El gallo solitario canta, los gorriones se columpian en las ramas del granado, oteando el horizonte, ausente de gatos, éstos dormitan bajo la banca de madera, los capullos de las rosas están a punto de reventar; la mañana se ha despertado cubierta por una densa niebla, que cubre hasta hacer desaparecer casas, calles, campos y parezcan suspendidas las cúpulas y las torres.
Sus pisadas resuenan sobre la gravilla al atravesar el callejón , escoltado por una tapia plagada de reluciente hiedra; unos chicos preparan sus bicicletas para dar un paseo, el ruido de los coches, de vidriosos ojos, rompen el silencio. Continua bajando, hasta llegar al paseo, de robustos árboles, con el telón de fondo, también pardo del jardín. El movimiento de autos y personas aumenta, huele a churros, las señoras van y vienen con bolsas de la compra; un grupo de hombres charla animadamente sobre el pavimento brillante de la plaza.
El aire fresco le llena los pulmones, la humedad le moja y cala hasta los huesos; el sol no tiene prisa por lucir, pero seguro que lo hará, cuando la niebla desaparezca. Entonces los paseos se llenaran de viandantes buscando el tímido calor, más tarde las sombras irán cubriéndolo todo, se encenderán las farolas y olerá al humo de las chimeneas.
Sus pasos volverán a resonar sobre la gravilla, de vuelta a casa; probablemente escuche el maullido de los gatos pidiendo su comida, quizá se siente a descansar con su mirada, recorrerá las cosas como para confirmar que todo esta en su lugar y envuelto en el silencio duerma un ratito, mientras los palos de la chimenea ardan sin prisa.
GREGORIO GIGORRO "La parada" Tinta y acrílico sobre papel kraft Firmado y fechado en 2014 Medidas: 80 x 120 cm En Aranjuez a 24 de enero de 20115 |
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