Las ilusiones se quiebran aunque sean como árboles robustos y centenarios.
Pisan las hojas arrancadas, ven los coches maltrechos, las persianas rotas, las farolas torcidas;
cientos de ramas desmochadas esparcidas sin orden ni concierto reposan en el suelo.
Todo en un momento puede convertirse en ruina, en pura desolación.
Pero le quedaban en su retina, los ojos enormes del caballo, la sonrisa del niño,
el gusto del arroz y el sabor del buen vino.
Gracias a que desvió con firmeza el volante, pudo enderezar su camino,
enturbiado por el barro hasta las cejas;
repuesto del susto, delante estaba la carretera desierta, recta y el horizonte lejano.
Lo mejor de la vida hay que disfrutarlo como algo único e irrepetible porque en cualquier momento,
todo se puede ir al traste.
Tanto que nos creemos con lo poco que somos.
En el jardín del Partal La Alhambra Granada (ESPAÑA) Fotografía: Pilar Cuns En Aranjuez a 2 de septiembre de 2015 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario