Ella, se alivia de estos calores al borde del mar, de un mar vago sin olas, donde poder sentarse a la orilla y disfrutar de las idas y venidas de esos bichitos de colores, siempre nerviosos y húmedos, moviéndose entre sus pies.
Quizá, esté cuidando de sus nietos, mientras sus padres trabajan o esté sola y sin marido; así soltera en la vida haya venido hasta aquí con unas amigas como ella, para sentirse menos sola o más, según se mire. Pero bien mirada, luce un aspecto estupendo: buen color, una presencia rotunda con su precioso bañador y un moño que no se deshace ni bajo una tempestad.
De cualquier manera, a buen seguro, ella es capaz de hacer un plato de comida rica para sus amigos, gozar de una buena lectura, cuidarse haciendo deporte, correr con su propia Vespa; en fin..., hasta jugar con unas pequeñas criaturas que parecen muñecos o tal vez son los únicos náufragos de un desastre; mientras viajaban en un crucero después de capear un montón de contratiempos, han llegado a un mundo habitado por gigantes. ¡Qué se yo...!
Ahora, sencillamente Pepi está bañándose.
GREGORIO GIGORRO "Pepi bañándose" Óleo sobre lienzo Firmado y fechado en 2.012 Medidas: 1,62 x 89 cm En el Mirador, 15 de agosto de 2.012 |
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