martes, 20 de agosto de 2024

La escapada

 Viajaron hasta Burgos para visitar las Huelgas reales y se encontraron con una ciudad en fiestas, el gentío abarrotaba sus calles, las bandas de música campaban a sus anchas y el monasterio cuando llegaron se encontraba cerrado debido a la festividad de San Pedro y San Pablo; cambiaron de planes, disfrutando de la ciudad en su salsa bajo una lluvia fina que por cierto qué bien le sienta el agua igual que a Santiago de Compostela, ya huele al norte.

¡Qué agradable era ver a montones de personas vestidas con el traje regional!, la mayoría jóvenes recorriendo el frondoso paseo del Espolón o las fuentes escultóricas que adornan las plazas del centro, detenerse sin prisa delante de la catedral y observar con deleite todos sus ángulos y miles de detalles. La lluvia persistía sin que el público se arredrara.

¡Qué gozada cenar y ver a través de los cristales las majestuosas torres del templo, con la tuna de fondo cantando!, sin olvidar los fuegos de artificio sobre el río Arlanzón, vigilados de cerca por la escultura ecuestre del Cid frente al teatro principal, dicho sea de paso recuerda a la que se encuentra en Valencia.

Por fín llegó la mañana, fría y gris caminando a través de calles desiertas llegaron a las Huelgas, como saben cenobio fundado por los reyes Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet después de la victoria contra los moros en las Navas de Tolosa, corría el año 1212.

Se trata de un conjunto arquitectónico soberbio en el cual la piedra angular es el estilo cisterciense, venido de Francia, despojado de toda decoración en donde conviven el gótico, renacimiento, barroco y mudéjar, de todo ello resulta elegante, sobrio y armonioso.

El patrimonio que atesora es muy relevante, por ser fundación real desde el principio se le benefició con tierras, propiedades de todo tipo y privilegios para garantizar su independencia, su lema fue "Ora et labora" aunque lo fundamental es que continúa vivo para lo que fue creado; treinta religiosas lo habitan actualmente no obstante en sus buenos tiempos llegó a contar con casi doscientas monjas por lo que las visitas son restringidas acompañadas de un guía en aras de preservar la paz del lugar.

Las Huelgas son: iglesia, sala capitular, diferentes claustros, capillas, biblioteca y panteón real donde reposan sus fundadores además de principes y princesas a lo largo del tiempo, como dato llamativo les diré que el matrimonio de dichos fundadores duró más de cuarenta años falleciendo primero el rey y a los veinticinco días la reina.

Dicho monasterio durante la invasión francesa no se libró del expolio como otros muchos, fueron profanados los sepulcros aunque no todos, en este sentido el de Don Fernando de la Cerda se salvó porque delante estaba el de su hijo y como las prisas no son buenas gracias a lo anterior ha llegado toda la indumentaria para pasar a mejor vida, es decir la espada, el anillo, el bonete, las telas que cubrían el ataúd, todo lo que se pudo recuperar de esta y otras sepulturas se encuentra expuesto en una sala que anteriormente fue granero.

Nos encontramos en un verdadero centro de poder donde se armaba a los caballeros, se coronaban reyes y posteriormente se les enterraba, llegó a contar con bula papal.

Todo lo cual sucedió a las afueras de la ciudad de Burgos a la sazón rodeado de un barrio encantador a la vera del río, nos encontramos en la verdadera cabeza de Castilla, camino de Santiago, en la cual floreció el comercio, la vida artística, aquí trabajaron Juan y Francisco  Colonia, Gil de Siloe, Felipe de Vigarny entre otros a la sombra de la construcción de la catedral. Fernando III se había casado en la que ocupa el lugar actual y la encontró oscura y pequeña, pronto comenzó a erigirse la construcción del templo a principios del XIII, el mismo monarca que comenzaría la de Toledo.

En esta ciudad salían los cargamentos de lana para embarcarse en Laredo y otros puertos del norte con destino a los Países Bajos, aquí los Reyes Católicos recibieron a Colón en la Casa del Cordón, en este palacio viviría Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso proclamados príncipes de Asturias en Burgos y después en Toledo; también aquí el mencionado Duque de Borgoña moriría en 1506, son unas pocas pinceladas para situar un poquito una urbe que tuvo una importancia decisiva en la historia de España.

Lo bueno si breve dos veces bueno, pero la verdad es que la escapada te deja un dulce sabor de boca que estás deseando incluso sin haberte marchado todavía de volver a ella.

Fotografía Pilar Cuns


En Aranjuez a 20 de agosto de 2024



lunes, 12 de agosto de 2024

La llave

 El guardián le abrió la cancela, 

ante sí se desplegaron los trinos de los pájaros,

los árboles, las plantas relucientes, el murmullo de la cascada,

los jarrones desnudos; 

del suelo subía la humedad de la noche, 

la umbría de tanto verdor,

dejaba ver de trecho en trecho el azul del cielo,

el jardín estaba iluminado por una luz amarillenta

que iría subiendo de tono a medida que avanzara la mañana,

algo verdaderamente irreal, 

la calma, la hermosura arropadas por el silencio,

reinaban en aquel lugar.

Existen jardines abiertos para cualquiera que los desee disfrutar,

pero aquel que se cuida con esmero 

con mimo, con verdadera pasión

no está a disposición del público

porque tu jardín es un verdadero secreto

por ello la llave no se da, no se presta,

podría ensuciarse incluso malograrse

y eso es un lujo que el dueño no puede permitirse.


Fotografía Gregorio Gigorro

En Aranjuez a 12 de agosto de 2024


martes, 30 de julio de 2024

La pausa

 La niebla se fue levantando,

dejando un cielo plomizo,

los contornos de los puentes,

las cúpulas y las torres

recuperaban su apariencia;

el ámbar de las farolas se apagó,

las luces de los coches iluminaron las calles,

a su paso temblaban las hojas secas del bulevar.

El Támesis no tenía prisa para llegar al mar,

por más que las gaviotas se lo recordaran,

mientras el sol pugnaba 

tímidamente por abrirse un hueco.

Entonces él se sentó a descansar

delante de un humeante café

viendo la vida pasar.

GREGORIO GIGORRO
Boceto 2010
Acrílico sobre papel canson

En Aranjuez a 31 de julio de 2024



martes, 2 de julio de 2024

La hora de la verdad

 

Doblan las campanas, cada toque es seco, rotundo, entre uno y otro hay un espacio solitario que invita a la reflexión.

Mientras las golondrinas dibujan enrevesados caminos en el azul del cielo, un avión vuela bajo y va lento, el aeropuerto se encuentra cerca; se escucha sorda la pelota sobre la pista, los niños corretean y dan voces.

Una mariposa se ha posado sobre una campanilla blanca que sobresale de una ranura en el cemento.

El ruido de las cajas del camión que reparte bebida no deja apreciar la conversación de unas señoras que van a la compra. ¿Quién será?, - ¿Has oído tú algo?, una de ellas les dice que estaba muy malito, en fín cosas por el estilo.

Las campanas continúan sonando monótonas, es la cita a la que todos estamos convocados sin excepción, entretanto hacemos planes, pasamos el tiempo en definitiva porque lo realmente seguro es la muerte, lo insoslayable, la ineludible cita a la que todos acudiremos sin remedio.

Lo difícil, lo extraordinario es vivir, si lo tuvieramos grabado a fuego perderíamos menos el tiempo, pues no es que no lo tengamos,  sencillamente lo desperdiciamos con frecuencia.

Venimos desnudos, nos vamos de igual manera sin nada, excepto con las buenas obras que hayamos llevado a cabo a lo largo del camino que es nuestra vida.

"Recuerde el alma dormida, 

avive el seso y despierte,

contemplando como se pasa la vida,

como se viene la muerte,

tan callando..."

Jorge Manrique "Coplas a la muerte de su padre" 

Publicadas en 1501

Fotografía Gregorio Gigorro


En Aranjuez a 2 de julio de 2024



domingo, 16 de junio de 2024

Su Majestad

 ¡Pobre doña Juana!, la lluvia chorrea por los cristales mientras el Duero discurre lentamente a sus pies, es el mes de abril, su mirada está perdida, la salud maltrecha, ha echado a perder su vida después de estar encarcelada cuarenta y seis años en Tordesillas, sin embargo sigue esperando, ¿a qué, a quién, porqué?

Ella, que todo lo pudo poseer, fue desposeída de todo, hasta de su libertad. Juana I, reina de Castilla, Aragón, Valencia, Mallorca, Nápoles, Sicilia y Cerdeña, condesa de Barcelona, Archiduquesa de Austria, Señora de Vizcaya, amén de los reinos de ultramar; fue un peón más en la política matrimonial promovida por sus padres los Reyes Católicos con el objetivo de aislar a Francia.

Nada queda de aquel retrato que ví en Madrigal de las Altas Torres, en el palacio de Juan II, su abuelo materno, quizá algo de cordura a pesar de todo. Todos se aprovecharon de ella, su mismo padre quien después de incapacitarla para gobernar la encerró en 1509 en el castillo palacio de Tordesillas, su marido a quien no le hacía gracia su papel de rey consorte, los comuneros más tarde vieron una esperanza en la reina, también su mismo hijo el  emperador estuvo interesado en que su madre no cambiara ni de residencia ni de situación.

Su mejor consuelo en este calvario fue Catalina, la menor de los 6 hijos que tuvo con Felipe de Borgoña, no obstante también la abandonó para casarse con el rey de Portugal; pero continúa esperando, precisamente alguien hoy la viene a visitar.

Casi medio siglo encerrada hace mella en el más pintado, en unas condiciones nada propicias ni para la salud física ni mental, en este sentido se la conoce popularmente como Juana la Loca, recuerdo el óleo de Francisco Pradilla (Museo del Prado) representada con aire ausente junto al féretro de su amado rodeada por el cortejo, una obra que destila romanticismo y buena mano, esa visión de su majestad continuó todo el siglo XX aunque de un tiempo a esta parte investigadoras como Bethany Aram, Segura Graiño entre otros están revisando esa imagen de una mujer dominada por hombres; es llamativo saber que la abundante correspondencia de la reina exponiendo sus quejas en lo que se refiere a sus carceleros gran parte ha desaparecido en Simancas y hasta en la época de Felipe II siguió destruyéndose, ¿porqué?

No digo que no tuviera desarreglos en su conducta, se ha hablado de esquizofrenia, con su misma madre tuvo frecuentes desencuentros, no por ello la dejó de nombrar heredera ya que sus hermanos Juan e Isabel habían fallecido aunque de la última nació el Príncipe Miguel murió muy pronto. Isabel I de Castilla dejó escrito que si por ausencia o por incapacidad para gobernar de Juana, la Regencia la ejercería Fernando su marido hasta la venida del Principe Carlos.

Los comentarios sobre Juana, del Arzobispo de Córdoba y del Embajador en Flandes la dejan en buen lugar asi como la entrevista que los comuneros mantuvieron con ella en Tordesillas, encontraron a una mujer dueña de sí misma que por nada del mundo perjudicaría a su hijo.

En su mirada se vislumbra esa chispa cuando recuerda aquel viaje azaroso hacía Flandes, los jóvenes esposos no se conocían aún, ella tenía 17 años, sus hermanos habían fallecido, se despedía de su familía cuya corte era austera y muy religiosa muy distinta a su nuevo hogar, se casaron en 1496, fue un amor a primera vista, duró poco ya que su marido era muy mujeriego y a ella le perdieron los celos, la súbita muerte de éste en 1506 la destrozó.

Los recuerdos van y vienen mientras espera, de pronto se ve jovencita acompañando a sus padres para recibir a Colón en Barcelona de regreso del nuevo mundo o aquel día en la Catedral de Toledo junto a su esposo donde se les recibió como los nuevos reyes...

Por fín anuncian la esprada visita, se trata de Francisco de Borja que a  instancias de Carlos V preocupado por la salud de su madre accede para que éste le cuente el estado de la Reina, la noche anterior a su muerte; había nacido en Toledo el 6 de noviembre de 1479, murió el 12 de abril, viernes santo de 1555 a los 76 años de edad, había permanecido confinada casi medio siglo, afuera continuaba lloviendo en aquel mes de abril.

Fotografía Gregorio Gigorro

En Aranjuez el 16 de junio de 2024





domingo, 2 de junio de 2024

El Santo Ángel Custodio

        

El arco enorme del puente que cruza el río manso no quiere dejar de reflejarse en el agua como si de un ojo gigante y vanidoso se tratara, dando la espalda a esa parte de la ciudad que mira a la Vega baja.

Cerca de allí una presa flanqueada por dos molinos hace que el agua resuene atravesando la verdura de sus orillas.

Cuenta una leyenda que en el siglo XI un rey árabe con motivo de sus esponsales, obsequió a sus invitados con la riqueza que un barco había extraído del fondo del río, la celebración tuvo lugar en su palacio estival construido sobre una palestra romana. Ese es el origen del cigarral más antiguo de Toledo, donde paseo por sus extensos jardines en este mes de mayo florido y hermoso, un lugar exuberante lleno de gente que acude a la romería del Santo Ángel Custodio, cuya cofradía se fundó a principios del XVII, abierto únicamente para dicha ocasión.

Pasando por la carretera que va a la Puebla de Montalbán, no puedes imaginar lo que hay detrás de la formidable portada del renacimiento toledano trasladada hasta aquí desde el Palacio Munarriz en el casco histórico; detrás de la cual se extiende un paseo frondoso, solado con ladrillos en espina de pez, de raigambre romana alternados con guijarros en los laterales, rodeado por todo tipo de flores tanto en macetas como en la tierra, abriéndose en plazoletas con rotundas fuentes de piedra y miradores con otra perspectiva de Toledo, quizá menos conocida.

Se llega hasta la ermita, donde las campanas no cesan de repicar mientras el susurro de la fuente da el frescor y la gracia al lugar abarrotado de personas paseando, bebiendo, comprando roscos del Santo...; dicho templo es una sobria construcción en cuyo interior destaca un lienzo de Vicente Carducho situado en el testero, amén de otros de gran valor, justo debajo se extiende una gran terraza sobre el río jalonada por infinidad de fruteros de terracota rojiza, con el contrapunto de la música de Jazz.

El protagonismo del agua y el jardín hacen que la arquitectura casi desaparezca invadida por la espesura de la vegetación; los tímidos surtidores de las fuentes, la umbría de cada rincón dispuesto para el descanso, todo ello invita al sosiego, a la calma.

Pero como les decía este cigarral tiene una dilatada historia, después de la reconquista y con el transcurrir del tiempo se fueron construyendo en los montes estas casas de recreo para huir del mundanal ruido de la ciudad,  los cigarrales desde los siglos XV, XVI, XVII hasta nuestros días se encuentran sobre todo al sur, con estupendas vistas de la urbe; pues se sabe que perteneció al Marqués de Villena durante el renacimiento y más tarde en época barroca a don Bernardo de Rojas y Sandoval, Arzobispo de Toledo quien cedió parte de la finca a los Capuchinos descalzos, hasta que éstos se trasladaron cerca del Alcázar, a partir de ahí se convirtió en vivienda privada, fue él quien encargó el templo a Juan Bautista Monegro en 1631, también logró convertir el lugar en un centro de artistas como Lope de Vega o Tirso de Molina, éste último dedicó una obra a los cigarrales toledanos, hay que esperar al siglo XX cuando la poetisa Fina Calderón lo compró volviendo a ser un foco cultural a nivel internacional, más tarde cayó en un estado de abandono y en los años 90 Seguros Solís restauró el esplendor perdido, dedicándolo a celebraciones, cosas de la vida.

La tarde continúa su camino, nosotros solos bajo el sol caminamos por un paseo de esbeltos cipreses alternados con fustes de columnas de granito, abrazados por rosales, al fondo el monte salpicado de cigarrales entre las encinas y los pinos.

Lo más hermoso siempre se encuentra en el interior, por ello descubrirlo es una grata sorpresa.

GREGORIO GIGORRO
Fragmento de un boceto de San José y el niño Jesús
Año 2024





En Aranjuez a 2 de junio de 2024



































































































































































































lunes, 13 de mayo de 2024

Al fresco

 

Se encontraban plácidamente sentados con una cerveza, para mitigar el calor sofocante,

la tarde se iba despidiendo mientras las golondrinas se recortaban en el cielo límpido,

tras los tejados gastados se erguía la imponente iglesia, 

se oían conversaciones, los cascos de un caballo sobre los adoquines;

el sol se marchó, se encendieron los faroles, 

la plaza se puso íntima como un patio de vecinos,

las calles silenciosas, las fachadas en las cuales había aparatos de aire acondicionado,

luces dentro de las casas, algún gato paseando, nadie más.

La gente ya no se sienta al fresco, dijó él,

tampoco recibe cartas de amor, añadió ella.

GREGORIO GIGORRO
"El abuelo"
Óleo sobre lienzo
92 x 65 cm
Firmado y fechado en 1980




En Aranjuez a 13 de mayo de 2024