Le agobiaba la idea de perder aquel tren, tanto había soñado con aquel viaje que no pegó ojo. Mecido por el traqueteo de las ruedas, se quedó dormido, como cuando era niño en su sillita.
Un cielo cuajado de estrellas, llenaba la noche inmensa mientras el canto de los grillos acompañaba al paseante. Deambuló por callejas, placitas, ruinas antiguas, bajo palmeras altas como campanarios; el susurro de las fuentes refrescaba el recorrido repleto de naranjos y jazmines hasta desembocar en un río grande y manso adonde se asomaba la ciudad entera. Al llegar a la estación el sol le despertó, había llegado a su sueño.
GREGORIO GIGORRO "Pepi en la pecera" Acrílico sobre cartón Firmado y fechado en 2.000 Medidas: 50 x 35 cm |
Es necesario mantener los sueños vivos. Un abrazo
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