martes, 5 de junio de 2012

Algunas cosas que no me gustan


Me da urticaria saber que hay personas que compran flores a otras cuando no las podrán oler jamás, las hay que las prefieren de plástico porque duran siempre y no dan bichos, dicen. Algunas en lugar de resaltar el perfume de una rosa por poner un ejemplo, hablan solamente de sus espinas; demasiadas las adquieren días señalados, obedientes a los dictámenes sociales imperantes. Al contrario pienso que sobran las ocasiones para festejar la vida porque una sola gota de rocío sobre la hierba nos habla de su fuerza. ¿De qué nos podría hablar una multitud, multicolor, de flores de las más variadas especies?

Un ramo de rosas de color rosa recién cortado, con sus cientos de pétalos apretujados al borde del jarrón, destila su perfume denso, impregnando todo a su alrededor. Esto me hace pensar en las abejas, las mariposas y otros animalillos que atraídos por su olor caen en las redes de su seductora fragancia aspirando todo lo mejor de la planta, lo mismo percibimos nosotros en ese instante pero no de la misma manera; demasiadas veces nos quedamos con lo espinoso de los hechos acaedidos en vez de guardar lo dorado de éstos, como oro en paño, aún después de haberse marchitado.

GREGORIO GIGORRO
"La alegría de vivir"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 1.998
Medidas: 50 x 71 cm




Aranjuez, 5 de junio de 2.012

domingo, 27 de mayo de 2012

De donde venimos


Ahora que la primavera se ha instalado entre nosotros, con su exuberante verdor, el mes de Mayo hace honor a su nombre y las fiestas de San Fernando comienzan su andadura. Ahora recuerdo al rey Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza deslizándose en falúa sobre el manso Tajo, mientras Farinelli deleitaba con su canto el paseo.

Ahora se me viene a la cabeza, ¡cuánto lujo desplegado por unos días!, para una esposa a la que amaba ciegamente; ella murió en Aranjuez en 1.758 y él en Villaviciosa de Odón un año después, aquejado de melancolía.

En aquellos días, Aranjuez era la cita obligada de personajes de alto copete y artistas de fuste, organizadores de los eventos llevados a cabo. Aquella pareja junto con sus ministros propulsaron muchas reformas en todos los campos, sin olvidar la cultura, no es casualidad que la Real Academia de Bellas Artes se llame de San Fernando, como no lo es que dicho rey, muerto en 1.252 en Sevilla fuera un gran defensor de las artes como posteriormente reconoció su hijo Alfonso X el Sabio.

Cuánto ha llovido desde aquel tiempo, pero el transcurrir no ha borrado aquel esplendor. Aquellos lodos trajeron estos barros, basta darse una vuelta por la calle de la Reina, un día después de una larga noche de fiesta, comprobando como la basura se acumula bajo la hilera de las interminables piñas de piedra que bordean el jardín, imaginaba al rey Felipe II, gran amante del arte acompañado por sus cortesanos paseando a caballo desde el palacio hasta el río bajo la frondosidad de los árboles recorriendo la inmensa calle mandada proyectar por él.

La fiesta es una celebración suprema de la vida; la herencia recibida debe ser no solo conservada sino acrecentada como un bien único reconocido para disfrute de todo un pueblo, con la prestancia de una ciudad barroca.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"El embarcadero"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 2.000
Medidas: 49,5 X 35 cm


Aranjuez, domingo 27 de Mayo de 2.012

domingo, 20 de mayo de 2012

Sueño


Le agobiaba la idea de perder aquel tren, tanto había soñado con aquel viaje que no pegó ojo. Mecido por el traqueteo de las ruedas, se quedó dormido, como cuando era niño en su sillita.

Un cielo cuajado de estrellas, llenaba la noche inmensa mientras el canto de los grillos acompañaba al paseante. Deambuló por callejas, placitas, ruinas antiguas, bajo palmeras altas como campanarios; el susurro de las fuentes refrescaba el recorrido repleto de naranjos y jazmines hasta desembocar en un río grande y manso adonde se asomaba la ciudad entera. Al llegar a la estación el sol le despertó, había llegado a su sueño.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Pepi en la pecera"
Acrílico sobre cartón
Firmado y fechado en 2.000
Medidas: 50 x 35 cm

sábado, 12 de mayo de 2012

Paseo por el Prado



Caminaba con parsimonia bajo los plátanos del umbroso paseo, enormes, húmedos a esa hora de la mañana; sentía el frescor del jardín recién regado, a través de la reja se dejaban ver los tulipanes amarillos que daban el contrapunto a tanto verdor.

Enseguida, se plantó frente al pórtico, elegante y rotundo del Museo del Prado, faltaba un poquito para que abriera sus puertas al público; entró, subió hasta la galería central, la gran nave se encontraba sin un alma, sintió que la poseía, sintió sus pasos, repasó las miradas de amorcillos juguetones y regordetes, cortejos fastuosos de personajes ataviados con sus mejores galas, santos atormentados, dulces vírgenes. Cuantas toneladas de miradas como la suya se abrían posado ante tanta hermosura, tanta historia, tanto peso, para perdurar y llegar hasta nosotros, en un mundo donde casi todo se usa y se tira, se devalúa  tan rapidamente.

Volvió a pararse en la adoración de Rubens, los bufones de Velázquez, Cristo y el Ángel de Messina, en Zurbarán, en el Greco.....recorrió los cartones para tapices de Goya, ¡qué impacto le causaron cuando de pequeño los vió por primera vez!.

El tumulto de un nutrido grupo de turistas japoneses le devolvió a la realidad, a esa que ha convertido los museos en romerías, a la moda; comprendió que su paseo había finalizado.

El ruido del tráfico lo amortiguó la caricia del sol bueno de Mayo en la cara, siguió caminando despacito bajo la sombra hasta Cibeles.


GREGORIO GIGORRO
"De cartón piedra"
Técnica  mixta sobre cartón
Firmado y fechado en 1.995
Medidas:  20 x 15 cm


Aranjuez, 8 de Mayo de 2.012






sábado, 5 de mayo de 2012

La travesía


Cuantas veces subido en el camión de mi padre, camino de la feria de ganado que había en Talavera, he recorrido el paseo de olmos centenarios, bordeando el río, al acabar la cuesta, descubría el majestuoso espectáculo del soberbio puente de Alcántara flanqueado por las dos puertas; las murallas que serpenteaban la colina, abrazando el caserío, coronado por el imponente Alcázar con sus chapiteles de pizarra que competían con los de Santa Cruz y otros, recortándose sobre el azul añil del cielo.

Cuantas veces mis ojos de niño, se abrían como platos para no perder ripio y mientras el vehículo avanzaba por el centro de la ciudad,  descubría puertas de muralla, iglesias de las que más tarde sabría sus nombres, su estilo, su historia; cuanto abigarramiento de construcciones todas añejas y con empaque, hasta desembocar en la fachada elegante y sobria del hospital Tavera, antes de enderezar la carretera hacía nuestro destino.

En un altozano del camino, yo miraba a través del espejo, enmarcado como en un cuadro, se encontraba subido todo el armonioso conjunto de la ciudad, rodeado del vasto campo y de los lejanos montes, bajo el cielo inmenso.

La ciudad se ha ido extendiendo hacia la vega baja, pero yo a pesar de todo o de todos los cambios, sigo fascinado por aquella visión tan corta como intensa que el tiempo transcurrido no ha logrado mermar ni un ápice.

GREGORIO GIGORRO
"Vista de Toledo"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 1.990
Medidas: 39 X 70 cm





Aranjuez, 30 de Marzo de 2.012

lunes, 30 de abril de 2012

El día más feliz




Eran las doce de la mañana de un luminoso día de Mayo y en la puerta de la iglesia se dieron cita los novios.

Todo en ella hablaba de su alegría, el negro pelo recogido en un moño, sus ojos verdes, la leve sonrisa dejaba entrever sus dientes pequeños, las manos recogían un ramo de rosas blancas como si se derramaran por el vestido blanco inmaculado, prolongándose en una larga cola.

Él, esbelto y pletórico, sostenía en una mano el sombrero cordobés, la camisa de chorreras daba el contrapunto al negro del traje de corto elegido para la ocasión; llegó puntual a la cita, la ocasión lo merecía, al poco ella hacía lo propio, descendió del coche de caballos del brazo del padrino; escoltados por una lluvia de miles de pétalos de rosa y un cortejo tan alegre como el día, entraron al interior con paso firme sobre la alfombra roja.

Gregorio Gigorro
GREGORIO GIGORRO
"Los novios"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 2001
Medidas: 25 x 35 cm



Aranjuez, 22 de Abril de 2012

sábado, 28 de abril de 2012

Barcelona


Mirando al mar, probablemente a Colón se le ocurrió la idea de atajar el camino hacia las Indias, quizá por eso le colocaron sobre una magnífica columna clásica, coronando así el fondo de la Rambla.

Recuerdo el paseo sobre el puerto a ciento y pico metros disfrutando la vista de multitud de veleros, buques y dependencias sobre el azul quieto e intenso del mar. El recorrido terminaba en Miramar, el nombre lo dice todo, cerca la Fundación Joan Miró, enfrente la ciudad, rodeada de montes de espaldas al Mediterráneo.

Después bajaba la calle Poeta Cabañes en el Poble Sec, donde vivía de vez en cuando en una casa encantada, continuaba en el Paralelo, paseo lleno de teatros con espectáculos variopintos y excitantes; olía a otro aire, más europeo, aquella Barcelona del los años setenta. 

Descubrir el delicioso románico de San Pablo del Campo, el interior sobrio y elegante de Santa María del Mar, Del Pino, la recoleta plaza de San Felipe Neri o el refinamiento del maravilloso Eixample......

Y la Rambla, serpenteando hasta la Puerta de la Paz, se muestra unas veces colorista por las flores, cantarina por los pájaros, variopinta por la multitud de personas de toda raza y condición, pero siempre animada a cualquier hora.

Para mi, Barcelona es un verano caluroso, ¡Qué rica la paella en la Barceloneta!, oler a sal, a pescado, sentir el mar cercano que hace la ciudad más amable. Los recuerdos empañan el cristal de la memoria haciéndola más placentera, cuando ha transcurrido el tiempo; yo tenía diecinueve años.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Colón"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 2.000
Medidas: 50 x 30 cm



Aranjuez, 28 de abril de 2.012