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domingo, 18 de abril de 2021

La mecha

 

Aquel inesperado fuego reavivó los rescoldos de lo que allí había vivido, de pronto sin avisar, afloraron a su memoria aquellas jornadas interminables, rodeado de un grupo de personas que más parecían hormigas al mando de unos cuantos zánganos, que no cejaban en el intento ni por asomo de que parasen la cadena de producción. Vigilados por el ojo que todo lo ve para velar para que nadie se saliera del tiesto.

También salieron a la luz aquellos inmensos pasillos atestados de un sinfín de productos para consumir, las luces ámbar en lo alto, los montacargas, las carretillas mecánicas conducidas con brío a través de las calles de aquel armatoste, además el trato denigrante ponía la guinda, todo ello recorrido por un frio que impregnaba todo aquel espacio desangelado, sin olvidar las conversaciones vacuas con sus compañeros durante el descanso diario, la noches frías de aquel invierno mientras a la salida les registraban sus mochilas por si se daba el caso de llevarse algo que no era suyo.

En fin un dechado de vivencias que sin embargo le había hecho crecer porque había sentido la desesperanza, la amargura, la solidaridad, el corazón... de otros seres humanos igual que él, compañeros de aquel momento.

No dejaba de ver entre tanto la inmensa columna negra elevándose al cielo, desparramando sus cenizas por campos lejanos arrastrados por el viento. La noche se cerró y el cielo rompió aguas inundándolo todo.

Al otro día desde la ventana la vega seguía descansando a sus pies, en el horizonte todavía se vislumbraba una delgada columna de humo, el sol volvía a lucir aquella mañana de primavera.

 

GREGORIO GIGORRO
"Cachito de cielo"
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado en 2008
Medidas: 90 x 90 cm



En Aranjuez a 19 de abril de 2021


jueves, 13 de julio de 2017

Una pareja particular (Segunda parte)



En otro orden de cosas estaba su trabajo, tampoco le proporcionaba la pretendida calma, ya que había mucha presión, excesiva preocupación por las ventas, obsesión por ser los primeros exportadores de atún, después de tres generaciones.
Su hastío iba en aumento, se mentía sin lograr engañarse ni con su trabajo ni con su situación amorosa, que se podría tachar de cualquier cosa,  excepto de aburrida.
En una de las trifulcas con Gonzalo mientras aparcaba el coche al dirigirse a una fiesta como tantas otras, golpeó al vehículo de atrás, se paró en seco y mirándole fijamente le gritó: -Bájate ahora mismo, largo de mí-
Él  boquiabierto, acertó a decir: -Querida, ¿qué te pasa…?-
-Yo no quiero ser solo tu querida, adiós- le respondió secamente.
Arrancó con furia sin mirar,  corrió  escoltada por las estrellas  dejando atrás el bullicio y las luces de la ciudad hasta sentarse frente  al mar, lloró con desconsuelo. Aquella noche no pegó ojo, estaba muy alterada, el resto de las vacaciones las pasó cabizbaja, habló poco, comía menos aún; al regresar al trabajo sus colaboradores la notaron distraída, poco concentrada, con la mirada perdida.

Todo aquello que había sido primordial para ella, empezó a perder importancia, el tiempo transcurría sin responder ni siquiera a las llamadas de Gonzalo, aunque quedaban rescoldos, no sentía el deseo de reavivar aquel fuego.

GREGORIO GIGORRO
GREGORIO GIGORRO
"Desde lo alto"
Técnica mixta sobre tabla entelada
Firmado y fechado en 2017
Medidas: 24 x 19 cm


En Aranjuez a 13 de julio de 2017