Le tiemblan las manos,
las alas de ángeles se le han roto,
además de cojear con un pie,
lo que hace que su paso sea indeciso,
su hablar es sereno, aunque lento,
pero lo peor es la hondura de su amargura,
es un pozo profundo, como su sueño,
no le gusta la cruda realidad,
quedándole inteligencia para comprenderlo,
lo suyo es el ensueño,
sabe que no puede huir,
por eso quiere sanarse,
porque sabe que la necesitan los suyos,
por lo tanto, lo suyo es ponerse buena,
y el tiempo con un certero tratamiento lo cura todo,
bueno casi todo.
GREGORIO GIGORRO Bosquejo de mujer a bolígrafo 2015 En Aranjuez a 15 de junio de 2020 |
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