Ruido de tacones sobre el parqué del salón, se caen papeles por el suelo, que recoge apresuradamente, ropa revuelta sobre la cama, la maleta se colma con ella y los documentos y demás enseres personales.
Ruido de botas en la cocina, olor a café recién hecho bajo la luz amarilla de la bombilla, puertas que se cierran, armarios que se abren, sonido de tazas sobre la mesa.
Última ojeada al apartamento, a las plantas, a los cuadros, a los objetos múltiples que han jalonado su vida, dándole un sentido particular; golpe brusco en la puerta, ruido de llaves, el teléfono suena ronco e insistente, nadie contesta.
Abren con cuidado el ascensor, ya en la calle un taxi les espera en aquella fría noche de abril; se pone en marcha, ruido del parabrisas monótono, enfilan la avenida sembrada de farolas somnolientas, camino del aeropuerto.
Al rato un coche negro frena en seco delante de la casa, descienden apresuradamente y suben deprisa los cuatro hombres vestidos con gabardinas y sombreros; enseguida se encienden todas las luces de la casa abandonada, se siente el estrépito de un caer de muebles, trastos que se hacen añicos; no dejan títere con cabeza.
Preparados para despegar, se miran los dos, llenos de nostalgia. Vuelan hacia la esperanza.
GREGORIO GIGORRO "Calma" Acrílico y tinta sobre papel Firmado y fechado en 2015 Medidas: 30 x 21 cm En Aranjuez a 2 de abril de 2015 |