A esas horas, las campanas tocan a misa en San Pascual, los niños se preparan para ir al colegio, el amor urgente entre una joven pareja inagura su jornada.
A esas horas, un viejo acaba de expirar, un ejecutivo firma un contrato suculento, un hombre muele a palos a su compañera, una mujer se despide de su marido antes de tomar el tren, unos ladrones desvalijan la casa desierta.
Un camión riega las calles, unos jardineros barren en los parques; los coches llenan las carreteras camino del trabajo hacia la ciudad.
A esas horas la ambulancia llega al hospital, se sienta en la silla de ruedas y otra vez, los pasillos interminables que aparecen y desaparecen a su paso; el frío de las paredes, los focos blancos que hieren sus ojos.
Otra vez más, las sonrisas desde arriba, las palabras tranquilizadoras, las batas, los guantes azules, los útiles impolutos dispuestos para la faena; vuelven a comenzar los taladros por así decirlo, escociéndole por dentro.
Las ganas imperiosas de salir corriendo, sin mirar atrás; pero no, no escapará, no puede ni debe huir de lo irremediable. Una vez más el mundo al revés y vuelta a empezar esa frase ya familiar para él: "Piense en algo bonito y cierre los ojos muy pero que muy despacito".
GREGORIO GIGORRO "Las regatas" Acrílico sobre papel Firmado y fechado en 1997 Medidas: 31,5 x 43,5 cm |
En Aranjuez a 22 de octubre de 2015
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