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domingo, 30 de enero de 2022

Restauración

 

El legado monumental de Carlos III en Aranjuez es importante porque se llevó a cabo la ampliación del palacio real, se construyó el teatro, se levantó el trazado urbanístico tal y como lo conocemos hoy a grandes rasgos por el arquitecto Juan de Villanueva, además de la construcción del puente largo, el cortijo de San Isidro entre otras muchas obras.

Insertado en la retícula urbana se encuentra el hospital de San Carlos, en honor al santo del mismo nombre, con apellido Borromeo, en armonía, altura, paramentos y estilo arquitectónico acorde con el resto del caserío, formando una manzana independiente, y ampliado en el siglo XIX bajo el reinado de Isabel II.

Funcionó como hospital hasta la segunda mitad del siglo XX, lo cuidaban las religiosas que allí vivían con primor tanto a los enfermos como a sus dependencias, el jardín que daba a la calle Capitán era agradable, sus árboles frondosos suavizaban los rigores del estio; doy fe de lo que cuento.

A todo esto siguió el abandono prolongado, la dejadez si es larga hace estragos. Con todo y con eso la estructura es sólida e incluso el tejado resistió esta situación.

Salvados todos los escollos que no debían de ser pocos por fin se acometió la restauración del edificio, lenta pero afortunada, si no fuera por una "intervención" acristalada de color azul escandalosamente llamativa, a todas luces va a ser la entrada en la parte trasera donde un día estuvo el jardín. Con un pavimento frio y gris.

Si había que hacer el ingreso, ¿no había otra manera menos fea para entrar en el noble edificio?, es evidente que el uso de dicho hospital cambiara, ¿pero hacía falta decirlo a voces?

La fachada principal guarda completamente sintonía con la plaza y con la fachada de la iglesia de San Pascual donde como sabéis se exhibían obras de Tiépolo, ahora custodiadas en un Museo de Washington; por cierto el plano de esta ciudad repite el de Aranjuez pero mucho más grande.

Ya sé que dirán que ello obedece al diálogo entre lo antiguo y lo actual para justificar el endosar ese mamotreto a la fábrica del XVIII como sucede en tantos casos en la arquitectura de cualquier parte del mundo, sobre todo en Europa.

No es que no me guste la arquitectura actual, no es eso, es decir si el fondo y la forma van de la mano sin olvidar los materiales para llevar a cabo lo anterior porque no me ha de gustar si soy de este tiempo.

Pero da qué pensar que en demasiadas ocasiones se realizan construcciones digamos vistosas muy cerca de otras que como poco han resistido cientos de años, eso ya es un punto a su favor pues las nuestras en un corto plazo de tiempo empiezan a envejecer malamente.

En nuestro mundo demasiadas obras adolecen de una desafortunada espectacularidad que no tiene que existir necesariamente sea para uso público o privado, cuanto más si hablamos del primer caso.

De cualquier manera lo importante es que el edificio que nos ocupa sigue en pie para el disfrute de todo el que lo desee; otros monumentos del real sitio no han corrido la misma suerte.



 

Hospital de San Carlos
Aranjuez- Madrid


En Aranjuez a 30 de enero de 2022