En otro orden de cosas estaba su trabajo, tampoco le
proporcionaba la pretendida calma, ya que había mucha presión, excesiva
preocupación por las ventas, obsesión por ser los primeros exportadores de
atún, después de tres generaciones.
Su hastío iba en aumento, se mentía sin lograr engañarse ni con su
trabajo ni con su situación amorosa, que se podría tachar de cualquier cosa, excepto de aburrida.
En una de las trifulcas con Gonzalo mientras aparcaba el coche al dirigirse
a una fiesta como tantas otras, golpeó al vehículo de atrás, se paró en seco y
mirándole fijamente le gritó: -Bájate ahora mismo, largo de mí-
Él boquiabierto, acertó a decir:
-Querida, ¿qué te pasa…?-
-Yo no quiero ser solo tu querida, adiós- le respondió secamente.
Arrancó con furia sin mirar, corrió escoltada por las estrellas dejando atrás el bullicio y las luces de la
ciudad hasta sentarse frente al mar,
lloró con desconsuelo. Aquella noche no pegó ojo, estaba muy alterada, el resto
de las vacaciones las pasó cabizbaja, habló poco, comía menos aún; al regresar
al trabajo sus colaboradores la notaron distraída, poco concentrada, con la
mirada perdida.
Todo aquello que había sido primordial para ella,
empezó a perder importancia, el tiempo transcurría sin responder ni siquiera a
las llamadas de Gonzalo, aunque quedaban rescoldos, no sentía el deseo de reavivar
aquel fuego.
GREGORIO GIGORRO "Desde lo alto" Técnica mixta sobre tabla entelada Firmado y fechado en 2017 Medidas: 24 x 19 cm En Aranjuez a 13 de julio de 2017 |
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