Las calles se han quedado sin gente, salvo algún despistado o necesitado de comprar lo necesario, los bares, restaurantes, centros de ocio, de cultura... todo cerrado a cal y canto; el viento y el silencio se han adueñado de todas las ciudades.
Un coche de la guardia civil cruza la plaza, la desolación campa por el país entero, la nueva peste tiene nombre propio, gran parte del planeta está amenazado, todo el mundo confinado en sus casas, el ruido de los niños ha desaparecido de los jardines, ahora permanecen con sus abuelos o sus padres.
Hay que impedir a toda costa el contagio, vuelve la desconfianza, las fronteras se cierran, se comienza a despedir a la gente de los trabajos, el turismo cae en picado.
Quizá sea el tiempo para saber qué es lo importante, para parar y cuidar la familia, para sentir que si somos una piña con sentido común, confianza y solidaridad saldremos de esta, para saber que todos y cada uno de nosotros no estamos libres de la enfermedad, somos corrientes y molientes seres, lo mismo le puede suceder a un limpiador que a un ministro, a un niño o a un anciano, estos últimos mucho mas vulnerables.
El ser humano es poca cosa cuando sucede algo realmente implacable, tal vez sea la hora de plantearse qué es lo que nos une, no solo como país sino como la idea de cambiar un mundo lleno de mucho ruido y de demasiada histeria, puede que tengamos que aferrarnos a un asidero firme y sólido, "Quien a Dios tiene, nada le falta, Dios no se muda, solo Dios basta" (Santa Teresa de Jesús).
Los vagabundos, la mayor parte hombres seguirán durmiendo en los cajeros de los bancos si no se remedia mientras tanto los demás lo haremos en nuestras casas, los árboles de flores blancas seguirán adornando la avenida, el sol lucirá en lo alto y como ya he dicho, esto se acabará si todos y cada uno de nosotros de una vez por todas pensamos en el prójimo como pensamos en nosotros mismos y obedecemos sin dudarlo a los profesionales de la sanidad que tenemos la gran suerte de contar con los mejores.
Mucha fuerza y mucha paciencia, ni más ni menos.
GREGORIO GIGORRO ¿Qué miras princesa? Tinta y Acrílico sobre papel Medidas: 40,5 X 50cm Firmado y fechado en 2013 |
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