Esa fuerza arrolladora,
incansable que lucha con todas sus fuerzas,
contra las ataduras del cuerpo,
al que sobrepasa con creces,
que se eleva sobre él,
intangible,
otorgando ese halo,
convirtiendo lo puramente físico en algo mágico,
etéreo casi divino.
El alma se pasa la vida
intentando escaparse de los límites terrenales,
y al final se va para seguir su camino,
no se sabe adonde,
porque ella es inmortal.
GREGORIO GIGORRO Boceto de jarrón grecorromano Bolígrafo y acrílico sobre papel 35 x 25 cm 2012 En Aranjuez a 25 de febrero de 2020 |
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