jueves, 29 de agosto de 2019

Noheda

Los niños correteaban por el terreno empinado una y otra vez cada día, 
acercándose al arroyo que discurría entre juncos y chopos,
los hombres labraban aquellos terrenos de cereales,
salpicados de lomas pobladas por encinas y pinos,
sin saber que terreno pisaban,
el silencio campaba a sus anchas por aquel pueblecito a las puertas de Cuenca.

Ahora los vestigios dormidos bajo tantas pisadas, 
han despertado de un largo sueño,
nada menos que 1700 años después,
bajo aquel lugar olvidado,
 podemos contemplar el magnífico pavimento,
que tapizaba una enorme superficie correspondiente al comedor,
de una técnica refinada, repleta de historias divinas,
de  pasiones humanas pero exageradas,
mirándose, relacionándose, 
quien sabe que cantidad de historias habrán presenciado a lo largo de tantos años,
pero queda mucho por descubrir, 
pues lo encontrado al parecer corresponde al 7 por ciento,
de lo que un día pudo ser una villa romana con todas sus dependencias,
otro asunto bien distinto es que los trabajos avancen sin prisa,
pues el material es delicado, es necesario invertir mucho dinero y mucha paciencia.

En un país como el nuestro se corre el riesgo de caer en la dejadez,
ante tanto desbarajuste,
hay montones de tesoros escondidos en la tierra y más en España.

Con frecuencia buscamos respuestas a problemas cuya solución se encuentra muy cerca de nosotros,
pero la ceguera nos impide verlos y otras veces taparlos, 
así no existen y nos ahorramos el compromiso  que conlleva.

Noheda es un descubrimiento bellísimo correspondiente al Bajo Imperio Romano que se encuentra al ladito de la capital sin ir más lejos,
no se lo pierdan,
no todos los días puede verse un mosaico del siglo IV, cuya medida es 290 metros cuadrados.
En el Yacimiento romano de Noheda
Cuenca

1 de agosto de 2019





En Aranjuez a 29 de agosto de 2019


sábado, 13 de julio de 2019

El sobre


Desde muy temprano pensó que hoy iba a ser, 
como todos los días subía y bajaba de autobuses, taxis, trenes..., 
como siempre iba a prisa, sin resuello para solucionar papeles
y más  papeles de acá para allá,
sonreía, aguantaba los malos humos y desplantes sin dejar de estar
en sus trece;
concienzudamente preparó todo lo que se requería al más mínimo detalle,
llegó la  tarde y se marchó para llevar a cabo el recado,
su  última botella,
cuando creía que todo era impecable,
la receptora con cara de pocos amigos y después de examinar todo con lupa,
le dijo que faltaba el sobre, 
se quedó izca por fuera y rabiosa por dentro ante la citatería de la de enfrente,
pues se negaba a entregarle el requerido sobre de marras.

Bueno, para abreviar, recorrió almacenes de comida, tintorerías, papelerías,
establecimientos donde pudiese adquirir el papelillo pertinente;
menos mal que dio con una chica amable que después de revolver la tienda entera
lo consiguió y ni corta ni  perezosa por fín entregó todo todito lo que se le pedía,
la otra por cierto continuaba con la misma cara de asco.

Moraleja: Cuando se tenga que llevar algún documento, no olviden llevar un sobre 
o dos, por si alguien no hubiese reparado en este detallito,
y sobre todo antes de cerrar el asunto, preguntar sin rubor a la persona que les atienda
lo siguiente:
¿Qué tal ha dormido?, si la pregunta es negativa añada en cualquier caso decirle: 
Le rogaría no lo pagara conmigo o con usted, por favor.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajo plato
Centro Cerámico Talavera




En Aranjuez 13 de julio de 2019




martes, 2 de julio de 2019

El atasco


Qué pintaba él en una furgoneta bajo un sol ardiente,
tanto que podían cocerse huevos por las cunetas,
el embotellamiento había empezado,
la carretera estaba atestada de coches;
los ocupantes del vehículo pronto empezaron a preocuparse,
querían llegar a casa después del trabajo diario,
aquello era un horno, atrás un señor de mediana edad con tez cetrina, orejudo,
desdentado y retrechero hacia chistes jocosos quitando hierro al asunto,
mientras la joven sordomuda para más señas daba instrucciones al chófer ocasional,
en una lengua más parecida al chino que al castellano,
la guinda la ponía el copiloto que les advertía con mucha paciencia y acento del otro lado del charco,
no pusieran nervioso al conductor pues él sin duda estaba en el mismo barco,
y también quería llegar a su casa,
creció el nerviosismo y el calor a la vez,
la caravana de vehículos, los pitos de los coches, los tubos de escape,
el mal carácter del personal,
todo ello no ayudaba nada a solucionar su situación,
pero dándose cuenta de que muchos vehículos se desviaban hacia la derecha ellos siguieron el mismo camino, atravesando un desangelado polígono hasta llegar a la autopista,
era un rodeo pero seguro que llegarían antes a su destino, 
para más inri sufrieron otro embotellamiento pero más ligero que el anterior,
cuando la noche caía por fin pudo dejar a sus viajeros a buen recaudo.

A la vuelta el coche iba como la seda por la misma carretera del principio,
ahora vacía de coches por su carril,
por el contrario el atasco seguía como lo dejó,
sonrió pensando, bueno cosas que pasan,
mañana será otro día,
y al día siguiente se enteró que a la entrada de la ciudad había volcado un camión enorme cargado de cerdos que llevaban al matadero.



GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para bajoplato
2019



En Aranjuez a 2 de julio de 2019






domingo, 9 de junio de 2019

Soliloquio

Yo no he tenido nada en la vida, siempre trabajando de la ceca a la meca, 
sirviendo en una casa tras otra;
me casé, en qué hora, al principio todo iba bien hasta que se torció,
mi marido digo era más bruto que un arao, 
un cabrón  de tomo y lomo,
encima el hijo ha salido al padre,
viviendo de la sopa boba, no hay quien se quite a  ese pelmazo.

No sé yo si sale a cuenta lo de tener hijos,
el sacrificio, los sinsabores para esto, la verdad,
bueno pero a mi madre los cinco le salieron bien,
y mi padre se desvivía por ella,
igualito que yo,
yo que no se me ponía na por delante,
más alegre que unas castañuelas...
la vida me ha cambiado tanto... que me he quedado sola, sin fuerzas,
si como yo digo nunca he hecho mal a nadie,
al contrario me las han hecho doblas,
pero en fin da un respingo al ver la hora,
¡Me tengo que ir al médico!, bueno apostilla, ha sido  un gusto hablar con usted, 
hasta otro día,
él le responde: -Lo mismo digo, vuelva cuando quiera, añade-

Continua el ruido de los camiones detrás de las  ventanas abiertas de par en par,
los cantos de los pájaros,
suenan las campanas de la torre cercana;
él sigue con sus quehaceres, en silencio.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Boceto para bajo plato
Medidas: 31 cm diámetro
2019


En Aranjuez a 9 de junio de 2019












jueves, 23 de mayo de 2019

Más que sombras


Avanzaba a oscuras por aquel túnel angosto, largo, larguísimo como una noche sin luna,
poblado de sombras, muchas sombras, enormes, rollizas, negras  como el tizón,
se arrastraba lentamente, sintiendo los goterones de agua que le mojaban lentamente,
la respiración se aceleraba más y más, sin poder alcanzar el final de aquel infierno,
saco fuerzas de flaqueza y de repente empezó a correr,
intentando desembarazarse de aquellos monstruos gigantes, sin cara definida,
siguió corriendo dejando atrás aquella pesadilla  y apareció en una plaza grande,
flanqueada por altísimos rascacielos que se recortaban sobre el firmamento estrellado.

Entonó un aria vibrante ante aquel público mudo, al terminar escuchó un estruendo de aplausos,
sin saber de donde venían pues allí no había un alma.

Ella le dijo: "Tenemos que esconder las cabezas de terracota que compramos en el chamarilero de la Puerta Bermeja, he notado esta mañana que de todas sus bocas brotan helechos muy verdes".
Dicho y hecho, empezaron a toda prisa a buscar un escondite seguro, al poco rato vislumbraron una luz a lo lejos.

Sonó el despertador, se despertó bañado en sudor,
la lámpara del baño se había quedado encendida toda la noche.


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Fantasía"
Pañuelo seda  natural  100 x 100
Fabricado en España


En Aranjuez a 23 de mayo de 2019



sábado, 18 de mayo de 2019

El último paraiso


El sol retrasa su partida, tiene tanto en que entretenerse, 
que mientras tanto recorre todos los rincones del jardín,
del caserón, del bosque que le rodea.

Las  plantas se agarran a las paredes de los bancales,
trepan por los árboles;
las esculturas mudas no perciben la presencia de ellos,
paseando sin prisa, aspirando la fragancia de tanta rosa,
dalia, jazmín, madreselva...,
les envuelve la paz que se respira, sienten sus pies sobre el albero,
se dejan acariciar por el aire tibio, igual que las altas palmeras despeinadas,
descubren butacas de mimbre que invitan a descansar en umbrosos miradores,
salones espaciosos decorados profusamente con encanto y elegancia,
cerámicas que tachonan las paredes, sombreros colgados después de un paseo,
el surtidor del patio suena sin cesar entre las calas, ocultando la taza de la fuente,
bajando terrazas ven saltar las ranas al borde de la piscina que surge del paisaje,
para ser espejo de naranjos, cipreses y olivos,
la arquitectura allí es un mero pretexto para que la naturaleza vista sus mejores galas,
todo en Alcuzcuz es un derroche de hermosura para solaz del alma,
es más es un alma tumbada al sol, un lugar para el sosiego en perfecta armonía.

Está resguardado como un íntimo tesoro pero cerca de todo el barullo mundano,
un remanso en este mundo simplón, con mucha trampa y más cartón.

Paraísos como éste existen  pero  hay que descubrirlos,
para ello hay que darse cuenta de lo que cuenta aunque el que cuenta es el que lleva uno dentro.


GREGORIO GIGORRO
Alcuzcuz (La Heredia- Málaga)



En Aranjuez a 18 de mayo de 2019




martes, 7 de mayo de 2019

Cuéntame un cuento




Roque era un borrico muy rico, 
se  relamía cada vez que Anselmo su dueño le echaba las berzas y todas las suculentas hierbas que este le servía pero con lo que se relamía realmente era con los chuches que a escondidas le regalaban los niños después de bajarse de su lomo acabado el paseo,   pues nuestro burrillo era como un taxi, en aquel pueblo risueño a la vera de un mar azul intenso como su cielo.

Un día esperando bajo los naranjos de la plaza, apareció una ...

Se dio cuenta al apartar la mirada del libro de que sus retoños dormían como lirones, cerró el cuento suavemente  y les dio un beso de caramelo como tantas veces les repetía,  lo mismo que ellos todas las noches le decían: "Léenos un cuento mamita".
Poco importaba lo cansada que estuviese, aún a riesgo de dormirse antes que los niños, por eso les complacía, mientras él preparaba cosillas para el próximo día.

Lo que se come desde pequeño tarde o temprano acaba por aflorar de mayor, para los dos era importante un trozo de pan pero al lado siempre tenía que haber un libro y es que hay muchas formas de nutrirse, eso depende de los gustos y necesidades de cada cual.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajoplato
31 cm diámetro
Elaborado en Centro Cerámico de Talavera
2019