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domingo, 2 de febrero de 2020

Con mucho gusto




Prefiero las calles en curva a las que son rectas porque me acuerdo de la de mi pueblo,
mucho mas tarde descubrí otras con la misma idea en barrios como Chelsea y Belgravia 
en mi querido Londres; la teoría en este sentido la aprendí en el tratado de arquitectura 
de Leon Battista Alberti donde se decía que las calles de forma curva daban más sensación
de amplitud.

Como también me gustan los adoquines cuadrados que tachonaban las calles de ciudades
como Madrid o París, al igual que lo anterior me devuelven al lugar que me vio nacer,
me encanta el olor húmedo e intenso de una lechuga, el sabor refrescante de un melón,
el aroma a sudor fresco, me recuerda a cuando mi padre volvía de trabajar o la gasolina
de la Vespa de mi tío, la basura humeante cuando limpiaba los corrales de las ovejas,
adoro las palmeras de Palm Beach en Miami porque en realidad lo que añoro son los
paseos con mis padres y mis hermanos por la explanada de Alicante y lo que me volvía 
loco era el pavimento porque era y sigue siendo un mar de color de olas de mentira.

Todo esto viene como dice la canción de  un tiempo de rosas y por cierto imposible olvidar
el color de los pimpollos, los niños vestidos de comunión en el mes de junio chorreando
de calor con el fondo de la banda de música.

Todo esto y mucho mas está grabado en mi, como cuando se marcan las reses con el sello 
de la ganadería, a fuego y ese fuego te reconforta, te acompaña siempre a lo largo de la
vida, lo sentido toma carta de naturaleza en lo que tú aprendes posteriormente.

Porque el valor de recordar está en el sentimiento porque antes lo has olido, tocado, disfrutado, te has ruborizado, emocionado, alegrado, llorado...

Un montón de sensaciones importantes para escribir en las páginas blancas de tu libro.

Las rosas son muy hermosas pero tienen espinas, sin dejar de ser lo que son, como  también es necesario saber que nacen abonadas por el estiércol, cuanto peor huele mayor fragancia despiden éstas; como la vida misma en nuestros labios está sellada la muerte.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Boceto para un sueño"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2014
Medidas: 54 X 81 cm


En Aranjuez a 2 de febrero de 2020

domingo, 21 de abril de 2019

Nôtre Dame


Aquella tarde primaveral el fuego oscureció el cielo de París, en aquel lejano verano los ojos de un chaval de dieciocho años descubrían cada mañana al despertarse el Pont de la Tournelle, la mole de la catedral, las pêniches sobre el Sena...; en fin un cuento, un sueño hecho realidad, así conocí la capital de Francia, con un saco de dormir, unas cuantas camisetas y muchísima curiosidad.

Ahora ese símbolo ha quedado maltrecho debido a un accidente cuando se hacían trabajos de restauración. La belleza es tan perecedera que se debe guardar a buen recaudo mucho más que los sueños pues estos son más firmes y duraderos.

Desaparecido el imperio romano, llegó la edad media pero a final del XII y sobre todo del siglo XIII se produjo el resurgimiento de las ciudades debido al comercio renaciente en Europa.

La catedral era el santo y seña de identidad, mostraba la pujanza que adquirieron dichas urbes, recordemos que es época de peregrinaciones a Santiago, es también cuando se llevaron a cabo las cruzadas y el cristianismo se hacia más fuerte, dichos edificios se levantaron en honor de Dios bajo una misma religión, el cristianismo, común en todo el continente, por tanto son lugares sagrados y no meros monumentos. El gótico, estilo al que pertenece nuestra catedral nació en la isla de Francia y se extendió por toda Europa.

Hace más de 850 años que este edificio se alzó habiendo visto desfilar multitud de personajes, de celebraciones de todo tipo, ahora esperamos que resurja de las cenizas ese símbolo, sería deseable mientras se administra a tan importante enfermo los medicamentos necesarios no olvidarse de incluir la fe, pues se corre el riesgo de convertir éste y tantísimos monumentos en meros parques temáticos, donde hordas de turistas campean a sus anchas sin tener ni idea donde se encuentran, porque fueron creados, para que sirvieron y sirven todavía; las actuaciones humanas siempre han tenido y deben de tener un sentido, un significado y una representación estética en cada época.

Preservemos la memoria del sueño que tuvo Carlo Magno hace más de mil años, es decir la unión de Europa bajo la religión como punto de partida.

Mientras tanto espero que los trabajos de restauración avancen con celeridad, pues me sigue gustando mucho París  y desde aquella tarde me falta algo, no se si es el perfil de cuento  que vio aquel muchacho al contemplar el paisaje de la ciudad o la vivacidad de la memoria que tuvo una vez.

Pero en cualquier caso yo suscribo también lo que dijo Enrique IV cuando siendo protestante se convirtió al catolicismo: "París bien vale una misa".


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Bajo plato cerámica
31 cm de diámetro
2019