A voz de pronto se me ocurre, qué ingrata es la vida con aquellos que nos han regalado tanto y que poco han recibido de nosotros.
Cada año, el veintidós de abril, se rememora la muerte acaecida en 1.616 de don Miguel de Cervantes Saavedra, por ello se procede a la lectura del Quijote, su más completa obra, durante varios días en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en sucesivas sesiones. Hemos tenido la suerte de poder participar en dicha lectura en dos ocasiones.
Da verdadera pena comprobar como un hombre de su talla, habiendo dado tanto de sí, viviera como lo hizo, recuérdese que se habla de nuestro idioma como de la lengua de Cervantes, gracias a la gran difusión de su obra en todo el mundo. Aunque tuvo poca fortuna, siempre estuvo luchando contra las adversidades de todo tipo, lejos de anularle, sacó provecho de la penuria, de los desatinos de su cruel destino sacando a la luz lo mejor de si mismo para toda la humanidad. Fruto de una vida plena, repleta de amoríos, de cambios de residencia en difentes ciudades españolas como Madrid, Sevilla y Valladolid, su estancia en Italia al servicio del Cardenal Acquaviva, posteriormente sufrió cautiverio en Argel, su infeliz matrimonio con Catalina de Salazar, padeció la pena de cárcel en Sevilla... y mucho más situaciones que no favorecían en modo alguno el desarrollo de su capacidad creativa.
Su vida no podría ser tachada de aburrida, siempre deseando, estoy seguro, de encontrar la paz; podría ser que su estancia en la cárcel real de Sevilla, fuera el lugar donde pudo empezar a escribir su obra más conocida. De cualquier manera, conociendo su biografía verdaderamente es admirable el partido obtenido de tanto revés, regalándonos maravillosas historias siempre sugerentes y jugosas que nos hablan de lo poco que ha cambiado la condición humana.
En el Siglo de Oro Español, se dieron cita en todos los campos del arte, lo más granado de nuestra historia por su calidad y cantidad, en una época en que la decadencia económica y política eran patentes. Sin embargo por encima de las dificultades que el artista pudiera tener y sigue teniendo, las ganas imperiosas de llevar a cabo los sueños que uno tiene son mas fuertes que todo los valladares juntos.
Poco antes de morir, dedicó a su protector, don Pedro Fernández de Castro y Andrade, séptimo Conde de Lemos, los trabajos de Persiles y Segismunda, donde escribió: "El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir..."
Llegó a conocer la difusión del Quijote, también se enfrentó a la segunda parte escrita por Avellaneda, como sabemos; pero su situación económica no varió notablemente." El Quijote" es el libro más traducido después de la "Biblia", muy difundido, muy apreciado, una fuente de inspiración para multitud de artistas de toda índole, escrito en un idioma como el que hablamos que nos acerca a millones de personas separadas por un océano; te das cuenta de lo importante que es lo hispánico, el idioma español, cuando cruzas el charco. Recalco al decir, el tesoro que nos regaló, y cuan ingratos somos en vida con aquellos que nos la hacen ver de otra manera.
GREGORIO GIGORRO "La habitación que yo tenía" Óleo sobre lienzo Firmado y fechado en 2.005 Medidas: 100 x 80 cm Aranjuez, a 3 de febrero de 2.013 |