El verde reverbera bajo el sol de agosto, el seis de ese mismo mes pero de 1660 murió Diego de Velázquez y nos seguimos algunos acordándonos de él. El artista que gracias al patrocinio de la familia real, más concretamente de Felipe IV pudo desarrollar con creces su pasión creadora.
Su obra sigue despertando el interés de verla porque existe, porque perdura aún.
¿Qué vamos a dejar?, cuando todo se cae a cachos, pasado un corto plazo de tiempo, poco importa de que parcela tratemos. No creo por ejemplo que vayan a permanecer esos polígonos industriales que cercan nuestras ciudades, tan surrealistas que nadie ha pensado en el sol y claro no han reparado en sembrar ni un solo árbol para dar sombra.
Sin embargo, Felipe IV mandó pujar a don Luis de Haro en Londres durante la subasta celebrada para la venta de los bienes del desaparecido Carlos I de Inglaterra; sin duda para acrecentar su patrimonio, todo eso queda y actualmente es parte del nuestro.
Igualito que ahora en que un pintor o cualquier otro artista cuando se pone a desarrollar su vocación ya está cansado porque acaba de trabajar en lo necesario para poder subsistir, ésto abunda en demasía.
Es fundamental tomar nota, España es grande, un grandísimo país gracias a sus creadores, investigadores y emprendedores, no por otros que dicen ser necesarios.
El primer sábado del mes de agosto visitando la catedral de Cuenca Aranjuez a siete de agosto de 2017 |