lágrima hacia afuera. Blindándose con un traje de piedra sin traspasarle nada ni nadie, vacunándose así de cualquier emoción. Absorbido completamente por su labor como profesor de universidad, su total entrega a la docencia hacía que los días transcurridos se parecieran demasiado los unos a los otros,  hasta llegar al fin de  semana; dedicado a practicar algún deporte, a la lectura y al cuidado de la casa.
Después de aquella fatídica noche,  cambió la  residencia familiar por un apartamento pequeño  en el centro, para ahuyentar los recuerdos que pesaban como potentes losas de  piedra. De esta manera sus días grises se derramaban con la languidez de la lluvia sobre los cristales; una mañana se encontraba en su despacho, cuando alguien tocó a la puerta, se trataba de una alumna venida para discutir sobre la nota de un examen con la que estaba en total desacuerdo.  Al cabo de un rato, de tirar y aflojar, al pasar unos folios, las manos de ella rozaron las de él,  de repente sus miradas se cruzaron. Él empezó a hundirse en  el verde de sus ojos color esmeralda como el  mar, encendiéndose echando chispas.
A continuación hablaron de lo humano y lo  divino hasta olvidar ambos sus respectivos compromisos. Él estaba excitado al regresar a su casa, en su cabeza súbitamente empezaron a relinchar caballos, palomas..., que parecían desbocarse. Se decía: "Pero si podría ser su padre". A sus cincuenta años se le apareció la imagen de su hija y pensó como sería ahora, sintió un nudo en la garganta que desapareció después de tomar una copa.
"Pero bueno si  podría ser mi  padre", decía ella mientras un montón de mariposas revoloteaban por su estómago, sin acordarse para nada del suyo.
Las visitas al despacho se hicieron frecuentes, así llegó el fin de curso habiéndose dado sus respectivos teléfonos. No habían pasado quince días cuando después de haberse devanado los sesos, venciendo sus miedos, se decidió a telefonearle, pidiendo una cita que ella aceptó encantada.
Desde ese momento fue como si volviera a sus años jóvenes, estaba como loco, como cuando conoció a su mujer; empezó a vestirse probándose este pantalón, este suéter, comprobando la hora..., ella por su parte se encontraba de igual manera, aunque a los veinte años, no necesitas nada, lo llevas todo puesto.
Harto de tantos inviernos pasados, cerró la puerta y encerró la primavera en su piel, bajó a la calle, enfiló la avenida del parque a la sombra de los plátanos frondosos y el olor a hierba recién cortada, bien provisto de cascadas de ilusiones nuevas para ver a su Aurora.
GREGORIO GIGORRO
"Ella"
Acrílico y tinta sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas : 35 X 50 cm

Aranjuez a 13 de junio de 2013

miércoles, 5 de junio de 2013

El volapié


Aquella tarde de mayo acodado en la baranda, al sentir la música de la cercana plaza de toros, los acordes de un pasodoble se elevaron sobre las cúpulas de palacio y de San Antonio, se esparcieron por los jardines llegando hasta los sotos, subiendo hasta la azotea y se dejó llevar, volando hacía otra época, de repente se vio en aquel coso, construido hace más de doscientos años, en un tiempo record para solaz de los regios espectadores y toda su corte.
Goya, que tantas veces había visitado el Real Sitio, requerido por sus majestades, el príncipe de la Paz entre otros nobles; recuérdese que el retrato de la familia de Carlos IV al completo lo pintó aquí, concretamente en el salón Ariadna de palacio; se encontraba junto a Cayetana, duquesa de Alba, disfrutando de la corrida, gozando de la vida que tanto le había costado conseguir; ella, señora distinguida y llana a la vez, se sentía atraída por los toreros y  los saraos populares. A buen seguro que no se perdió aquel día de toros en  Madrid, cuando Barbudo, un toro negro zaino, acabó con la vida del diestro José Delgado, "Pepe-Hillo", inventor del volapié.
Nadie podía imaginar que un año después, a finales de julio de 1.802 doña Maria del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Silva, moría inesperadamente sin dejar descendencia,  en ella se extinguió la rama principal de los Alba, pasando el titulo a una rama colateral, a la de Fitz-James Stuart.
Nuestro pintor en seis meses de trabajo en el año 1.798 había decorado la media naranja de San Antonio de la Florida, su obra redonda, pletórica de vida, donde personajes de aquel Madrid se arremolinan ante el milagro del Santo, hecho ocurrido en el siglo XIII pero trasladado al siglo XVIII; poco después sería nombrado el primer pintor de cámara del rey Carlos IV.
Pero mucho antes entre 1.793 y 1.794 al quedar viuda Cayetana, le acompaña a Sanlúcar, serán diez meses de alegría, pintará como un poseso hasta formar el delicioso cuaderno de bocetos. Es fácil imaginar a la pareja pasear al borde de la bahía o por el Coto de Doñana impregnados por la brisa marina y la luz transparente; como tampoco lo es cuando uno se encuentra en el Volapié, un lugar traído del sur hasta Aranjuez, para deleitarnos con los sabores de la buena mesa que huelen y saben a esa tierra tan cálida, en el restaurante de mi amigo Ricardo, no añoras a Cádiz, parece que estás allí. Si Goya viviera a buen seguro que hubiera tomado un refrigerio con Doña Cayetana para seguir recordando aquella temporada pasada; el aroma del sur está a un paso de ti, de igual manera que los lugares frecuentados por personajes como la aristócrata y el artista mencionados, otros como Farinelli, la duquesa de Osuna, Godoy, la condesa de Chinchón..., posteriormente Rusiñol, el maestro Rodrigo y tantos otros que han sido seducidos por este Sitio con mayúscula  y lo han engrandecido.
Muchas veces disponemos de lugares maravillosos y cercanos, sin embargo no somos capaces de verlos.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Globos sobre Aranjuez"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 2009
Medidas: 70 x 35 cm




En Aranjuez a 5 de junio de 2013


domingo, 2 de junio de 2013

La vista


Después de haber atravesado el majestuoso puente de Alcántara,  habiendo visto el conjunto apiñado y sobrio bajo el Alcázar,  se internaban a través de una carretera estrecha y zigzagueante, bordeando la escarpada colina, atravesando el arco que un día formó parte del acueducto que abasteció de agua a la ciudad.
Seguían subiendo la cuesta y a la derecha, en lo alto se erguían las numerosas iglesias, palacios, la potente catedral primada con su esbelta torre, San Ildefonso, San Pedro Mártir y otras muchas, recortándose sus perfiles bajo el cielo añil. Para él, era uno de los skyline más soberbios del mundo; a veces se paraban al lado de la virgen del Valle, una ermita deliciosa, desde donde la ciudad se mostraba en toda su magnificencia con el Tajo encajonado a sus pies.
No sabría con que estación quedarse, pues la encontraba hermosa en cualquier época, hiciera frío o calor, fuera de noche o de día, por cierto gracias a la iluminación de la que disfruta, tenía la impresión de estar delante de un lugar anclado en otro tiempo, fuera del actual.
Otras veces llegaban hasta el cerro del Emperador y en la terraza del parador, si hacía bueno, él mientras tomaban un refresco, les iba relatando los nombres de cada monumento; como regresaban de  vez  en cuando, tenía la costumbre de preguntar a sus hijos por aquello que les había enseñado.
Cuántas puestas de sol cegadoras habían visto los cuatro. Al regresar de otros viajes, hacía lo posible para descansar y estirar las piernas, parándose delante de aquel espectáculo, se sentía que estaba en su casa y que desde su balcón justo enfrente, estaba Toledo, ¡Casi na!, deseaba que le quedaran muchas ocasiones para seguir gozando de aquella vista, pues siempre decía: "Si me gusta algo, es para siempre".

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
¡Qué miras, princesa!
Tinta y acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2013
Medidas:  50 x 35 cm


En Aranjuez a 2 de junio de 2013

miércoles, 22 de mayo de 2013

Atlético de Madrid, campeón



Amaneció un día de primavera frio, era viernes diecisiete de mayo, mes florido y hermoso, este año aún más, debido a las lluvias acaecidas; con un ambiente inestable, alternando ratos donde el sol reía, con otros donde lloraba sobre el terreno de juego, lugar de la celebración del derbi más esperado del año.


La jornada avanzaba, los ánimos de los fervientes seguidores de ambas alineaciones iban creciendo, por fin llegó la hora, el partido fue reñido, de un dinamismo trepidante entre el equipo galáctico y el Atlétic  arropado por una afición enardecida. ¡Fue apasionante!, y lo digo yo que no me gusta este deporte en absoluto, pero si practico el ejercicio físico con frecuencia; ahora bien cuando se trata del equipo del Calderón es diferente, porque valoro con mayúscula la voluntad, el esfuerzo y la perseverancia, no importa a lo que te dediques.


La espera ha merecido la pena, después de catorce años ha obtenido la victoria contra el coloso del Bernabéu, habiendo jugado los dos francamente bien.


Si tuviera que apuntarme a un club no lo dudaría, porque éste apoya incondicionalmente a sus jugadores, pase lo que pase; los hinchas colchoneros son sufridores natos, nunca dejan en la estacada a su equipo. En un mundo en él que el éxito es algo fundamental, apostar por el caballo perdedor temporada tras temporada, resulta verdaderamente anacrónico.


Con un presupuesto muchísimo más bajo que su contrincante, su coraje y su paciencia extraordinarias, les ha llevado a buen puerto, hasta la plaza de Neptuno, dios del mar, abarrotada de público con la alegría que les caracteriza para celebrar la victoria.


Enhorabuena a todo el equipo y a sus seguidores que como yo  creen cada día en  que los sueños pueden realizarse.


GREGORIO GIGORRO
"El jugador"
Tinta y acrílico sobre lienzo
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 50 x 50 cm



En Aranjuez a 23 de mayo de 2013

sábado, 18 de mayo de 2013

Interior



La locomotora de un tren antiguo sobre la mesa baja del luminoso salón, parecía mirar al caballo de cartón fallero, que se encontraba sobre una alfombra esparcida por el suelo, se diría un jardín multicolor y geométrico, pletórico de flores encendidas entre los arriates rectilíneos, dando el contrapunto al piso de color madera, mientras el ojo ciego de la televisión vigilaba la escena; sobre todo ello un ventanal dejaba ver un paisaje urbano presidido por una cúpula, se trataba de un interior. Ella había recorrido con su mirada cada detalle del cuadro, después de un rato, exclamó: "¿Desde tu casa se ve una cúpula?", él se sorprendió por la  pregunta y enseguida le respondió:  " No, pero se verá".
 
 
Pasaron tres años pintando y viviendo; ahora desde su casa se veían no una, sino tres cúpulas, rodeadas de un inmenso jardín que se prolongaba en el campo haciéndolo aún más grande.
 
 
Es curioso, porque el tren que pintó tampoco existía en aquel momento, pero si es verdad, que al poco tiempo su cuñada le regaló a su  hijo el mismo; de igual manera sucedió con el caballo, él creía recordar  que de pequeño había uno en casa de sus abuelos maternos con el que jugaba, en todo caso quedaba muy bien haberlo incluido en la composición pictórica, al igual que la cúpula, ya que en aquel barrio del sur, donde habitaba había muchas cosas pero  ningún alarde arquitectónico como el retratado.
 
 
Sin embargo, lo pintó probablemente porque anhelaba que el sitio donde quería vivir fuera así, de hecho andando el tiempo los elementos pintados tomaron carta de naturaleza; y es que los sueños si los visualizas con toda tu fuerza y con insistente frecuencia, a fuerza de soñarlos pueden adquirir forma real.
 
 
Para muestra sirve un botón.
 
 
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"La bicicleta y el pez"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2008
Medidas: 81 x 100 cm



En Aranjuez a 18 de de mayo de 2013

martes, 30 de abril de 2013

Deseos



Ella, desearía que detrás de las interminables arcadas de la inmensa plaza barroca, desembocaran en un mar azul, que la majestuosa fuente coronada por la diosa Venus, le sonriera. Ella desearía que la esperase delante del palacio, una carroza dorada, tirada por corceles blancos y la diera un paseo bajo los plátanos frondosos de las avenidas, preñadas de alhelíes, jacintos y margaritas, rodeada de  bandadas de golondrinas juguetonas, y mecida por el canto risueño de los mirlos blancos.
 
Ella, desearía escuchar la llamada de un buque sobre ese mar quieto, adornado con barcos de velas multicolores sobre el agua; que los niños de sus ojos crecieran contentos  y siempre la mesa estuviera dispuesta para comer al sol.
 
Ella, desearía que siempre fuese primavera en su jardín,  y  yo poder estar a su lado para  disfrutarlo  juntos.
 
GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Al sol"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2010
Medidas: 100 x 100 cm


Madrid, 1 de mayo de 2013
 
¿Y tú, qué deseas?
 

domingo, 28 de abril de 2013

La visita más esperada



¿Quién pudiera guardar el perfume de la glicinia, del espliego..., de miles de fragancias que tanto te gustan y tanto disfrutamos?
 
¿Quién pudiera preservar en la retina, el abanico gigante de tus estampados rabiosos de color  y de frescura?, no importa él que luzcas, da igual si estás en la ciudad o en el campo, todos te sientan estupendamente.
 
¿Quién pudiera poseer ese carácter tan tuyo, tan variable, según sopla el viento; descargas tu fuerza con un chaparrón de agua para después sonreir guiñando el ojo al sol perplejo entre nubes llorosas, desconcertándonos cada día; a veces puedes adelantar tu  llegada, eso se  palpa en el ambiente. En cualquier caso, siempre eres bienvenida pues nos llenas de alegría, de vida, ya que contigo todo vuelve a renacer arrolladoramente.
 
Una visita solamente cada año vale mucho, por eso la guardamos como oro en paño; mil gracias por venir a vernos prima Vera, eres siempre inolvidable; yo te llevo a buen recaudo el resto del año, porque la primavera no es sólo una estación  sino una forma de vivir, como decía Oscar Wilde.
 
Gregorio Gigorro
GREGORIO GIGORRO
"La visita más esperada"
Acrílico y lápices de colores sobre papel
Firmado y fechado en 2009
Medidas: 20 x 30 cm


Aranjuez, 28 de abril de 2013
 
 

lunes, 15 de abril de 2013

Se vende



     Este es el cartel que reza, por cierto de generosas proporciones, sobre la fachada del palacio que perteneció a los duques de Osuna. ¡Cuesta trabajo imaginar como debió de ser aquello en sus momentos de esplendor!, viendo su actual situación de completo abandono, ahora compartimentado por una parte en un restaurante y en unas casas de vecinos por otra.
    La puerta de acceso, aún así nos habla de la prestancia diocechesca del lugar nada más flanquearla, se puede admirar en el apeadero en lo alto y ambos lados de la verja, dos esplendidos jarrones testigos del gusto neoclásico de sus propietarios, los Osuna, que al igual que los Medinaceli, Alba, Oñate y otros, poseían palacios para disfrutar de las estancias de la familia real, cuando ésta se desplazaba hasta Aranjuez cada primavera.
     Aquellos nobles amantes del arte y de la buena vida fueron los responsables de dar cobijo  y sostenimiento a una pléyade de artistas importante,  porque era un deber ensalzar a las Bellas Artes  y a sus autores que venía de lejos, desde el Renacimiento, pues era la mejor manera de propagar su estatus de privilegio y buen nombre de los comitentes en la sociedad de la época.
     La condesa-duquesa de Benavente  y duquesa de Osuna, doña María Josefa Alonso-Pimentel de la Soledad y Téllez-Girón, familia también de la duquesa de Alba, cuya estirpe se remonta a la dinastía de los Trastámara que perduró con los Austrias y que continuó con los Borbones, es un ejemplo señero, no el único de lo apuntado anteriormente; siendo privilegiados supieron privilegiarse enalteciendo al arte. De ahí que creara un retiro cerca de la corte donde todo absolutamente se mimó hasta el más mínimo detalle, ¡vamos un capricho!, así se llamó la quinta donde convivían el paisajismo inglés con el francés,  regado por rías, lagos y estanques con esculturas de dioses vigilantes en sus orillas, con un palacio que atesoraba muebles, pinturas de lo más granado del panorama artístico, todo ello elaborado por los mejores artífices de  cada campo, sin importar la procedencia de éstos. Ella fue la responsable de introducir a Goya en sociedad, de ayudar a Bocherini, a Espinosa y tantos otros. Vivió tiempos convulsos, como también lo son los actuales; la guerra de la Independencia destrozó aquel "capricho", como lo  haría con tantas otras cosas y con miles de vidas perdidas, pero pudo poner en pie todo lo destruido.
     Viendo el cartel que yo vi, seguro que se pondría triste, como  yo lo estoy, percibiendo como el inmenso patrimonio que hemos recibido se deteriora sin que se ponga remedio. El legado artístico  y cultural es la mejor herencia de un pueblo, porque es la memoria de éste; su ignorancia puede llevarnos a fatales consecuencias.


     Doña Josefa sigue viva, mirándonos desde los retratos pintados por Goya,  parece  pasear cada primavera bajo los lilos que tanto le gustaban, en su retiro a las afueras de Madrid, lugar que podemos disfrutar evocando con la imaginación lo que debió de ser, cuando se engalanaba para las celebraciones con las que le gustaba agasajar a sus amigos. No podemos decir lo mismo de la residencia que poseía en Aranjuez, como de tantos otros monumentos de esta ciudad; por lo que se  ve nada es perfecto.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Vaya susto"
Boceto para plato
Acrílico sobre papel de embalar
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 37 x 37 cm


Aranjuez. 16 de abril de 2013