sábado, 5 de mayo de 2012

La travesía


Cuantas veces subido en el camión de mi padre, camino de la feria de ganado que había en Talavera, he recorrido el paseo de olmos centenarios, bordeando el río, al acabar la cuesta, descubría el majestuoso espectáculo del soberbio puente de Alcántara flanqueado por las dos puertas; las murallas que serpenteaban la colina, abrazando el caserío, coronado por el imponente Alcázar con sus chapiteles de pizarra que competían con los de Santa Cruz y otros, recortándose sobre el azul añil del cielo.


Cuántas veces mis ojos de niño, se abrían como platos para no perder ripio y mientras el vehículo avanzaba por el centro de la ciudad,  descubría puertas de muralla, iglesias de las que más tarde sabría sus nombres, su estilo, su historia; cuanto abigarramiento de construcciones todas añejas y con empaque, hasta desembocar en la fachada elegante y sobria del hospital Tavera, antes de enderezar la carretera hacía nuestro destino.


En un altozano del camino, yo miraba a través del espejo, enmarcado como en un cuadro, se encontraba subido todo el armonioso conjunto de la ciudad, rodeado del vasto campo y de los lejanos montes, bajo el cielo inmenso.


La ciudad se ha ido extendiendo hacia la vega baja, pero yo a pesar de todo o de todos los cambios, sigo fascinado por aquella visión tan corta como intensa que el tiempo transcurrido no ha logrado mermar ni un ápice.



GREGORIO GIGORRO
"Vista de Toledo"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 1.990
Medidas: 39 X 70 cm





Aranjuez, 30 de Marzo de 2.012

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