miércoles, 6 de noviembre de 2019

Colorín colorado




De un tiempo a esta parte casi todos los alimentos que consumimos tienen un aspecto más colorido, reluciente, sin tacha, perfectos para ser comidos con los ojos; aunque resulten sosos, sin sustancia. El envoltorio de éstos es más importante en muchos casos que lo que se guarda.

En una época tan ecológica como la actual, el embalaje utilizado trae consigo toneladas de plásticos, de cartones que se desperdician  y que producen unos vertidos indiscriminados a los ríos y  mares poniendo en serio peligro a todo bicho viviente, lo sucedido en el Mar Menor es el último ejemplo de esta situación.

Somos parte de la naturaleza, es nuestro medio, por mera supervivencia debemos cuidarla y preservarla, no solamente para nosotros sino para los que nos sucederán. Todos estos artículos se adquieren con frecuencia en las grandes superficies, supermercados gigantescos situados al borde de carreteras en la entrada o salida de las poblaciones, a ellos acuden en masa los clientes de domingo a domingo, los horarios son así pensando en el trabajo cotidiano que llevan a cabo muchísimas personas; los carros de la compra se llenan para toda la semana, eso sí con prisas, pues la vida que sufrimos tiene mucho ajetreo, no importa lo que hagas.

Por fortuna hay otras maneras de consumir que vienen existiendo desde hace mucho tiempo; por otra parte como resultado de esta alimentación van apareciendo el sobrepeso y es muy corriente comprobarlo en muchas personas que además son muy  jóvenes, curiosamente la comida basura, rápida, precocinada está haciendo mella en un amplio sector de la población.

Se puede comprar de otra manera, en huertas, en comercios pequeños, en el campo, en los pueblos, puede que el aspecto no sea tan llamativo, por el contrario el olor y el sabor nos pueden sorprender, además de sentir que a quien compras tiene cara, tiene su propio negocio y no llevas tantas prisas cuando te encuentras en dichos lugares.

Un tomate recién cortado de la rama, el melón que te comes al sol, la lechuga que arrancas de la tierra...

Yo sigo guardando esas sensaciones sabrosas, pero como digo el gusto no ha desaparecido, está desperdigado por muchos lugares, solo hay que tener tiempo, pararse y descubrirlo.

Un dicho romano dice: "No es que no tengamos tiempo, lo que sucede es que lo perdemos mucho".


GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
Fuente de  peces
Centro Cerámico de Talavera



En Aranjuez a 6 de noviembre de 2019


domingo, 3 de noviembre de 2019

Lerma, las edades del hombre



En  una época como la nuestra tan vacía y pretenciosa viene como anillo al dedo una muestra sobre los ángeles, seres divinos que pueblan el cielo desde tiempo inmemorial, descendiendo a la tierra a veces para ser guardianes acompañando así a los seres humanos.

En estos tiempos personajes tan olvidados y denostados por el hombre actual que se considera todo poderoso; dichos seres son de variopinta naturaleza, pues existen los turiferarios, querubines, serafines, arcángeles y muchos otros.

Esta exposición es una representación plástica del dogma católico, donde el arte recorre desde obras góticas, renacentistas, barrocas mezcladas con acierto con otras más modernas hasta llegar a nuestros días, ubicada en diferentes sedes como la Piedad, la colegiata de San Pedro y el convento de la Ascensión; todas proceden de distintas parroquias de la región de Castilla y León excepto un Greco que viene del hospital de la Caridad de Illescas, lo que permite un agradable paseo por las calles de la villa ducal en la provincia de Burgos embellecida para la ocasión.

Por todo ello las edades del hombre desde su inicio a supuesto una difusión de las ideas religiosas materializadas en obras artísticas, recuperadas y restauradas, un incentivo para la visita a lugares no demasiado transitados por el turista como Medina, Aranda, Burgo de Osma o Arevalo entre otros, lo que ha impulsado de alguna manera la economía en cada sede mientras duraba el acontecimiento y realzar el lugar que merecen cada uno de los enclaves mencionados en un lugar donde la población está envejecida, poco poblada y con una economía agrícola.

A su vez cerca de cada pueblo o ciudad donde se ha celebrado, en el caso de Lerma a tiro de piedra se pueden conocer lugares como Santo Domingo de Silos, Cobarrubias, Santa María del Campo o Gumiel de Izán, merecedores de una visita.

Porque esta región que nos ocupa es un gran museo al aire libre, está muy cerca de ti, no te la pierdas.

GREGORIO GIGORRO
@fotoPilarCuns- Santa María de Huerta (Soria)



En Aranjuez a 3 de noviembre de 2019



lunes, 28 de octubre de 2019

La noche aciaga


Desoyendo los consejos de sus más allegados, alquiló aquella casa lóbrega y vetusta como la niebla que envolvía desde milenios los parajes que la rodeaban.

Se puso a escribir un cuento que le rondaba la cabeza desde hacia tiempo. La lluvia golpeaba con furia las contraventanas, los relámpagos centelleaban, los truenos rugían, los muebles se estremecían; mientras  él escribía sin parar.

Un trueno resquebrajó el cielo, todo se quedó a oscuras, agarró un candelabro y de los cuatro  brazos lucieron las velas, la estancia pareció iluminarse, él siguió con su trabajo.

Pasó el tiempo y agotado se durmió mientras que el agua persistente encharcaba los campos.

Comenzó a escuchar gritos, lamentos desgarradores y los goterones de agua que caían por doquier. Se sobrecogió, sintió frío, permanecía petrificado después de sentir un estruendo de algo que hacía desmoronarse un edificio sin duda próximo a la casa y acertó a darse cuenta que aquel bullicio que acababa de escuchar venía de allí. Sentía entre las sombras figuras desdibujadas por toda la habitación, rezos solemnes, ruido de cadenas, hacia tiempo que las velas se habían apagado, él no se atrevía a moverse, de un golpazo se abrieron las ventanas, ante sus ojos apareció un paisaje tétrico, una procesión de personajes sin caras se arrastraban con unos hábitos entre el barro del camino. Se sentía atado a la mesa por algo desconocido que bramaba, que pugnaba por salir desde el fondo de la tierra.

Se resistía con la razón a dar crédito a lo que estaba viendo mientras que su corazón estaba en un puño,latiendo más y más deprisa a punto de salirse del pecho, de reventar.

Llegó el día, no pudo entregar su cuento, las hojas chamuscadas se desperdigaron por toda la habitación, lo poco legible era otro príncipe feliz cuando fueron a sofocar  el fuego además en una de las paredes que quedaba se hallaba escrito en letras góticas: "Nadie puede escapar a su destino", eso era lo poco que quedaba de aquella casa cerca del cementerio y de la iglesia que existieron  y que también sucumbieron a las llamas una noche como aquella hacia muchos años.

 La bruma fue levantándose como un manto inmenso, algodonoso, los pajarillos comenzaron a cantar entre la frondosa vegetación, a lo lejos se oía una campana que tocaba a muerto.


En Aranjuez a 28 de octubre de 2019

domingo, 20 de octubre de 2019

Marqués de Campo Florido


Don Lázaro Galdiano se dedicó durante toda su vida a atesorar obras de arte  de todos los estilos para mayor gloria y disfrute de la patria después de  su fallecimiento. Como él, mucho antes los  Medici, la monarquía de los Austrias, de los Borbones entre otros para continuar más cerca de nosotros con el señor citado más arriba ya en el diecinueve, con Cambó, Cerralbo  y actualmente con la colección Masaveu que acaba de abrir sus puertas en Madrid; podría mencionar otros tantos ejemplos a este respecto, en general el común denominador es ser coleccionistas, normalmente de artistas reconocidos, estar muertos y ser personajes de iniciativa privada y no pertenecer generalmente a la época actual, hablo desde luego del caso de nuestro país.

Todo empezó con Mecenas, amigo y protector de artistas de su  tiempo, como Ovidio o Virgilio entre otros en la Roma de Augusto, en otras épocas la clase alta estaba obligada por estatus a ayudar al creador para conseguir pasar a la historia y además gracias a la labor llevada a cabo con el artista esta le servía de ayuda y de acicate para su vida y profesión, pero la clase alta actual no tiene o no pertenece a esa clase de personas de antaño y el estado no parece tener mucho interés en sacar adelante la ley de mecenazgo en una nación como ésta con un patrimonio inmenso y  un filón que no se acaba a nivel creativo en todos sus ámbitos.

Adquirir una obra sea cual sea de alguien reconocido no es ningún riesgo, sin embargo apostar por las personas que viven y ejercen esta profesión si es mojarse, es preservar, acrecentar y dejar nuestro granito de arena para las futuras generaciones.

¿Qué hubiera sido de Goya sin la ayuda de los Duques de Osuna o de Alba?, si hasta se le negó la beca de Roma lo que no fue obstáculo para ir a Italia, pagado de su bolsillo.

La figura del mecenas es fundamental para el artista o investigador, pues necesita un apoyo firme para seguir creando obras que como he dicho se quedarán para la posteridad, por todo ello insisto en que una ley que ampare tanto al creador como a la obra así como el incentivo hacia sectores influyentes para que se comprometan en dicha tarea mejoraría mucho la situación actual, pues considero que no se puede vivir de las rentas, solamente del legado de otros tiempos.

Museo Lazaro Galdiano
Madrid



En Aranjuez a 20 de octubre de 2019

sábado, 5 de octubre de 2019

Ángel


Sus ojos tenían el color del cielo,
desde pequeño siempre mostró predilección por los pájaros
aunque le costó andar, más tarde se aficionó a correr,
porque los juegos en grupo no le gustaban;
tenía problemas de relación con los demás niños,
por eso y por otras cuestiones sus padres con mucho sacrificio
le costearon un colegio de educación especial,
allí percibieron que el chaval dibujaba sin parar
y siempre lo mismo, aves de todas las especies y formas posibles.
Tanto le gustaba que un día un profesor le preguntó qué quería ser de mayor,
- Yo voy a ser criador de palomas -
La madre le observaba desde la azotea mientras cosía,
desde allí contemplaba las flores, el huerto y el palomar,
donde cada tarde Ángel esperaba el regreso de todas sus palomas,
ninguna faltaba a la cita.
Ella al volver al levantar la vista de la costura suspiró profundamente 
y pensó: Qué te puedo dar para que no eches en falta nada.


GREGORIO GIGORRO




En Aranjuez a 5 de octubre de 2019



domingo, 22 de septiembre de 2019

El cesto



Iba cargado de fruta, asustado pues era su primer trabajo, con ojos de 13 años miraba todo con extrañeza, tan alejado de los verdes montes, de la niebla que envolvía las aldeas, lo que veía le parecía hosco, inhóspito.

Gracias a que su tío se encontraba en la capital, él estaba cerrado en aquel ascensor esperando con nerviosismo llegar hasta su primera entrega, eran plátanos y naranjas dentro de un cesto de mimbre.

Ella lleva toda su utilería en  otro cesto también de mimbre; va derecha aunque nerviosa al esperado examen.

Me  haré un lío con tanta sábana, mira que si se me olvida el texto o se me traba la lengua o se me cae la trenza, qué se yo, se decía para sus adentros.

La nombran para entrar en la sala, de pronto sus dudas se disipan, pisa firme, va a por todas.

Y así fue, poco le importo que fueran muchos los que querían ingresar en aquella escuela.

Tanto el abuelo como la nieta cambiaron de cestos, de ascensores, de rivales en este circo que es la vida, como tantos otros payasitos.

Su hija le decía siempre, papá, yo quiero vivir en esta calle, porque se ve la sierra y las mejores puestas de sol.

Ahora pasados unos añitos el abuelo vuelve a tocar el timbre de aquella finca señorial, esperando a que se abra la puerta, los ojos de ella chispearon, los de él estaban enrojecidos, ya no lleva ningún cesto, el abrazo que se dieron fue interminable. Al  despegarse supo que le había traído castañas, muchas castañas del bosque que su tío había dejado de cuidar, sus ojos derramaron una lágrima, no sabemos si la guardo en un cesto o en otro lugar.

El que hace un cesto hace ciento o no vuelve a hacer ninguno más, quizá los hace distintos cada uno y en ellos guarda diferentes cosas, recuerdos qué se yo; tienes un cesto para guardar tus asuntos miserables o  felices, quizá los vacías de vez en cuando, más que nada para hacer sitio, tal vez los hayas perdido y no  te quedan ganas de buscar otro o a lo mejor decides abrir una fábrica de cestos de mimbre aunque sepas que lo que de verdad se lleva es el plástico.

¿Tú tienes muchos cestos en tu vida?, son de mimbre o de otro material...

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"La Caleta"
Acrílico sobre papel
Firmado y fechado en 2019
Medidas: 57,5 X 54,5




En Aranjuez a 22 de septiembre de 2019



sábado, 14 de septiembre de 2019

Blanca Fernández Ochoa


      Blanca con tu sonrisa eterna ya habrás llegado al cielo después de este calvario,
tú que no escatimaste ningún esfuerzo por llegar a las cimas más altas, que hiciste del deporte tu pasión, fuiste un espejo gracias a tus triunfos para muchas deportistas que han venido después.Tú que todo lo tuviste, en un descenso lento todo despareció hasta quedarte en cueros; empezó el duro camino de salvar los muebles, el matrimonio, los hijos, en definitiva tu vida.

Pero te negaron todo, unos y otros con  buenas palabras, a buen seguro, hasta quedarte seca, sin esperanza, y claro entre todos la mataron y ella solita se murió.

Mucho mejor hubiese sido evitar el despliegue de medios carísimos para encontrar tu cadáver, si te hubieran proporcionado un trabajo digno, acorde a tu persona.

Parece que la muerte es mas rentable que la vida, la primera nos pone casi siempre en buen lugar, casi todos cuando nos morimos somos buenos, pero cuando nos vamos no podemos decir gracias, patético. Comprar flores para quien no puede olerlas verdaderamente es de juzgado de guardia. Demasiado tarde para lamentaciones cuando el remedio era tenderte una mano, no valen la culpa ni la disculpa, ni las noticias ni los noticieros gratuitos y tampoco las condolencias formales y vacías.

Me hubiera gustado conocerte personalmente; mientras viva recordaré siempre tu sonrisa, franca, fresca, pueril.

Descansa en paz.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
El vuelo
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2013
Medidas: 146 x 97 cm


En Aranjuez a 14 de septiembre de 2019