Después de hacerle un sinfín de preguntas
no soltó ni prenda, aunque su semblante era de gran preocupación.
Acabada la reunión agarró su prenda de
abrigo pues no era para menos, aquel mes de enero fue particularmente frío.
Respiró profundamente intentando insuflar
ánimo, con voz firme les dijo: -Os dejo mi anillo más preciado.
Aunque su verdadera joya era su bien
amueblada cabeza. Cerró la puerta de golpe, tras de sí se oyó: adiós prenda,
tanta gloria tengas como descanso nos dejas.
En Aranjuez a 17 de julio de 2021 |
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